¿Hasta qué punto el diseño se puede considerar arte y, por lo tanto, puede exhibirse en un museo? Esta pregunta desencadena un debate eterno. Ahora bien, si pensamos fríamente, una de las principales funciones de un museo es explicar la historia del lugar y, sin ningún tipo de duda, los objetos de diseño son una manera más de narrar esta historia. Desde el 3 de diciembre de 2021, el Museu del Disseny expone Objetos comunes. Historias locales, debates globales, la nueva exposición permanente de diseño de producto.

Leyendo nuestra historia

Un objeto que hoy puede parecer tan simple como la fregona, fue un gran invento en su momento. En 1956 el ingeniero aragonés Manuel Jalón Corominas (1925 - 2011) diseñó un cubo y una fregona, denominados Rodex, que enseguida se hicieron populares por las facilidades que garantizaba. Contemplar estos objetos con perspectiva permite leer nuestra historia. Por una parte, vemos la evolución del objeto en los materiales; se ha pasado de hierro y madera a plástico íntegramente. Por otra parte, observar la publicidad del producto nos lleva a leer su impacto social. "No sea esclava de su casa", decía uno de los carteles publicitarios de Rodex; evidentemente, en aquella época solo fregaban las mujeres.

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Cubo de fregar Rodex

La exposición, comisariada por el historiador y diseñador Oriol Pibernat, se divide en dos grandes partes. Primero, se exhiben los diseños de producto colocados en estantes lineales y siguiendo un orden cronológico que empieza en 1930 y acaba en el 2020. En segundo lugar, hay un apartado que denominan Parlamento, donde, a diferencia del anterior, los objetos se distribuyen en estantes circulares según su temática. Estos objetos manifiestan las necesidades de hoy día y muestran las principales características del diseño de producto: innovación, estilo, vocación de utilidad colectiva y su papel de mediadores sociales. Dos ejemplos contemporáneos son la copa menstrual o la pantalla facial usada por la protección de la Covid-19.

Piensa global, actúa local

En medio de esta exposición se incluye una muestra temporal, actualmente dedicada a los diseños más internacionales. Es una manera de recalcar el pensamiento tan difundido en nuestros días: "think global, act local". Son una serie de objetos que se han realizado en nuestra casa y han traspasado fronteras convirtiéndose en referentes de la historia del diseño. Además, el Museu del Disseny se propone externalizar la muestra más allá de las cuatro paredes del recinto. Por eso, ha habilitado un enlace que permite al visitante explorar el mobiliario urbano más destacable de espacios próximos, como los jardines de Elisava o la plaza de las Glorias Catalanas.

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La icónica silla del Grupo Austral

Esta exposición se convierte en un escaparate de nuestra cultura material; exhibe desde los objetos de producto más refinados de la historia del diseño, como la silla Butterfly (1938 - 1939) del Grupo Austral, hasta objetos que todos hemos tenido en casa, como la batidora Minipimer (1964) de Gabriel Lluelles Rabadà. Desde el siglo XX, el diseño cuajó con fuerza en Barcelona y se produjeron piezas icónicas. Una muestra son algunas de las bolsas de papel de Vinçon (1988 - 2011), la famosa casa de diseño, o míticos diseños de las Olimpiadas del 92 como la antorcha (1992) de André Ricard Sala y la mascota Cobi (1989) de Javier Mariscal. Son objetos que hablan de nosotros como colectivo, pero también de manera individual, porque seguro que todos tenemos alguna historia personal con alguno de estos diseños.