A pesar de ser relativamente moderna en el calendario litúrgico, la festividad del Corpus Christi, que se celebra hoy, es una de las más importantes y más vinculadas a la ciudad de Barcelona y a toda Catalunya.
La celebración tiene su origen en las visiones de una joven novicia del convento de Mont-Cornillon, Juliana de Lieja, que había tenido la visión de la luna atravesada por una mancha en forma de anillo, que interpretó como una necesidad de celebrar una festividad de culto al eucaristía. Instituida el año 1262 por el papa Urbano IV –que como obispo de Lieja lo había celebrado por primera vez a instancias de Juliana, el año 1247–, para exaltar la eucaristía en un contexto de herejías y mesianismos, fue con Juan XXII cuando a partir de 1316 se extendió a toda Europa. Cuatro años después, el año 1320 se celebraba por primera vez la procesión de Corpus en el Cap i Casal.
Por eso, después de que la pandemia lo hubiera impedido el año pasado, este año se celebran los 700 años de la que se ha denominado "fiesta de fiestas", y que se celebra el jueves siguiente a la octava de Pentecostés.
De acuerdo con el calendario lunisolar, Corpus lo fija la última luna llena de primavera, y coincide con el estallido de la primavera y los primeros calores del verano. Para este aniversario se han programado exposiciones, bailes, conferencias, conciertos, espectáculos y, como no podía ser de otra manera, los actos más esperados: las alfombras de flores, los desfiles de los entremeses y el huevo como|cómo baila. En la organización de los setecientos años han participado el Ayuntamiento de Barcelona, la Catedral y la Generalitat de Catalunya y está previsto que el Corpus de Barcelona sea declarado como Fiesta Patrimonial de Interés Nacional.
La procesión barcelonesa, la gran fiesta ciudadana
Las procesiones con gigantes, cabezudos, diablos y todos los entremeses festivos, los castillos, los bailes de valencianos, los bailes de gitanas, los halcones, los bailes de bastones o las alfombras de flores son las principales aportaciones a la cultura tradicional de la fiesta de Corpus, que en Berga se celebra con la Patum y a Arbúcies y Sallent con las Enramadas. También tienen mucha tradición las fiestas de Corpus de Solsona y las alfombras de flores de Sitges y la Garriga.
Pero, como decíamos, está en Barcelona donde la tradición de Corpus tiene un significado especial. Sólo hay que recordar los hechos del Corpus de Sangre, de 1640, que dio origen a la revuelta de los Segadores, o como Santiago Rusiñol introduce la procesión de Corpus –fecha clave en el calendario ciudadano, donde todo el mundo quería ver y ser visto– en L'auca del señor Esteve. Una procesión que el año 1896 había sido objeto de uno tan terrible como misterioso atentado anarquista, que sirvió para iniciar una oleada represiva que hizo célebre internacionalmente el castillo de Montjuïc.
Después de haberse perdido en los años setenta, en paralelo a la pérdida del día festivo que había sido hasta entonces y los nuevos preceptos litúrgicos que limitaban las procesiones de todo tipo fuera de los templos, el Ayuntamiento y la Catedral de Barcelona empezaron a recuperar el año 1992.
El desfile lo inicia el Séquito Popular, formado por los Cabezudos Maceros, los Gigantes de la Ciudad, los Caballets Cotoners, el Águila, el Lleó, la Mulassa, el Bou, el Drac, la Víbria, la Tarasca, los Gigantes del Pi, los Gigantes de Santa Maria del Mar, el Baile de Bastones del Séquito y los Falcons de Barcelona, de otros elementos festivos como los Trabucaires de Perot Rocaguinarda, los Gigantes del Corpus, la Coronela, el enano Cu-cut de la plaza Nova y el Baile de Cercolets de l'Esbart Català, y la valla como|cómo es preceptivo la Custodia con el Santísimo Sacramento sobre el trono del rey Martí. En esta ocasión, la procesión no se celebrará como siempre, pero se podrá ver el domingo 6 de junio en la avenida de la Catedral con reserva previa.
Alfombras de flores y retama, el perfume de la primavera de verano
La situación en el calendario hace que Corpus esté asociado a las flores, la fruta, el triunfo de la vida renacida y de la primavera de verano, que diría al poeta. Olores de retama y sabor de cereza. Com decíamos, las alfombras de flores son un patrimonio único de algunas localidades del Principado, como Sitges o la Garriga, pero que en Barcelona justo se están recuperando e impulsando. Hoy, una quincena de entidades promueven la creación de alfombras en las calles y plazas de diferentes barrios, en un trabajo que, como las calles adornadas de Gracia o Sants, reune a los vecinos para una tarea creativa y colaborativa. Las diferentes asociaciones de campaneros, por su parte, son los encargados de poner la banda sonora con los repiques de las diferentes campanas de la ciudad.
Alfombras de flores en Sitges/ACN
'L'ou com balla', el rey de la fiesta
Pero si hay un elemento que asociado al Corpus barcelonés, este es 'l'ou com balla' en los fuentes adornados de patios y claustros. Su origen es objeto de debate entre etnólogos y folcloristas. Mientras algunos ven una alegoría de la vida o de la muerte y resurrección de Jesús, otros ven una representación plástica de la eucaristía en que el huevo es la hostia y la fuente ornamental la custodia. Por|Para otros, es sencillamente un sencillo e inocente juego infantil de origen medieval que ha pervivido hasta hoy. Sea como sea, la tradición del huevo como baila suma cada año nuevos adeptos y se colocan en diferentes barrios, más allá de los espacios más conocidos.
Este año, se podrán encontrar más que nunca: en la Catedral, en el Archivo de la Corona de Aragón al Palau del Lloctinent, en el Archivo Histórico – Casa del Ardiaca, en el Ateneu Barcelonès, en la Capitanía General, en la Real Academia de Buenas Letras, en los jardines de Rubió y Lluch, en el Museo Frederic Marès, en el Museo Marítim, en el Museo Etnológico y de las Culturas del Mundo situado en el Palau de los Marqueses de Llió, en el Centro Cívico Can Déu, en el Oratorio de San Felipe Neri, en las parroquias de Santa Anna, de la Puríssima Concepció y de Santa Maria del Taulat, en la plaza de la Virreina, en el Monasterio de Pedralbes y en el Taller Sant Camil del Guinardó. Seguir la ruta de los 'ous com balla' puede ser la oportunidad de descubrir edificios emblemáticos generalmente cerrados al público.