La mejor forma de introducir Succession es a través de su misma introducción. Imágenes antiguas de la familia Roy donde se observan sus dinámicas de poder combinadas con las de los altos edificios del enorme conglomerado de comunicación que ahora poseen. De fondo, la majestuosa melodía de piano acompañado por toda una orquesta en una pieza que es imposible sacarse de la cabeza. Una de las mejores introducciones de la historia de la televisión parr una de las mejores series del momento.

Ahora, el piano y la orquesta ya vuelven a sonar en HBO, con el estreno del primer capítulo de la tercera temporada este lunes pasado. Un retorno esperadísimo después de la bomba que la serie había soltado al final de la segunda temporada, prometiéndonos una tercera de pura guerra civil familiar.

Batalla a campo abierto

El conflicto del que parte la nueva temporada no es nuevo: la lucha entre el viejo líder de la empresa, Logan Roy, y su acomplejado hijo Kendall. Pero si antes era un combate en casa o en las oficinas de la empresa, ahora es una batalla a campo abierto, y todo el resto de piezas - los otros hijos de Logan: Roman, Shiv y Connor - tendrán que encontrar su lugar. Y sí, esta guerra ya la hemos visto, y la había ganado Logan, pero ahora Kendall tiene más armas que nunca, a pesar de tener también muchos delirios de grandeza y una gran capacidad autodestructiva que lo puede hacer caer en un pozo donde ya lo hemos visto hundirse más de una vez.

La pregunta, pues, es si el hijo rebelde será capaz de aguantar la presión no sólo de los medios sino, sobre todo, de su padre. Porque nadie tiene una mayor capacidad de debilitar, destruir y aniquilar ilusiones que el monstruo Logan Roy. Ahora bien, su salud sigue en constante declive, ¿seguirá siendo capaz de intimidar si se hace pipí encima?

Monstruos interpretativos

Los interrogantes que nos plantea el creador Jesse Armstrong y su brillante equipo de guionistas son muy intrigantes, pero la expectativa por la batalla entre Logan y Kendall se eleva todavía más cuando tenemos en cuenta los monstruos interpretativos que les dan vida. Brian Cox, hombre de una extensa carrera con grandes papeles secundarios en Braveheart o Zodiac, inspira todo el miedo que ha de transmitir al personaje de Logan hasta el punto que no me atrevería a dirigirle una palabra ni al mismo actor.

Jeremy Strong, que ha tenido buenos papeles en La gran apuesta o El juicio de los 7 de Chicago, se ha destapado como un actor capaz de generar rechazo y empatía a partes iguales gracias a Succession. Ganador del Emmy por su actuación en la segunda temporada, en esta tendrá la oportunidad de brillar tanto o más. También se debe destacar el magnífico papel de Sarah Snook y Kieran Culkin como Shiv y Roman Roy, respectivamente, y la vertiente humorística tan característica de la serie que aportan Nicholas Braun y Matheu Macfayden en los roles de Greg y Tom.

Y cuando un reparto tan extraordinario está al servicio de un guion shakespeariano capaz de crear tensión, dar risa y explorar grandes temáticas sobre el poder y la ambición, el resultado es la excelente obra que tantos consideraron la mejor serie de hace dos años. Es temprano para decir si también lo será este año con la tercera temporada, pero Succession vuelve a tener todas las papeletas.