"¡Te constiparás!". Se le destapa el culo. La manta resbala y se queda con la parte baja de la espalda al aire. El consejo no se lo da una madre o un padre que irrumpe en la habitación; lo podrían dar miles de madres y padres que en aquel momento velan por él. El consejo lo podría dar cualquier joven en el chat, acompañando el comentario con un buen emoji. 20.000 personas miran como duerme. The Grefg está haciendo un maratón de directo en Twitch ("The Grefg Extensible"). No es el primero en el mundo. Pero sí de los más populares que lo hacen. En total acumula más de dos semanas de directo. Más de dos semanas trabajando (y lo que le queda). Por cada donación de un suscriptor, suma diez segundos al crono. Las donaciones las cederá a causas benéficas.
¿Por qué lo hace, más allá del proyecto solidario? El murciano, residente en Andorra, es uno de los mayores en YouTube y Twitch, pero se tiene que hacer ruido. Siempre se tiene que hacer ruido: Ibai es el ferri más grande del mundo Internet en España. Pero en pocos meses ha montado una mansión de 'streamers; una velada de boxeo; y ahora un equipo d'eSports, presentado en el Palau Sant Jordi días atrás, con Gerard Piqué. Además, está ante el chat en Twitch unas cuantas horas, prácticamente cada día de la semana.
Desmontar una obsesión
"¿Cómo desmontas una obsesión? La obsesión de ser lo mejor?". Así resumía El Xokas, otro de los streamers en el top 10 del España de Twitch la forma de encarar el trabajo de los creadores de contenido. Lo admitía: "Tenemos un problema. Pero...". Encogía los hombros, reconociendo que no sólo es las doce horas delante de la cámara, después hacen más falta unas cuantas de gestión de marca, redes, contactos con empresas, etc.
Las reflexiones las hacía muy recientemente delante de los micrófonos de The Wild Project, uno de los podcasts más escuchados del momento, liderado por uno de los youtubers de la vieja guardia, Jordi Wild (El Rincón de Giorgio). El mismo Wild le preguntaba: "¿No podríais trabajar un poco menos? Con un 20% menos ya trabajaríais un montón de horas". "Tienes razón", respondía El Xokas, poniéndose las manos en la cara, apretando las mejillas, en claro gesto de contrariedad.
Sé que petaré
Jordi Wild, que se ha inspirado en el líder del podcasting Joe Rogan para su programa, conserva la misma visión que el norteamericano. La misma que el muy influyente psicólogo y pregonero del liberalismo clásico, Jordan B. Peterson. Una mezcla entre defender al máximo las libertades individuales pero al mismo tiempo, y lejos de las reflexiones colectivas, dejar entrever una vertiente social muy de vez en cuando. Un punto de cansancio vivencial que los lleva a hablar, prácticamente sin querer, de derechos laborales. En este espectro se sitúa Wild, que ha dedicado los últimos diez años de su vida a ordeñarse como un loco. Hasta ahora.
"¿Vosotros haced lo que queráis, pero qué ejemplo le estáis dando a los chicos de diez, doce o dieciocho años que empiezan? ¿Que hagan doce horas de directo delante de cinco personas?", cuestionaba Wild. Contra las cuerdas, Xokas respondía: "Sé que petaré. Me estoy engordando. Estoy blanco. ¿Pero hasta cuándo podré seguir en mi prime [su mejor momento de forma]? ¿Hasta cuándo podré competir con los mejores a mi mejor nivel?". Y acompañaba Wild: "Yo también era así, hasta que me marché dos meses de vacaciones y no-pasó-nada". El Xokas se lo miraba con ojos reflexivos... El like como moneda. "Estamos creando una sociedad suicida por los niveles de presión y depresión que generamos", concluía Jordi Wild, precisamente recordando el caso de una streamer que se suicidó días atrás por el hate.
El paso siguiente
Cada vez son más los creadores de contenido que hablan sobre sus condiciones de vida. Días atrás surgía un sindicato de creadores de contenido bajo el paraguas de la UGT. La mayoría de los grandes streamers y youtubers sin embargo, siguiendo la línea impuesta por la lógica desmovilizada de Internet, desprestigiaron la propuesta. Hasta que no solidifique alguna de estas ideas laborales, se impondrá el trabajo extenuante por una competición salvaje. Porque el directo no parará. Ya lo decía uno de los youtubers también amigo de los clásicos en la plataforma, Orslok, viral estos días por un puñetazo a un compañero durante su programa Yo Interneto. Lo hacía en entrevista a Deriva en el 2019: "Lo que vendrá es el directo puro, no hablo de nada orwelliano, eh, hablo del paso siguiente".
Este presente de hiperconexión –y autoexplotación– ha llegado. Ya es cosa del futuro, quizás no tan lejano, poder traspasar la pantalla y arropar un mismo el enésimo streamer que haga un reto agotador como el de The Grefg. O poder hacerle un golpecito en la espalda a Ibai o Xokas y decirlos, "cogeos unas vacaciones, chicos".