Me lo dijo Carlos, nuestro fotógrafo: "Uri, tio, el Sónar hace un olor especial. Un olor de Sónar y solo Sónar". Y tenía razón, porque entras en el Sónar y, de repente te embriaga, una fragancia que combina la frescura de la euforia y la dulzura de la marihuana. Unos aromas que te hipnotizan los sentidos transportándote a un estado anímico de buen rollo perenne durante los tres días que dura, tanto de día, como de nopche, pero muy especialmente de día.

El Sónar hace un olor especial, la de la colonia de fórmula secreta que utiliza toda aquella gente divertidamente diferente, interesantemente estrambótica (porque el Sónar es un festival de música avanzada pero también de colores y tendencias), diversa, tolerante, aberta y respetuosa.. Sí, me lo dijo Carlos y tenía razón, el Sónar hace un olor especial. Pero porque el Sónar, aunque las cervezas son exageradamente caras (de las muy pocas cosas que criticar en un festival casi impecable en su organización), es un festival especial.

Encontrarse a Richie Hawtin, enamorarse de Marina Herlop

El Sónar es una festival especial. No me lo dijo Carlos, pero seguro que lo piensa. Es especial, porque solo en un festival como el Sónar puede pasar que tan solo entrar te encuentres con una de las principales cabezas de cartel de este 2023 (de este 2023 y de casi todas sus ediciones), como es Richie Hawtin. El legendario DJ canadiense estaba escondido en una esquina, a solas, tras una mesilla, mostrando los Bullfrogs. Te acercabas preguntándote si realmente era él. Y sí que la era. Y cómo te veía encuriosido te explicaba que los Bullfrogs son los sintetizadores que ha creado junto con Erica Synths con la idea de llevar la música electrónica a las escuelas.

Richie Hawtin, el DJ estrella que te puedes encontrar en la entrada del Sónar / Foto Carlos Baglietto

El Sónar es un festival especial, porque en una sola tarde puedes ver cosas tan diversas pero con el común denominador de la inquitud creativa como Black Coffee cerrando la jornada con un recital de su balsámico afrohouse o la catalana Kyne abriendo el día con su reguetón tórrido. Entre medio el rap empapado de drill de Kitty110, la tralla de Manuka Honey, la efervescencia contagiosa del house luminoso de Bradley Zero y Moxie o la experimentación sonora de un majestáctico Oneohtrix Point Never.

Oneohtrix Point Never, reconstruyendo su discografía ayer en el Sónar / Foto: Carlos Baglietto

Y entre todos ellos, quedarte mesmerizado con Marina Herlop, de la qual ja hace tiempoq ue os venimos hablando en Revers. Esto de la barcelonesa empieza a ser muy serio. Lo atestiguan los muchos conciertos que ha protagonizado este 2023 por Europa, todos con un gran recibimiento por parte del público y la prensa. Y lo afianza la actuación que ofreció ayer en el Sónar, acompañada de una banda en que destacaba la presencia a las voces de Tarta Relena. En algún lugar donde confluyen los caminos de Björk (su influencia tanto en el musical como lo estético es palpable), la música barroca, el rock progresivo de los setenta y la tradición japonesa, allí es donde encontraréis a Marina Herlop. Una artista especial, como el olor que hace el Sónar.