El Cosmocaixa ha presentado hoy la que será, sin duda, su estrella durante los próximos meses: un esqueleto de Tyrannosaurus rex, uno de los mejor conservados de los que se han encontrado hasta hoy. Le llaman la Mona Lisa del Museu Naturalis de Leiden, donce se expone habitualmente, por su buen estado de conservación (aunque también en los Países Bajos le llaman Trix, en referencia a la reina Beatriz, Beatrix). Es un monstruo de 12,5 metros de longitud en perfecto estado de conservación. Un esqueleto magnífico que se podrá ver en el CosmoCaixa hasta el 18 de febrero.
De Leiden al CosmoCaixa
El paleontólogo Anne Shulp, del Museo Naturalis de Leiden, uno de los reconstructores de Trix, ha acompañado la pieza para hacer su presentación en Barcelona, primera parada en su gira por el mundo. Shulp se sentía profundamente satisfecho por poder exhibir en Barcelona este esqueleto tan excepcional. Ha manifestado que la voluntad de la exposición es mostrar los restos oseas, pero también poner de manifiesto, de forma ágil y dinámica, lo que los científicos han aprendido de este ser tan especial, Trix. En el CosmoCaixa se intenta presentar esta pieza tan especial dentro de su contexto original. Por eso, va acompañada de una serie de paneles y carteles donde se explica cuando aparecieron los dinosaurios, cuando desaparecieron, en qué medio ambiente vivían, con qué animales convivían...
Una biografía apasionante
Los paleontólogos han realizado muchos estudios sobre este dinosaurio. Trix es probablemente una hembra (aunque no se tiene certeza absoluta de ello) y pesaba entre 5.000 y 6.000 kg, gracias a que comía 50 kg de carne al día (en realidad, también engullía los huesos de sus presas). Había tenido una vida muy agitada. Tenía varias costillas rotas, que se habían cicatrizado bien, pero que le podrían haber provocado algunos problemas graves. Sabemos que había sufrido una enfermedad importante en el maxilar, que podría haber sido muy dolorosa. Además, tenía un mordisco en la mandíbula, sin duda, provocada por un combate con otro dinosaurio (probablemente, otro tiranosaurio). Y en la cara tenía unos grandes arañazos, sufridos poco antes de su muerte (aunque no se sabe si fueron determinantes para su defunción). Probablemente dentro de unos meses sabremos mucho más sobre Trix y sobre los tiranosaurios, porque gracias a este esqueleto tan bien conservado se han abierto muchas líneas de investigación que todavía están en marcha: sobre sus enfermedades, sobre su movimiento, sobre su respiración, sobre la composición de sus huesos... Y a pesar de todo, hay determinado elementos de la realidad de los tiranosaurios rex que todavía se nos escapan: no se sabe cuántas vértebras tenía su cola (porque nunca se ha encontrado ninguno entera), desconocemos qué color tenían, y no sabemos a ciencia cierta si tenían su cuerpo cubierto de escamas o de plumas... Así pues, todas las imágenes que nos han llegado a través del cine o del cómic son fruto de la imaginación humana.
Excavación exprés
Trix se encontró por casualidad. En el desierto de Montana los paleontólogos hayaron fragmentos de una mandíbula de dinosaurio que sobresalían de un terreno erosionado por la lluvia. La excepcionalidad del hallazgo se detectó cuando encontraron, a poca distancia, fragmentos de la columna vertebral del tiranosaurio. Cuando empezaron la excavación se confirmó que el animal estaba casi entero: sólo faltaba un fragmento de mandíbula, una de las costillas, una de las patas y el final de la cola. En la exposición se han reconstruido estos elementos mediante una impresora 3D, consiguiendo una magnífica reconstrucción del animal. La excavación fue muy sencilla, porque el animal estaba enterrado en una espesa capa de arena. Y gracias a eso los huesos no se habían visto deformados (un hecho excepcional), y se pudo reproducir el conjunto del animal respetando sus formas originales.
Un esqueleto y más
La muestra del tiranosaurio ocupa un pequeño espacio del CosmoCaixa. Pero se ha intentado ir más allá de la simple exposición pública del esqueleto: hay un pequeño número de paneles y actividades, muy bien escogidos y muy dinámicos. Un cronograma ayuda a situar los dinosaurios en la historia de nuestro Planeta, un gran dibujo nos sitúa los tiranosaurios en su ecosistema, y una serie de originales actividades nos ayudan a pensar cómo eran los dinosaurios: sus huevos, su piel, su alimentación... Incluso hay una bicicleta estática con la que el visitante puede sentir, mediante un juego de ordenador, la sensación de ser perseguido por un tiranosaurio; no era fácil escapar a su embestida: llegaban a los 25 km/hora. Y finalmente hay algunos paneles que nos relaciona este tiranosaurio americano con los dinosaurios catalanes. Schulp los conoce bien: uno de sus primeros trabajos como paleontólogo, hace 25 años, fue excavar restos de dinosaurios en el Pirineo, una experiencia que recuerda con gran satisfacción (todavía entiende el catalán, tras aquel viaje).
67 millones de años
Elisa Durán, directora general adjunta de la Fundación Bancaria "la Caixa", ha recordado el poder de fascinación de los dinosaurios, tanto en las exposiciones, como en los libros de divulgación... En el CosmoCaixa siempre han tenido un gran éxito de público. Durán ha remarcado que es una Trix muy joven por su descubrimiento (se encontró en Montana, en los EE.UU., hace tan sólo 4 años) pero muy grande en edad, porque vivió hace 67 millones de años. Jordi Portabella, director del área de divulgación científica del CosmoCaixa, ha resaltado que la pieza que se muestra hoy es una pieza capaz de conmover a la gente, por su espectacularidad. Y que la Fundación Bancaria "la Caixa" ha querido aprovechar esta cualidad, sin renunciar, por ello, a ayudar a dar explicaciones científicas e ir más allá de la simple voluntad de impresionar.
Recuperar el valor del museo
En un tiempo en qué niños y mayores tienen acceso a muchas informaciones y a muchas imágenes a través de sus ordenadores y sus tablets, CosmoCaixa ha apostado por una exposición que gana al público mediante la espectacularidad de un objeto de una gran excepcionalidad. La pieza central es tan impresionante que invade todo el espacio. Los museógrafos y los paleontólogos han decidido reconstruir el esqueleto del tiranosaurio colocando su cabeza cerca del suelo, como si estuviera identificando algún objeto del suelo o atacante a una presa. Con eso han conseguido dar un aspecto muy dinámico a los restos pero, además, han conseguido uno de sus objetivos principales: que el público pueda mirar cara a cara al dinosaurio. El tiranosaurio de la Avenida Tibidabo, seguro, sorprenderá a los visitantes por su grandiosidad. Y les llevará a su infancia y les hará recuperar, ni que sea por un instante, la maravillosa fascinación por el mundo en que vivimos.