A más de uno esta noticia le ha cogido por sorpresa. Más aún, tras unas declaraciones del propio Steve Albini hace nueve meses a un periódico inglés, en que confesaba que en algún momento, sobre todo durante la década de los noventa, se había comportado como un cretino. Famosas son sus discrepancias con, por ejemplo, Liz Phair. No media sus comentarios, ni con ella, ni tampoco con otros. Y lo que empezó como un ataque a los músicos, acabó en una sacudida general a la industria. Sin embargo, su magia, por lo que se recordará siempre, es por el sonido que le sacaba a cualquier artista; áspero, abrasivo, crudo, electrizante… Con unos pocos segundos de cualquier disco en el que estuviese involucrado, ya identificabas su marca y el calibre de cada canción. Puede que trabajar con él, con ese carácter que ostentaba, fuese incómodo, pero por otro lado, sacaba lo mejor en cada disco, redondeando un buen número de ellos que han quedado para la historia del rock. Estos son cinco de los discos producidos por Albini que marcan su legado.
Su magia, por lo que se recordará siempre, es por el sonido que le sacaba a cualquier artista; áspero, abrasivo, crudo, electrizante
Pixies- Surfer Rosa (1992)
Fue el primer disco de éxito en el que intervino Albini, una tormenta eléctrica inaudita y una colección de canciones con unos cuantos hitos, de Bone machine a la reverenciada Where´s my mind?, hasta llegar al grito lujurioso de Vamos, mucho antes que el tenista Rafa Nadal lo pusiese de moda. Se dice, se cuenta, que Albini ya utilizó recursos revolucionarios para conseguir el eco de voz que deseaba.
Nirvana – In Utero (1993)
Tras el éxito y el bombazo que supuso Nervermind, había que ser muy valiente para afrontar el reto que suponía su continuación. Y ciertamente, no pudo caer en mejores manos. Albini consiguió darle la vuelta al sonido del grupo (más denso y robusto), pero sin salirse del guion, y dotando al álbum de una identidad propia. En cualquier caso, In Utero es el favorito para muchos de sus seguidores. Seguramente, lo sea para los más sibaritas y exigentes. Eso sí, Albini nunca perdonó que Cobain sucumbiera ante la discográfica, que desdeñó sus mezclas y pidió a Butch Vig, productor de Nevermind, que dotara de un sonido más radiable la faena que había hecho Albini.
PJ Harvey – Rid Of Me (1993)
Mejor no imaginarse, como debió ser esa grabación: el choque de dos trenes de alta velocidad. Dos personalidades muy fuertes, pero al mismo tiempo, distintas. Él muy directo, ella mucho más observadora. De esa ecuación salió el disco que para muchos, siempre en disputa con To bring you my love, eligen sus fieles. Y en efecto, sin Steve Albini a los mandos, canciones como Legs y 50th Queenie no habrían cogido esa dimensión y altura.
Low – Things We Lost In The Fire (2001)
Puede que haya otros grupos a los que se pueda asociar más la figura de Steve Albini. No obstante, en cuanto a filosofía, Alan Sparhawk y Steve Albini estaban muy cerca, eran primos hermanos. En primera estancia, por el tratamiento de las guitarras, llevándolas siempre al límite, y seguidamente, por la importancia de cada atmósfera. Y ahí, en ese terreno, Sparhawk y Mimi Parker eran maestros. De hecho, este es el disco que queda justo en medio entre su etapa más ruidosa, y la más calmada y experimental.
Page & Plant – Walking Into Clarksdale (1998)
Pocos músicos hay con un control tan estricto de su obra, como la columna vertebral en Led Zeppelin. Jimmy Page, lleva años transformando el legado de su banda con continuas reediciones y Robert Plant no deja de buscar oro, es un músico inquieto que igual se va al desierto, como se pone el traje de bluegrass. Por tanto, que aquí anduviese Steve Albini es cuanto menos sorpresivo. Y bravo por él, pues se nota su mano, se irá al cielo (más ahora tras haber pedido perdón) pudiendo contar a sus vecinos que un día moldeó a estos dos gigantes del rock.