El 1 de noviembre de 1700 moría el quinto y último rey de la estirpe Habsburgo en el trono hispánico, y en ese momento se abrió la caja de los truenos. El último testamento que había firmado el difunto rey proclamaba heredero a un miembro de la casa Borbón. Esta estirpe reinaba en Francia y había sido la gran rival de los Habsburgo hispánicos en la carrera por el liderazgo continental y mundial. Ninguna cancillería europea entendió ese testamento, que rompía el equilibrio europeo que tantos esfuerzos bélicos y diplomáticos había costado, y enseguida corrió la sospecha de que había sido falsificado.