Taylor Swift ha subido al olimpo de los premios MTV Video Music Awards (VMA) al igualar el récord de 30 estatuillas que acumula Beyoncé. La cantante de Pensilvania ganó un total de siete premios de los diez a los que optaba, incluyendo artista del año y mejor videoclip por Fortnight, junto a Post Malone, con lo que se colocó al nivel de la diva de Houston, que tiene 26 a su nombre más otros cuatro compartidos, dos con su marido Jay-Z —como The Carters— y otros dos con Destiny's Child. Aunque fue la ganadora absoluta de la noche, Swift compartió protagonismo con la estrella del pop Katy Perry, que recibió el premio Vanguard por toda su carrera y que firmó una de las actuaciones más espectaculares de la jornada, con un duración de 10 minutos, en la que repasó sus grandes éxitos, como Black Horse, I Kissed a girl o Fireworks. "Hice todo esto en el primer día de mi periodo", comentó Perry.

Al recoger los galardones, Taylor Swift aprovechó el micrófono para animar a sus fans mayores de 18 años "a registrarse y votar otra cosa", en referencia a las elecciones presidenciales en EE.UU., convocadas para el 5 de noviembre. Y es que la gala se celebró el mismo día en que la cantante irrumpió de lleno en la campaña electoral con un mensaje en Instagram en el que dio su apoyo a Kamala Harris, actual vicepresidenta y candidata demócrata, minutos después de que terminara el debate televisado con el expresidente y candidato republicano, Donald Trump. Swift también hizo referencia a "la felicidad, la diversión y la magia" que le aporta su novio, el jugador de fútbol americano Travis Kelce.

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Foto: Europa Press

En su turno, una Katy Perry exultante agarró el premio de manos de su marido, el actor Orlando Bloom, a quien agradeció "lavar los platos", aseguró que sus dos décadas de éxitos no han ocurrido por "accidente", y aconsejó a las jóvenes artistas ser fieles a sí mismas y "cuidar su salud mental". Chappell Roan fue reconocida como la mejor nueva artista, apodada 'la princesa del Midwest' estadounidense, que recreó una escena medieval para cantar Good Luck, Babe! vestida con armadura, y dedicó su logro a la gente trans, drag y gay, y a los queers: "Os entiendo, porque soy una de vosotros", dijo. Por su parte, Sabrina Carpenter, que saltó a la fama como actriz de la factoría Disney con la serie Riley y el mundo, consiguió su primer premio, el de la mejor canción del año, por Espresso.

Por género musical, el mejor artista rock fue Lenny Kravitz, que más tarde reinterpretó la icónica Fly Away con una boa de plumas blanca y pantalones metalizados, junto al rapero Quavo, de Migos, en clave trap. Eminem fue el rey del hip-hop, pero el género estuvo muy presente en toda la noche: la maestra de ceremonias fue Megan Thee Stallion, LL Cool J hizo un homenaje al sello Def Jam y GloRilla rapeó entre llamaradas.

Benson Boone, que saltó de TikTok a American Idol, se coronó como mejor artista alternativo con Beautiful Things, y la sudafricana Tyla, al ganar con Water en la categoría 'afrobeats', reivindicó que la música africana es muy "diversa" y también puede ser "pop". Además, la fuerza del K-Pop trascendió su categoría propia, que ganó la tailandesa Lisa, ya que dos bandas surcoreanas ganaron en mejor grupo y mejor actuación: Seventeen y Le Sserafim, respectivamente. Y en música latina, la brasileña Anitta arrasó por tercer año consecutivo gracias a Mil veces.

La gala, de tres horas de duración y celebrada en el estadio UBS de Nueva York, estuvo cargada de actuaciones —Karol G, Rauw Alejandro, Camila Cabello, Anitta— en una ceremonia que celebró los 40 años de estos premios musicales.A través de una sucesión de flashbacks, se conmemoraron cuatro décadas de grandes momentos de la industria, como cuando Eminem se rodeó de imitadores en el año 2000, y también se recrearon algunas situaciones icónicas, como el beso entre Madonna y Britney Spears en 2003.
 

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Foto: EFE