La nueva consellera Sònia Hernández se ha puesto este lunes al frente del Departament de Cultura mostrando una gran sintonía con su predecesora al cargo, Natàlia Garriga. Hernández se ha comprometido a dar continuidad al trabajo hecho por la conselleria, con el reto de llegar al 2% del presupuesto dedicado a Cultura de cara al próximo año. En este sentido, ha afirmado que el futuro del departamento pasa por consolidar todo aquello que se ha hecho hasta ahora y seguir trabajando por el acceso a la cultura "en un sentido muy amplio", consolidando, por ejemplo, proyectos como la ley de derechos culturales o el Hub Audiovisual, entre otros. "Lo recibo como un gran honor y un gran reto", ha subrayado.

Hernández se ha comprometido a dar continuidad al trabajo hecho por la conselleria, con el reto de llegar al 2% del presupuesto dedicado a Cultura de cara al próximo año

Con respecto a la ya exconsellera, ha valorado positivamente que se trate de una persona que ya formaba parte del departamento, y ha insistido en que lo hará "fantásticamente bien". "Nos lo tomamos como un reconocimiento a todo el equipo de Cultura", ha reconocido. Garriga ha recibido a Hernández con un fuerte abrazo y le ha entregado una carpeta donde se podía leer "2% cultural". "Es el encargo inicial que le damos y que ella conoce bien porque es una de las prioridades y creemos que lo hemos dejado muy encauzado y que en el año 2025 llegaremos", ha concluido.

Antigua directora general de Patrimoni Cultural

Hernández es la apuesta del president Salvador Illa para encabezar la consellera de Cultura del nuevo ejecutivo. Licenciada en Historia del Arte, con un posgrado en Museos y Educación y un máster en Dirección de Comunicación Empresarial e Institucional, en 2022 fue nombrada como directora general de Patrimoni Cultural. También ha trabajado como educadora, diseñadora y consultora en proyectos educativos para diferentes instituciones museísticas y patrimoniales, así como empresas culturales. La nueva consellera llegará a un Departament de Cultura que dispone de mejor salud económica que hace unos años y del cual ya no dependerá la política lingüística, que dispondrá de conselleria propia.