Toni Servillo (1959, Nápoles), que empezó a disfrutar de fama internacional después de su interpretación de Jep Gambardella en el filme La grande belleza (2013) de Paolo Sorrentino, es un hombre de teatro. Actor aclamado por todas partes, el viernes pasado estrenaba en Girona Tre modi por non morire (Tres maneras para no morir), lectura de Giuseppe Montesano, de Baudelaire, de Dante y de los clásicos griegos. Un texto, publicado como un ensayo en Italia, que Servillo leyó en el Teatre Principal de la ciudad del Onyar con una aclamación total. Estancia en Catalunya que incluyó parada en Barcelona, donde nos encontramos con él.
Habla y no decir nada
A quien no conozca el actor que se esconde detrás de Jep Gambardella, quizás le puede sorprender su conexión con la poesía. De hecho, en la rueda de prensa y en la conversación posterior que mantuvimos con el autor y director, Servillo se mostró claro e insistió: "Necesito quitarme la máscara". En teatro los actores se pueden proteger, a diferencia del cine, en el que la mediación con el público está mediante la cámara y la mirada del director. En el escenario, el actor puede mostrarse más o menos. "Nos hace falta un teatro, ahora más que nunca, que nos diga cuál es el estado de las cosas".
Tenemos que volver a la noción antigua del teatro, al ágora, al encuentro entre todos
Para Servillo, el teatro es palabra. Un concepto en el que insiste una otra y vez, mostrándose convencido que este es el tipo de dramaturgia que necesitamos. "Tenemos que volver a la noción antigua del teatro, al ágora, al encuentro entre todos". La relación entre democracia y teatro de los griegos es fundamental. Pero también la idea de la lengua. Salvador Sunyer, director del Festival Temporada Alta, se dirigía a los medios en catalán cuando Servillo lo interrumpió: "¿En catalán decís sobretot? ¡También se dice así en napolitano!". La lengua materna de Servillo es el napolitano, y en Nápoles la diglosia es un hecho evidente. Es decir, el napolitano se habla en casa y en el teatro. Si vas a la escuela o si tienes que hacer trámites jurídicos, la lengua es el italiano. Y si entras en cualquier negocio, te atienden en italiano. Pero para Servillo, que a diferencia de Paolo Sorrentino, que vive en Roma de hace años, no ha dejado su ciudad; ser napolitano es un regalo de los dioses. Por eso conecta también con Baudelaire y con su espíritu rebelde.
Para Servillo, que a diferencia de Paolo Sorrentino, que vive en Roma desde hace años, no ha dejado su ciudad; ser napolitano es un regalo de los dioses. Por eso conecta también con Baudelaire y con su espíritu rebelde
Giuseppe Montesano (1959, Nápoles) es el gran especialista de Baudelaire en Italia. Traductor de toda su poesía, además de otros autores como Flaubert, Gautier o Le Fontaine. También ha escrito varios guiones para Servillo. Fuera de Italia, sin embargo, es un personaje totalmente desconocido. Según Servillo, "Baudelaire anticipa nuestra condición, cómo la técnica y la tecnología nos ha americanizado y el espíritu se ha empobrecido". Es decir, cómo Baudelaire rastrea nuestra condición deshumanizada. Por eso, para el actor napolitano, el buen teatro tiene que reconectar a las personas. Servillo también cree que es el teatro quien tiene que hablar y no los artistas. "Hay tantos artistas que hablan y hablan y no dicen nunca nada: nosotros somos portadores de las verdades del teatro". El ensayo Tre modi por non morire (Tres maneras para no morir) es un texto autónomo que se puede leer como un libro. Lo que leyó Servillo en Girona la semana pasada es una adaptación. Según Servillo, "necesitaba conectar con el público y Montesano te prepara para leer bien a Baudelaire, Dante y los griegos: te hace una introducción justa y necesaria". El espectáculo es íntegramente en italiano y, de hecho, ahora girará por toda Italia.
Hay tantos artistas que hablan y hablan y no dicen nunca nada: nosotros somos portadores de las verdades del teatro
"No quiero vender mi talento" dice Servillo. "Ponerme al servicio de otros, y cuando los otros son tan grandes hace que quedes anulado como actor". El intérprete napolitano recuerda una frase de Sorrentino que decía: "El talento es insoportable y estéril: sin talento se puede llegar a ser bueno". La reflexión más importante para Servillo es para identificar qué quiere decir ser contemporáneo. Montesano recogió en el ensayo las lecturas que agrupadas resuenan. "Atenas no es el París de Baudelaire". Servillo quiere reflexionar sobre nuestro comportamiento humano y, por eso, necesitó hacer este viaje temporal con los clásicos. "Es el choque de estas tres visiones del mundo lo que me permite autocompletarla con la mía que si no fuera parcial". "Baudelaire es sensacional", dice Servillo. "Acabamos con Baudelaire que proclama que la riqueza es una virtud y, por lo tanto, el reto es la solidaridad: nos tenemos que hacer compañía entre nosotros. Baudelaire también habla de la depresión de los tiempos modernos: ahora no vivimos tiempos fáciles".
Sin confirmarnos si lo veremos pronto en los cines, afirma que lo que lo mueve es el teatro. Lo que quiere seguir haciendo es teatro. Y que lo desea es hacer teatro, porque es napolitano
Servillo es feliz haciendo teatro y viajante con su equipo. En Nápoles es socio de la Sala Asole, un laboratorio de creación para jóvenes compañías. Años atrás había dirigido él mismo espectáculos de teatro como Las voces interiores de Eduardo De Filippo, el autor napolitano por excelencia y que el Teatre Lliure programó. Sin confirmarnos si lo veremos pronto en los cines, afirma que lo que lo mueve es el teatro. Lo que quiere seguir haciendo es teatro. Y que lo desea es hacer teatro, porque es napolitano.