Cerca de 30.000 personas han acudido al desfile militar en la ciudad rusa de Volgogrado, antigua Stalingrado, para conmemorar el 75 aniversario de la victoria soviética en la mayor y más sangrienta batalla de la historia, que cambió la suerte de la Segunda Guerra Mundial. Más de 1.400 uniformados, decenas de blindados y sistemas de armamento pesado desfilaron por la plaza de los Combatientes Caídos, sobrevolada por más de 40 aviones y helicópteros de combate.
También acudieron a la parada como invitados delegaciones de decenas de países, entre ellos Reino Unido, Alemania, Francia, Bélgica, Serbia y la República Checa. Está previsto que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, visite a lo largo del día el memorial de la batalla de Stalingrado, conocido por Mamáev Kurgán y que está presidido por la gigantesca estatua de la Madre Patria, donde hará una ofrenda floral en la Sala de la Gloria Militar.
En julio de 1942, la ciudad que recibió su nombre del líder soviético, Iósif Stalin, estaba a punto de caer en manos de las tropas de Hitler, por lo que Moscú tuvo que movilizar a cientos de miles de reclutas sin experiencia en combate que apenas duraban en pie 24 horas bajo el infernal bombardeo alemán. Como resultado, los alemanes se vieron empujados a una batalla callejera, una lucha cuerpo a cuerpo entre las ruinas de la ciudad, para la que no estaban equipados y en la que su supremacía en tanques y aviones perdió todo valor.
La consecuencia fue que la ciudad, de poco más de medio millón de habitantes en aquella época, prácticamente desapareció bajo los bombardeos alemanes, y en sus calles y en los alrededores perecieron más de dos millones de soldados soviéticos y alemanes. El 2 de febrero 1943, una veintena de generales alemanes con el mariscal de campo Friedrich von Paulus a la cabeza se rindieron con sus tropas al Ejército soviético tras 200 días y noches de lucha sin cuartel a orillas del Volga.