¿Por qué perdemos el tiempo en polémicas de este tipo? ¿Por qué damos importancia a tuits de señores y señoras de partidos que casi ya son historia y que practican la catalanofobia? ¿Por qué convertimos constante y automáticamente cualquier comentario absurdo o ataque lingüístico en noticia? ¿Por qué les damos este poder?

De hecho, me hago estas preguntas mientras dedico un artículo a la cuestión del maldito 'trigo' y me hace incluso rabia tener que perder el tiempo en estas paridas. Porque este bombardeo sistemático hacia el catalán empieza a cansar y las situaciones que se derivan, con las consiguientes amenazas, denuncias y shows mediáticos, son irreales y absurdas. Tan absurdas como que alguien inocentemente pregunte si puede decir 'trigo' en lugar de 'blat' en un concurso en la televisión pública de nuestro país y que algunos se aprovechen de esta simple anécdota y la conviertan en un espectáculo lamentable y vergonzoso. Cualquiera diría que hay una masa de gente esperando cualquier historieta vinculada a la lengua para descontextualizarla, exponerla y atacarla, siempre con el objetivo principal de explotarla políticamente como sea y al precio que sea.

¿Os imagináis que en La Ruleta de la Suerte resolvieran paneles con palabras erróneas también o, aún mejor, palabras en catalán?

¿Os imagináis que en el Ahora Caigo, Arturo Valls hubiera dado por buena una palabra incorrecta o inventada? ¿Os imagináis que en La Ruleta de la Suerte resolvieran paneles con palabras erróneas también o, aún mejor, palabras en catalán? ¿Os imagináis que en el Pasapalabra el rosco fuera bilingüe o trilingüe? Imaginémonos la respuesta de los presentadores cuando alguien, inesperadamente, contestara en catalán en alguno de estos concursos. Imaginémonos el impacto de esta respuesta en los medios de comunicación.

Si os digo que no habría ningún tipo de impacto ni de noticia, no os hago ningún spoiler, ¿verdad? Qué ejemplos más inverosímiles y qué gilipolleces. Pues estas gilipolleces están al nivel de esta historieta del 'trigo'. Y podrían ser situaciones parecidas, pero he ahí la gran diferencia: no lo son. Y no lo son y no lo serán nunca porque nuestra lengua no se encuentra en las mismas condiciones ni disfruta de los mismos derechos que la lengua vecina.

Somos especialistas en darlez voz y en hacerles caso. Dejemos de escucharlos. Hagamos que sea la última anécdota polémica del catalán y de TV3. Ignorémoslos, no les hagamos noticia y no les demos espacios. No les hagamos de altavoz porque nos jugamos la supervivencia y la extinción del catalán. Tenemos trabajo y no podemos perder el tiempo en estas nimiedades. ¡Intentémoslo! No les hagamos noticia: la lengua nos lo agradecerá.