"Creo en el amor. Pero hay que preguntarse primero qué es el amor". Para Guillem Clua el amor tiene muchas formas, muchas maneras y muchos colores. "Son muchas las maneras de expresarlo y sentirlo. Como vínculo humano entre personas, ya sea como pareja, trio, poliamor, como hermanos, como padre, madre e hijos... Sea como sea, sí que creo". Miki Esparbé se suma a la teoría del autor de Smiley, uno de los mayores fenómenos que ha vivido nuestra dramaturgia, obra de teatro de éxito mundial que ahora ha sido trasladada a la pantalla pequeña producida por Netflix y protagonizada por el mismo Esparbé haciendo pareja con su amigo Carlos Cuevas. "Hay este amor más romántico y edulcorado que nos han vendido siempre... Y a veces tenemos que tocar con los pies en el suelo. Pero, así y todo, nos tenemos que poder permitir un banquete de romanticismo de vez en cuando".

La serie ya es un poco eso.
Miki Esparbé:
Sí, pero también es una serie de desamor. Es una historia que va mucho más allá de esta primera capa edulcorada. Smiley, y por eso es muy fácil de empatizar con lo que explica, habla del miedo que muchas veces tenemos a enamorarnos. Y por qué, a veces, no nos atrevemos a echarnos a la piscina y dejarnos llevar.

Guillem Clua, autor de la más grande historia de amor (y desamor) / Foto: Carlos Baglietto

Una década de sonrisas

Hoy es martes (aunque para ti es domingo). Son las siete de la tarde y fuera del hotel cerca de la Sagrada Familia donde hemos quedado con Miki Esparbé y Guillem Clua ya empieza a hacerse de noche. Cosas del otoño. Clua lleva una elegante traje negro a juego con su cabello perfectamente recortado y su piel bronceada, morena. En un par de horas se proyectarán los tres primeros capítulos de la serie en el cine Phenomena. Aquí al lado. Es uno de los principales reclamos de la edición de este 2022 del festival Serielizados. Este mes de noviembre se sumará al catálogo de Netflix. "Llevo con esta historia 10 años". Smiley se estrenó en noviembre de 2012 en la Flyhard, una de las salas más estimulantes del circuito teatral barcelonés con capacidad para poco más de 40 personas. "Desde que la escribí por primera vez en el 2011 hasta ahora ha cambiado mi percepción del amor y lo que es la vida de pareja, por eso sentí la necesidad de escribir una segunda parte, ambientada 8 o 9 años después de la primera, reflejando todo lo que yo había vivido en este tiempo". En Smiley, después del amor (2020), ciertamente, esta visión del amor romántico vira radicalmente. "Ojalá haya una segunda o tercera temporada de la serie en la que se pueda incluir esta historia". Miki Espabé, por cierto, fue uno de los espectadores que fue a verla, la original, al local del barrio de La Bordeta. "Sí, yo la vi en la Flyhard, con Albert Triola y Ramon Pujol de protagonistas haciendo un trabajo espectacular. Me enamoró. Había alguna cosa muy especial en aquella obra de teatro".

Lo que pasó fue inesperado, espectacular y mágico. Cada nueva noticia era un regalo más grande que los anteriores. Hasta llegar al regalo más grande de todoas que ha sido hacer la serie

"No era más que una comedia sin muchas pretensiones y en aquel momento lo único que me interesaba era ser honesto con lo que estaba escribiendo y el formato que estaba trabajando", se sincera Clua sobre el proceso de creación de Smiley. "Fue un momento maravilloso pero nunca llegamos a pensar que lo petaríamos. Pensábamos que estrenaríamos en la Flyhard, vendrían los amigos maricas, haríamos unas risas y hacia casa. Lo que pasó fue inesperado, espectacular y mágico. Cada nueva noticia era un regalo más grande que los anteriores. Hasta llegar al regalo más grande de todos que ha sido hacer la serie". Smiley pasó de la sala Flyhard al Teatre Lliure, y del Lliure al Club Capitol, donde estuvo en cartel más de un año. De Barcelona dio el salto a Madrid, donde hizo temporada en los teatro Lara y Maravillas. Y de allí al mundo, con adaptaciones a Alemania, Grecia, Chipre, Italia, Chile, Puerto Rico, Uruguay, Perú, Venezuela, Estados Unidos (Miami, Nueva York..), Colombia, Australia, Turquía, Singapur... Y del mundo a Netflix. "La serie se podrá ver además de 190 países, cada uno de ellos con una realidad diferente con respecto al colectivo LGTBI+. Cuando la obra se ha estrenado en países como Turquía o de América del Sur ha creado una convulsión muy positiva. Para mí, que Smiley no se interprete sólo como entretenimiento, sino que trastoque alguna cosa, es maravilloso. Ahora eso pasará con la serie en todos los rincones donde se pueda ver, siendo muy diferente la percepción que se pueda tener de esta historia de amor entre dos hombres gais en Europa que en Kenia o Irán". Guillem Clua acepta la repercusión de su obra como una responsabilidad. Para el dramaturgo y guionista, en el momento en el que creas algo como autor, tienes una responsabilidad moral respecto aquella historia porque estás ofreciendo una visión del mundo que tendrá un impacto sobre la gente. "Si hablas de realidad LGTBI+, de realidades fuera de la norma de las cuales formo parte como hombre gay, eso se multiplica".

Miki Esparbé y Guillem Clua, protagonista y creador de Smiley / Foto: Carlos Baglietto

Miki Esparbé y Carlos Cuevas son dos de las figuras más solicitadas de nuestro cosmos interpretativo. Esta vez su estatus y CV no sirvió. Tuvieron que pasar un casting extenso y exigente antes de hacerse con los papeles de Àlex y Bruno, la pareja protagonista. "No, no fue vamos a hacer una serie de Smiley y llamamos a Miki y Carlos", admite Clua. "Desde nuestro lado, fue un proceso muy intenso", se suma Miki Esparbé. "Guillem hace 10 años que está explicando esta historia y el guion está muy bien trabajado. Es cierto que con la serie se ha enriquecido la trama de Àlex y Bruno y se han abierto relatos paralelos. Pero si en otras producciones puedes aportar, esta vez las apreciaciones que podíamos hacer caían por su propio peso porque la historia está extraordinariamente refinada. Después de diez años, hay cosas que por mucho que tú como actor creas que pueden sumar, Guillem no sólo te decía que molestaban, sino que te hacía ver con argumentos el porqué. Y siempre tenía razón". Y entonces Esparbé recuerda que alguien, alguna vez, le dijo que en su oficio siempre se debe tener un punto más de humildad que de ego. Un consejo que se ha convertido en uno de sus mottos vitales y profesionales.

¿Es difícil llegar a aceptar que se tiene que tener más humildad que ego?
M.E.:
Es necesario. Habrá que lo llevarán más de serie y otros que se lo tendrán que trabajar más, pero es necesario. Smiley, justamente, es una historia que habla de dos hombres que tienen entre 30 y 40 años. Yo que, estoy en esta fase, me doy cuenta de que me relaciono más con la gente que tiene el trabajo hecho, que se han trabajado en terapia. El nuestro es un oficio que implica ego, pero tenemos que hacer un trabajo permanente para tocar con los pies en el suelo.

Smiley - Trailer

Amor de amigos

Quizás son sus dos metros. Quizás su bigote. Quizás su elegancia informal. Quizás su carisma y amabilidad. Quizás es la suma de todo, pero Miki Esparbé es un tipo del cual es imposible no enamorarse. Lo descubrimos ahora hace 10 años con la serie de culto Pop ràpid y desde entonces, casi siempre afiliado a las formas de la comedia, pero sin eludir adentrarse en otros terrenos interpretativos, ha venido mostrando su talento en una constante de series y películas. "Cada proyecto te aporta cosas diferentes. Con Smiley no sólo tuvimos la suerte de trabajar juntos con Carlos, sino lo hicimos explicando una historia como la de Guillem, con el añadido de estar creando un referente para muchísima gente, tal como fue la obra de teatro en su momento. Por todo lo que implica, ha sido una responsabilidad hacer Smiley y hemos querido aceptar el reto. Nos sentimos muy orgullosos de haber podido participar de este proyecto".

Para mí, y creo que para Carlos, ha sido muy bonito poder trabajar juntos, más para explicar esta historia

Hace décadas que el barrio de Gracia tiene esta aura bohemia, un poco (mucho) hipster, y no es extraño pasear por sus calles y plazas y tropezarse con algunos de los rostros más populares de nuestro teatro y cine. En estas caminatas de media tarde sin rumbo fijo que acostumbran a finalizar en la Rovira, en la Virreina, en la Sol o en la Rius i Taulet echando una cerveza (o dos o tres o cuatro o...) fácilmente te puedes cruzar con Miki Esparbé y Carlos Cuevas con el mismo propósito vital que tú: echar una birra (o dos o tres o cuatro o...). Son amigos. Muy amigos.

A mí, sinceramente, no sé si me gustaría trabajar con el Kiku, mi mejor amigo. Lo amo hasta decir basta, pero la mayoría de las veces lo atropellaría con el coche y haría marcha atrás para volver a pasar por encima de él. "Tiene que ser el público quien diga si hay química y complicidad entre nosotros. Pero para mí, y creo que para Carlos, ha sido muy bonito poder trabajar juntos, más para explicar esta historia. Cuando supimos que el proyecto estaba arrancando, enseguida nos interesamos por participar. Teníamos ganas de hacer los castings y probarlo. Supongo que los años de confianza te dan justamente esta complicidad a la hora de trabajar. Más en un rodaje, donde el ambiente acostumbra a ser muy intenso, y está muy bien tener en al otro lado alguien que te conoce y que además es muy bueno, porque te ayuda a hacer crecer tu trabajo".

Miki Esparbé, dos metros y un bigote de talento y amor / Foto: Carlos Baglietto

Diversidad y universalidad

Miki Esparbé y Carlos Cuevas son la pareja protagonista de la serie. Y con ellos, como secundaria especial, la ciudad de Barcelona. "Hubo varias decisiones creativas en la primera etapa del proceso. Entre ellas, en qué ciudad ubicaríamos la serie". Barcelona fue siempre la opción prioritaria de Clua con todo lo que eso implica. "Se tenía que notar que la historia transcurría en Barcelona y eso también pasaba por que en la serie se oyera hablar catalán. Si sólo se oyera hablar castellano no sería realista. Quería plasmar este bilingüismo con que se vive en las calles de la ciudad.

Se tenía que notar que la historia transcurría en Barcelona y eso también pasaba por que en la serie se oyera hablar catalán

Smiley ha sido producida por Netflix, plataforma donde se puede ver Heartstopper, que bien podría ser la primera parte de Smiley.
Guillem Clua:
Es la serie que todos los gais habríamos querido ver en nuestra adolescencia. Yo lloré mucho viendo Heartstopper. Nunca viví este amor de instituto y tuve la sensación que en la adolescencia me habían robado esta parte de mi vida. Smiley es una comedia romántica, pero una historia más adulta, con dos hombres entre 30 y 40 años, que ya lo tienen todo hecho y creen que ya no pueden cometer muchos más errores en su vida. Ya no encaran las relaciones desde aquel idealismo adolescente sino tomando decisiones mucho más asentadas y trascendentales.
M.E.: Esta es una historia universal, que apela a la gente del colectivo, pero con la que puede empatizar todo el mundo, porque esta, nuevamente, es una historia de amor y desamor, de relaciones humanas y de amistad. Yo lo que tengo es ganas de que se estrene.

Lo ideal sería que se hablara de la serie sin añadirle ningún sufijo.
G.C.: Y creo que aquí justamente es donde reside parte del éxito de la obra de teatro: es una historia que se explica desde una realidad muy concreta: la relación entre dos hombres gais, pero que apela a un público mainstream. Desde la diversidad Smiley habla de la universalidad de lo que es enamorarte.