En cada casa hay alguien que por Navidad entra en una especie de bucle musical navideño enfermizo del cual es muy difícil salir y del cual el resto de la familia sufrimos las consecuencias antes, durante y después de fiestas. Yo sé uno que incluso... ¡en pleno verano canta 'fum, fum, fum!' Y es que los villancicos forman parte del patrimonio cultural catalán que se ha transmitido de generación en generación y... ¡nos encantan! ¿Quién no ha cantado El 25 de desembre o El noi de la mare? A todos se nos ha enganchado sin querer eso de "tió, tió, caga torró". Pero... ¿os habéis parado nunca a analizar las letras de los villancicos sin el tono solemne al cual estamos acostumbrados a hacerlo? ¡Hay algunas surrealistas! Así pues... Empezamos.

1. El dimoni escuat

Este es mi villancico preferido. ¡Sí, hombre! Esta que empieza así: "Allà sota una penya n’és nat un Jesuset, nuet, nuet!". ¡Resulta que hay un demonio desrabado "a prop d’allí passava un dimoni escuat, patrip-patrap!", que acaba hostiado por un grupo de pastores: "Els pastorets en veure’l s’hi tiren al damunt, patim-patum!". Y alerta, porque la canción acaba diciendo que "el deixen mig difunt". Un acto de violencia bastante sorprendente para una festividad religiosa tan pacífica... ¡Ni redención ni hostias, tú! ¿Qué mensaje nos querían transmitir, eh? ¿La justicia divina funciona a base de patadas?

2. El noi de la mare

Quién no ha cantado, con ternura: "Què li darem en el noi de la mare, què li darem que li sàpiga bo?". He aquí un gran dilema de Navidad: ¿qué demonios le podemos dar a un niño recién nacido? "Panses i figues i nous i olives [...] i mel i mató". Si esto fuera un programa de cocina, Gordon Ramsay ya estaría gritando: "¿Dónde están las proteínas?". ¿Pasas e higos para un recién nacido? La canción nos ofrece la oportunidad de imaginar un menú bien peculiar para este chico de la madre (que es Cristo), todo bien dulce y energético... ¡Y de la tierra, tú! Y también hay quien dice que se puede relacionar la expresión "que les figues són verdes" con aquella expresión tan catalana y tan obsoleta de "fer Pasqua abans de Rams". Juzgadlo vosotros mismos.

3. El 25 de desembre

Uno de los estribillos más famosos de los villancicos: "fum, fum, fum!". ¿Es humo? Humo... ¿Literalmente? ¿El humo de una chimenea? ¿De un incendio? ¿De un grupo de fumadores empedernidos cantando juntos? El villancico no lo aclara. Según el folclorista y etnomusicólogo Jaume Ayats, que ha investigado los orígenes de estas canciones tradicionales, no se trata de la palabra 'humo' que sale de una chimenea, sino del verbo 'fúmer'. Él afirma que originariamente se decía "fot, fot, fot", como cuándo alguien dice una mentira y el otro le contesta "refot, refot, refot". Otras versiones también dicen que este "fum, fum, fum" quizás solo serviría para hacer el ritmo de la canción, una especie de "la-la-là" con aire festivo. Esta última teoría me parece más simplista, la verdad. El verso más religioso de la canción tampoco tiene pérdida: "De Jesús fem gran memòria perquè ens vulgui dar la Glòria".

4. El rabadà

"A Betlem me’n vull anar… vols venir tu rabadà? Vull esmorzar!" I… ¿qué caray es un 'rabadán'? Un 'rabadán' es una persona que ayuda a un pastor a guardar el rebaño. Y alerta porque proviene del árabe 'rab aḍḍān' y significa literalmente 'señor de las ovejas'. Ale, hoy ya hemos aprendido una cosa más. Y alerta porque en esta canción hay un pastor tan comodón que parece que haya salido de una serie de comedia. "Tu les teies portaràs i el camí il·luminaràs”, y el rabadán contestación vacilante: “no ho faré pas!”. Y todavía mejor: “Que no saps que aquesta nit ha nascut Déu infinit?”, y él contesta: “qui t’ho ha dit?”. Y encara otra respuesta burlona: “No serà tant!”. ¡Me cae demasiado bien, el rabadán! Es joven, despreocupado y un poco incorrecto, ¿no?

5. Las doce van tocando

“Les dotze van tocant, ja és nat el Déu infant”. Todo el mundo a correr para adorar al niño. ¡En el establo no debe caber ni una aguja! Este villancico relata el importante acontecimiento del nacimiento de Jesús, pero lo hace con un estilo que puede parecernos misterioso o ligeramente inquietante. De los villancicos más tristes y aburridos que tenemos. Las campanas que suenan a medianoche tienen un toque de cuento de terror mal conseguido. Y así nos encontramos, entre campanadas, con la anunciación más solemne, fantasmagórica y al mismo tiempo alegre de Navidad.

En definitiva, ya habéis visto que los villancicos catalanes son una mezcla encantadora de misticismo, buenos alimentos y personajes pintorescos. Pero... ¿qué sería de Navidad sin estas letras que nos hacen cantar en familia y pasar unos buenos ratos, verdad?