Taylor Swift no es una artista cualquiera: es un auténtico fenómeno de masas. Lo es hasta el punto que haga lo que haga, por muy milimétrica que sea su jugada, despierta un huracán de críticas y alabanzas en las redes y entre sus fans, 'los swifties'. Taylor Swift es una devoción, una fe de la cual quien entra no se puede deshacer: tan sólo 24 horas después de publicar Midnights, su nuevo disco, ya pegaba el récord en Spotify como el álbum más escuchado del año.

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Taylor Swift es una devoción, una fe de la cual quien entra no se puede deshacer

La artista estadounidense intenta arriesgar más allá de su folk-pop característico en este nuevo trabajo, experimentando con sintetizadores y breves voces distorsionadas. Pero le cuesta conseguirlo. También juega con una superación lírica dejando atrás sus famosas rupturas y abriéndose en canal en temas como la depresión y los trastornos alimentarios.

Dos discos, mejor que uno

Trece canciones escritas en trece vísperas. Swift no ha publicado un disco, sino dos: la noche después de publicar Midnights, apareció por sorpresa 3am, el mismo trabajo pero con siete canciones inéditas. Según la artista, Midnights es todo un disco conceptual con los trece temas que lo conforman, pero para llegar a esta obra cerrada surgieron por el camino más canciones que no quería dejar de compartir con sus fans. Más empoderamiento feminista y autoconocimiento a través de la sinceridad con una misma: Taylor Swift se deja ir con un mensaje deconstruido de lo que "hay que hacer como mujer". Por ejemplo, en 'Lavender Haze' se lamenta de que algunas personas que la rodean le pregunten cuándo se casará: "The 1950s shit they want from me / I just wanna stay in that lavender haze"; una cuestión que, por desgracia, sigue siendo común en muchos círculos sociales globalmente.

La romantización de escribir a partir de la medianoche es una de las bases conceptuales de este disco y sobre la cual muchos escritores, compositores y artistas en general, se han apoyado a lo largo de la historia

Una de las colaboraciones musicales más esperadas durante años había sido la de Swift con Lana del Rey. Cuando la cantante anunció hace meses que en 'Snow in the Beach' contaría con Del Rey, las redes explotaron de expectativas y emoción. La decepción, sin embargo, ha sido monumental: lejos del coprotagonismo, sólo aparecen los coros de Lana del Rey. Las voces de ambas artistas tienen una química formidable, pero calificar de colaboración este cameo anecdótico es, como mínimo, hiperbólico. Más allá de esta unión, Swift ha explicado que es la primera vez que ha creado el disco sólo con Jack Antonoff, su productor, y que también ha coescrito la canción 'Sweet Nothing' con su pareja, el actor Joe Alwyn, bajo el seudónimo William Bowery.

Taylor Swift se ha alejado de su zona de confort con su nuevo disco, Midnights / Foto: Beth Garrabrant

Escribir a medianoche

La romantización de escribir a partir de la medianoche es una de las bases conceptuales de este disco y sobre la cual muchos escritores, compositores y artistas en general se han apoyado a lo largo de la historia. Se puede escribir y componer igual a cualquier hora: la quietud de la noche, sin embargo, cuando todo duerme, la mente se relaja y embellece la realidad. Lo que deja de romantizar son las situaciones de amor, en pareja o amigos, que quizás antes eludía. En esta reescritura se revisa a ella misma en letras como 'You're On Your Own, Kid,' donde habla de la obsesión de los medios por retocar su cuerpo en fotografías, o en 'Bejeweled', donde se escapa de la idealización del amor. La obsesión por las parejas o la búsqueda del amor estandarizado enfila, esta vez, otro camino diferente del de sus discos anteriores.

La obsesión por las parejas o la búsqueda del amor estandarizado, enfila, esta vez, otro camino diferente del de sus discos anteriores 

Si las rupturas amorosas marcaban casi todos sus trabajos anteriores, en Midnights la relación estable que mantiene durante años la hace trasladarse a nuevos paradigmas, a nuevas preocupaciones. La madurez personal de Taylor Swift se hace más evidente que nunca en este disco: hace 19 años publicó su debut, pero ya han pasado trece desde el inicio de su relación. Ahora transporta al espectro público otras situaciones incómodas, como comentarios sobre lo que tendría que hacer por parte de terceras personas, que la han podido inducir a tener depresiones y trastornos alimentarios. Lo explica a 'Anti-Hero', llevándola a odiarse a ella misma: "Sometimes, I feel like everybody is a sexy baby / And I'm a monster on the hill / Too big to hang out, slowly lurching toward your favorite city".

Si las rupturas amorosas marcaban casi todos sus trabajos anteriores, en Midnights la relación estable que mantiene durante años la hace trasladarse a nuevos paradigmas, a nuevas preocupaciones

La nostalgia pesa demasiado dentro y fuera de Taylor Swift: sus canciones no tienen grandes arreglos ni contemplan un espectro musical muy interesante melódicamente. La irrupción de su música hace trece años arrastró a quién estaba en plena efervescencia adolescente y sigue haciéndola vibrar como antes. Quizás es aquel recuerdo de sentirse comprendida -que tanto y tanto se busca en esta etapa vital, y en las siguientes- o quizás, realmente, seguir sintiendo una identificación con las letras, sea cuál sea su melodía. La adulación a Taylor Swift pasa por la turbulencia, por la desgracia y el resurgimiento de las cenizas. No se acerca tanto a la experiencia estética sino más bien a la moral: la de como sobrevivir a la vida y no oír que la pueden vivir plenamente. El sentimiento de toda una generación.