El 24 y 25 de enero de 1939, poco antes de la entrada de las fuerzas franquistas en Barcelona, la Legión Cóndor protagonizó el enèsim bombardeo sobre la ciudad, y dejó el puerto completamente arrasado. Ahora, el Ayuntamiento de Barcelona, con el apoyo de la Fundació Carles Pi i Sunyer edita Topografia de la destrucció. Els bombardeigs de Barcelona durant la guerra civil, de Laia Arañó y Mireia Capdevila, un estudio en profundidad sobre los tres años de bombardeos sobre la ciudad, que se ha presentado hoy en el Born CCM. Paralelamente el Ayuntamiento anuncia la retirada de 10 medallas concedidas a franquistas, entre ellas la del mismo dictador. Todas estas iniciativas se enmarcan en el proyecto Barcelona Bombardejada, impulsado por el Comisionado de Programas de Memoria del Ayuntamiento.
Bomba en bomba
Este trabajo es el resultado de dos años de investigaciones por parte de las autoras y supone un gran avance en el estudio de que pasó en la ciudad en aquellas fechas. Se trata de un censo muy detallado de los inmuebles afectados por la guerra civil, de tal forma que con fechas muy concretas, ordenadas cronológicamente, se puede constatar la brutalidad de los ataques. Una tarea realizada con el soporte de muchos tipos de fuentes diferentes: desde informes de los bomberos hasta listados elaborados por el Ayuntamiento. La voluntad era hacer un documento basado en datos cuantitativos que diera una idea incontestable de la barbaries vivida. Pero las autoras también han incorporado fragmentos de memorias, que permiten dar una idea de la tragedia humana que supusieron estos bombardeos.
1.800 inmuebles afectados
El total de edificios de la ciudad afectados por los bombardeos es de 1.800. Mireia Capdevila ha querido resaltar que Barcelona fue bombardeada durante dos años, de febrero de 1937 a enero de 1939. "Vivió bajo el terror aéreo constante y permanente 24 meses" explica Capdevila. Además de los episodios más recordados como el de Sant Felip Neri, el del camión de trilita de la Gran Vía o los del puerto, las autoras registran muchos más casos. En los meses finales de 1938 y a principios de 1939 los bombardeos fueron continuos: "La gente no tenía tiempo de reponerse. En una misma fecha podía haber diferentes bombardeos". "Eran bombardeos despiadados sobre centros civiles" explica Capdevila, apuntando que su objetivo era "el desgaste de la población civil". Al ubicar los inmuebles afectados se evidencia cuál son los barrios más afectados y se constata que eran los más poblados, como Gràcia o Ciutat Vella, además de toda la fachada marítima. Y además, en el censo queda claro que la mayoría de los edificios afectados son viviendas, no instalaciones de interés militar. Queda clara la voluntad de escarmiento de estas acciones aéreas.
Mapa de los bombardeos de Barcelona 1937-1939. ICGC - Ayuntamiento de Barcelona.
El plano
Con la ayuda del Instituto Municipal de Informática, las autoras realizaron un mapa geolocalizado, que refleja el censo de inmuebles afectados, que es terriblemente revelador. El censo y el mapa son los principales ejes de este trabajo... El mapa de una forma muy visual muestra qué lugares fueron afectados por las bombas. A partir de este gran plano se han realizado un centenar, de tamaño más reducido, que suelen reflejar sólo un barrio, para indicar exactamente dónde se producen los ataques (el de la Barceloneta es el mayor, porque fue el barrio que más sufrió los ataques). Capdevila ha destacado tres episodios: los bombardeos de saturación que duraron 41 horas en marzo de 1938, pero también los de octubre de 1937, en los que en un solo día hubo más de 300 afectaciones y, finalmente, los producidos en enero de 2019, cuando los franquistas ya estaban en el Llobregat. Las autoras han querido dejar claro que Barcelona se convirtió en un referente con respecto a resistencia de los ciudadanos a los bombardeos. Este libro, según sus autoras y sus promotores, quiere ser un "reconocimiento a toda la ciudadanía que resistió la barbarie"; unos barceloneses que fueron puestos como modelo por Winston Churchill, en uno de sus discursos durante la Segunda Guerra Mundial, refiriéndose a ellos como "los valientes hombres de Barcelona".
La valoración
Gerardo Pisarello, primer teniente de alcalde de la ciudad, ha querido recordar que los bombardeos de Barcelona fueron un experimento de terror aéreo, que más tarde se aplicarían a otras partes, pero que también constituirían un método para atemorizar la población. "Libros como este son el antídoto perfecto para la banalización de lo que pasó, especialmente en momentos de ascenso de la extrema derecha", ha apuntado Pisarello, a quien ha destacado que esta publicación muestra una realidad que se ocultó y de la que se habló poco pero que muestra la brutalidad de una ideología que hoy se pretende blanquear. El líder de los comunes ha reclamado la necesidad de recordar el pasado, pero también de evitar un retorno del totalitarismo: "Hace falta un gran acuerdo antifascista europeo. Es una condición para la supervivencia de la democracia en Europa".
El trauma en cifras
Todavía hay barceloneses vivos que recuerdan las terribles fechas de la guerra en que la muerte llegaba del cielo, porque todos los habitantes de la capital catalana se habían convertido en objetivos mortales de una determinada ideología. Topografia de la destrucció es un libro sobre los bombardeos sin miedo, sin manchas de sangre, sin muertes de familiares... Sólo ofrece datos y más datos. Pero es justamente esta aséptica avalancha de datos la que permite alejarse de la parte humana de la barbarie y ofrecer una visión incontestable de la tragedia. Arañó y Capdevila nos ofrecen un listado inacabable de edificios destruidos. Sólo hace falta que nuestra imaginación los llene de gente.