"Te tengo que preguntar una cosa: ¿eres un asesino en serie?". La primera imagen de Strange Darling, con la voz inquisitiva y preocupada de una mujer y el foco en un hombre que se gira hacia la cámara, capta la atención de un espectador que, sin saberlo, ya está atrapado porla telaraña narrativa y visual propuesta por el cineasta J.T. Mollner. "Entre 2018 y 2020, el serial killer más prolífico y singular del siglo XXI orquestó una matanza que se inició en Denver, Colorado, continuó por Grand Lake, se expandió por Wyoming y el centro de Idaho, y acabó en un bosque denso del condado de Hood River, en Oregón. A partir de entrevistas policiales y detallados relatos de testigos, esta es una dramatización de la historia real de los últimos asesinatos conocidos en aquella masacre", nos advierte una voz en off. ¡Y empieza la fiesta!
Porque, aunque el punto de partida apunte en una dirección que nos puede hacer pensar en un estudio esmerado y respetuoso de un caso real, Strange Darling ejecuta la carta del engaño desde su primer minuto. Inmediatamente después del aviso, en cámara lenta y en un blanco y negro que se convierte en color chillón, una joven ensangrentada corre hacia la cámara, huyendo de alguien que la persigue, y quedándose congelada en un instante que activa nuestra memoria y nos lleva a slashers de los años 70. Suena una canción que se repetirá durante el metraje, Love Hurts: el amor hace daño, hiere, cicatriza, y marca cualquier corazón que no sea lo suficiente duro o fuerte como para soportar el dolor... Nada es gratuito en la trepidante peripecia que nos propone la película, tampoco este tema musical interpretado por Z Berg y Keith Carradine.
Amor por el cine con el culo torcido
Després de su paso por el festival de Sitges, donde ha sido la gran revelación de la edición de este año, hoy llega a los cines este thriller en seis capítulos que empieza por el tercero, con una estructura que puede hacernos pensar en Tarantino (la misma historia y la aproximación narrativa que se hace apunta a aquellas novelitas pulp convertidas en marca de fábrica del bueno de Quentin). Strange Darling apuesta por una premisa basada en el juego del gato y el ratón para, a partir de aquí, dedicarse a destruir cualquier expectativa, a tumbar cualquier pronóstico que el espectador más cinéfilo, cinéfago, futurólogo o listillo, pretenda adivinar. De entrada, la decisión de explicar esta historia de una forma no lineal ni cronológica ya da bastantes elementos para despistar al personal, cambiarle la perspectiva de los acontecimientos, marearlo sin tomarlo nunca por imbécil. El guion de hierro del mismo J.T. Mollner es una constante, y muy estimulante, caja de sorpresas continua. Y, probablemente, sus golpes de efecto sean la virtud más llamativa de la película. Pero Strange Darling va mucho más allá de su capacidad de subversión con respecto a las constantes del género, ya hablemos de thriller o de terror o de ambas cosas.
Strange Darling apuesta por una premisa basada en el juego del gato y el ratón para, a partir de aquí, dedicarse a destruir cualquier expectativa, a tumbar cualquier pronóstico que el espectador más cinéfilo, cinéfago, futurólogo o listillo, pretenda adivinar
Que sus giros nos dejan con el culo torcido es un hecho incuestionable, pero este filme juguetón y trapacero esconde también un evidente amor por el cine: rodado en 35mm, toda una rareza en estos tiempos digitales, la coreografía de colores, rojos y azules, acentúa la suya imponente bastante visual. Con el actor, o exactor, Giovanni Ribisi a la dirección de fotografía, Strange Darling hace de la apuesta estética uno de sus méritos. Pero no solo: la pareja protagonista, Willa Fitzgerald en la piel de La Dama, y Kyle Gallner como El Demonio, ofrece un espectáculo interpretativo dejándose ir en el viaje que piden sus arcos de personaje, en un insólito dominio de las aristas escritas en el guion.
Strange Darling va mucho más allá de su capacidad de subversión con respecto a las constantes del género, ya hablamos de thriller o de terror o de ambas cosas
Y todavía más: bajo el dispositivo narrativo, la película ofrece interesantes reflexiones sobre asuntos como los roles de género, los límites del consentimiento o la estigmatización del placer femenino. "¿Te haces una idea de los riesgos que toma una mujer como yo cuando decide divertirse un poco?", cuestiona ella en pleno y desacomplejado encuentro sexual. Como se nos avisa de entrada, estamos delante de un día en la retorcida vida amorosa de un asesino. Y, como canta Love Hurts. el amor duele, hiere, cicatriza, y marca cualquier corazón que no sea lo suficiente duro o fuerte para soportar el dolor... El amor quizás duele, pero Strange Darling solo provoca una satisfactoria sensación de montaña rusa, de delirante viaje lleno de engaños, de fresca novedad en un género tan trillado como es el terror de asesinos en serie. ¡No os la perdáis, y, sobre todo, que nadie os lo explique!