Me paso mucho rato en TikTok. Mucho. Es una red social fantástica que me roba tan bien los datos que sabe exactamente qué me gusta y qué necesito. Y no, nunca me enseña adolescentes bailando. Cuando digo nunca, es nunca. Pero lo que sí está saltando constantemente en mi for you page es un nuevo trend que exige a los hombres corresponsabilizarse de embarazos no deseados. Corresponsabilizarse, qué concepto, eh.
He querido hacerme fácil el trabajo y he buscado en Google "corresponsabilidad". En el glosario del Ayuntamiento de Barcelona se asegura que "ser corresponsable implica compartir la responsabilidad de atención y cuidado familiar y tener los mismos derechos y deberes independientemente del género". Pero ¿es solo eso? No, porque no se puede limitar al ámbito familiar. La corresponsabilidad tiene que existir en todas nuestras relaciones afectivas. No puede ser que a ti, por ser mujer, te toque hacer todas las tareas domésticas en lugar de tu pareja, pero tampoco puede ser que a ti, para ser mujer, te toque comerte un embarazo no deseado fruto de un revolcón de una noche y que el otro responsable pueda desaparecer con más habilidad que el Mago Pop y haga como que aquí no ha pasado nada.
Volvamos a TikTok. Como hay menores implicados no puedo linkar los vídeos en el artículo, pero la cosa funciona así: una chica se pone delante de la cámara, invoca a un chico con quien pasó una noche loca con una descripción de como se conocieron o con una foto del hombre implicado y acaba enseñando un bebé en el mundo con el mensaje "creo que esto es tuyo". Evidentemente muchos de estos vídeos son para hacer comedia y no hay ningún drama detrás y, los que son de verdad, plantean un grave problema con respecto a la privacidad de la tercera persona implicada, pero no puedo evitar que me fascinen.
¿Por qué? Pues porque señalan que el embarazo no es fruto de germinación espontánea, y que en la concepción hay dos personas implicadas. Seamos sinceros, decir que has abortado todavía es tabú, pero también explicar que te has quedado embarazada a raíz de una noche tonta. En las relaciones, a las mujeres se nos carga el peso de la anticoncepción, pero también tenemos que soportar la carga si esta falla: si decidimos interrumpir el embarazo, porque tenemos que ir a un médico a solucionarlo (un médico que, por cierto, si vamos por la pública nos obligará a meditar sobre nuestra decisión durante TRES DÍAS, como si no estuviéramos preparadas para tomarla y tuviéramos que darle más vueltas) y soportar el estigma social que eso comporta; si decidimos sacarlo adelante, porque los cambios físicos, en la percepción de nuestra persona y en nuestra vida social y laboral los viviremos nosotras. Y eso no hablamos lo bastante, porque tenemos mitificadísima la maternidad y no desearla o llegar a ella por accidente no está permitido.
El mejor ejemplo de cómo estamos pasando por alto esta situación lo tenemos con el estreno de Drama en TV3. Entonces Catalunya estaba demasiado indignada emprendiendo el debate del bilingüismo en la tele pública, lícito y necesario, para prestar atención al hecho de que esta serie también era ABSOLUTAMENTE necesaria. Esta producción de El Terrat para Playz, la plataforma de contenidos para jóvenes de RTVE, sigue los pasos del África, una tía de veintipico que, después de dejarlo con su novio de toda la vida, se queda embarazada y no sabe exactamente de quién. Gracias a Drama, TV3 emitió por primera vez una serie que hablaba del aborto sin hacer de ello una tragedia y que señalaba a los hombres y les decía "ey, puedes pasar de todo, puedes hacer tu vida, me puedes dejar tirada y ni siquiera acompañarme emocionalmente, pero esto, chaval, también es cosa tuya". Y de acuerdo, tenemos que discutir el tema del castellano en TV3, pero hablar de problemas calificados de "mujeres" en prime time y tener un relato que despenaliza la promiscuidad en nosotras y desestigmatiza la interrupción voluntaria del embarazo también es vital.
Por eso me interesan estos TikToks, igual que me interesó Drama. Son herramientas para abrir una conversación que hace demasiado tiempo que retrasamos (porque las cosas siempre han sido así y como solo afecta a las mujeres, ¿qué más da?): hay embarazos no deseados y pese a no ser las únicas responsables, somos nosotras las que nos comemos el marrón. Y si hablamos de eso quizás después seremos capaces, como sociedad, de plantearnos por qué no hay más anticonceptivos masculinos; por qué todavía penalizamos moralmente el aborto; o qué tipo de educación sexoafectiva ofrecemos; seguido de un largo etcétera.