"Me recuerdo con dos años cantando Aserejé", confiesa Triquell. El enfant terrible de Eufòria publica hoy su primer disco, Entre fluids, álbum que lo destaca como muuuuucho más que un cantante surgido de un talent show televisivo. 100% talento, 110% carisma, ha firmado un álbum que, en su continente y su contenido, es puro 2023: pop que no elude los ritmos que marcan el tempo de su era; pero al mismo tiempo dejando entrever un conocimiento de referentes e influencias donde figuran los nombres claves de la historia musical de las últimas décadas. Triquell domina y su debut es un muy buen disco. "Creo que ya lo había dicho alguna vez, pero este es el primer recuerdo que tengo vinculado a la música. Recuerdo también escuchar a Isabel Pantoja al coche. También el Mysterious Ways de U2".

 

Las Ketchup, Isabel Pantoja y U2. Una combinación curiosa.
Bono es mi crash. Es un icono. Me gusta mucho como letrista, como activista, como persona, el estilo que tiene, su flow... Y que conste que la Pantoja también tiene un flow brutal. Tengo todo un batiburrillo de recuerdos gracias a mi padre, que me ha enseñado mucha músca. Pero no quiero parecer el pedante de turno, cintando un montón de nombres de grupos y de discos.

¡Tira!
Recuerdo un concierto de The Cure. Aluciné con Robert Smith, con aquel peinado, con las uñas pintadas. Todo como muy emo. Un carisma que no se lo acababa. También recuerdo flipar con David Bowie y preguntarle a mi padre por qué tenía un ojo de cada color. O un concierto de Rammstein. El tio se lanzaba por una tirolina. Y se encendía fuego y se meaba sobre el público. Me gustaba indagar cómo se lo montan los artistas. Chris Martin de Coldplay tocando el piano todo empapado de sudor. Amy Winehouse en el Albert Hall. Extremo. Un flow increíble, también el de Amy Winehouse. Me gusta llegar a qué hay detrás de cada artista: por qué tiene este estilismo, por qué escribe estas letras, por qué lleva esta banda. Estas partes del artista casi inexplicables, casi emocionales. Tener muchas referencias te deslumbra, aunque sean diferentes.

Como han influenciado todas estas referencias en tu personalidad creativa.
Un autor tiene que decir y tiene que transmitir alguna cosa. Tiene que explicar una verdad. Tiene que ser una verdad propia. O no tiene por qué. Pero yo valoro que haya un universo y un imaginario en torno a los creadores de contenido, no solo de músicos, sino de cineastas, de escritores, de fotógrafos...

Un autor tiene que decir y tiene que transmitir alguna cosa. Tiene que explicar una verdad

¿Cuál es tu verdad?
No tengo ninguna y a la vez tengo muchas. No quiero formar parte de ningún departamento estanco. Quiero poder tolerar y estar rodeado de gente que me aporte y yo les aporte, siempre que no nos hagamos daño los unos a los otros. Pero no nos podemos poner barreras.

También tenemos nuestras propias contradicciones.
Cien por cien y yo el primero. Soy una contradicción con patas. Y manifestarlo me hace estar tranquilo. Ser consciente que no tengo que ir con una bandera justificando una verdad casi religiosa. Quizás pasado mañana la vida me ha dado un giro extremo y ya no puedo decir lo mismo que digo hoy. Y no me tiene que culpar nadie por eso.

A mí me gusta cantar porque puedo vomitar las cosas que tengo dentro. Eso no solo es una especie de terapia personal, sino que también me permite compartir mis inquietudes

¿Si la vida te deparara este giro extrema y, por ejemplo, ya no pudieras cantar más, como vehicularías esta creatividad?
A mí me gusta cantar porque puedo vomitar las cosas que tengo dentro. Eso no solo es una especie de terapia personal, sino que también me permite compartir mis inquietudes. Como quién tiene el impulso de hacer un dibujo, escribir el guion de una peli o quien tiene el impulso de interpretar a un personaje o vestirse de manera extremada. Es este impulso el que te permite saciar la bicho que llevas dentro.

Triquell publica hoy su disco de debut, Entre fluids / Foto: Montse Giralt

¿Hasta qué punto Triquell es un personaje?
Triquell no es una persona. Triquell es una micracultura de personas. Triquell es un proyecto de banda. Triquell es un grupo de música que lo flipas. Triquell son, también, cuatro productores y un equipo audiovisual. Todos formamos parte de la misma generación y hemos creado un gremio muy guapo que circumstancialmente ha quedado escondido detrás de mi cara. A veces pasa eso, que por circunstancias hay una persona que hace de portavoz, pero no quiere decir que sea el único que tiene una verdad. En este caso, tras Triquell hay un equipazo sin el cual no tendría sentido todo lo que nos está pasando. Quiero creer y me hace feliz pensar que Triquell es el mismo grupo de amigos que teníamos hace 4, 5 o 6 años. Los mismos que hacíamos música en el estudio con dos altavoces cutres, somos los que hemos hecho este Entre fluids

Quiero creer y me hace feliz pensar que Triquell es el mismo grupo de amigos que teníamos hace 4, 5 o 6 años

¿Ha sido fácil mantener este estatus transversal del proyecto conviviendo al mismo tiempo con tu dimensión mediática actual?
Ha habido momentos complicados. A menudo siento que el amor que envío hacia fuera a veces no me lo envío a mí mismo. Quizás me falta trabajo mental para aprender que tengo que amarme a mí mismo como amo lo que hago y la gente que he ido encontrando estos últimos dos años. Pero los más próximos, la gente que me rodea, es la que me hace tocar de pies en el suelo. Son los que me alertan de que tengo que bajar el ritmo. Quizás tanto frenesí ha hecho que me olvide de gente sin la cual yo no estaría aquí. Por eso, aunque ahora vivo en Barcelona, siempre que puedo voy a ver a la familia, los amigos de toda la vida... Y también procuro encontrar tiempo para estar solo. Porque también es muy importante disfrutar de la soledad con uno mismo.

¿Cuando ha sido la última vez que has dicho te quiero a alguien?
A mi padre, ayer. Le pasé uno de los temas del álbum y me llamó todo orgulloso. Quiero que la gente se espere a que salga el álbum para escucharlo. Mantener este punto de excitación. Pero mi padre es mi gran referencia musical. En temas de criterio musical es muy top. Le pedí que escogiera uno de los trece temas del disco y le pasé. Le pasé Evanjelly (Flowin), el primer tema del álbum.

¿Qué te dijo?
Me llamó emocionado. Está muy orgulloso. Me dijo que podría estar escuchándolo 10 horas seguidas.

¿Tu padre tocaba en algún grupo?
Mi padre ha hecho de todo. La vida lo obligó a ser un currante. Un tipo clase de obrera total. Y a golpe de currar ha sacado adelante una empresa. Por eso no ha podido dedicarse a la música. Es como ve a través mío un sueño cumplido. Pero no desde la frustración, sino desde la ilusión. Mi padre es mi homie, mi colega. Nunca ha proyectado frustraciones hacia mí. Y eso es de agradecer. Igual que mi madre. Estoy muy orgulloso de quiénes somos. Recuerdo que mi primera canción fue una composición en piano que titulé a Wild Horses, porque tenía unos bpms que eran parecidos al cabalgar de un caballo. Tenía 10 años y saqué unos acuerdos al piano. Recuerdo tocarla y que mi padre me aplaudiera superorgulloso. Los dos han confiado siempre mucho en el proyecto, en mis ideas. Me dejan seguir el ritmo orgánico que tenga que tomar mi vida, pase por donde pase. Eso es guay.

Yo Eufòria no sabía qué era. Todos íbamos a ciegas. Por suerte, coincidimos un grupo de personas brutales. La tele tiene los ritmos que tiene y a veces abruma

¿Cómo fue el camino hasta llegar a Euforia?
Yo Euforia no sabía qué era. Todos íbamos a ciegas. Por suerte, coincidimos un grupo de personas brutales. La tele tiene los ritmos que tiene y a veces abruma. Pero fue eso: ir a hacer un casting a ver lo que pasaba. Y pasó que iba pasando etapas sin saber qué me encontraría. El aprendizaje era exponencial, cada día conocía a mil personas nuevas. Era una sobrestimulación extrema. Un cambio muy heavy. Yo no sabía nada. No sabía qué forma tendría el plató, ni qué canciones podríamos interpretar, ni si podríamos ir toda la banda. Ninguno de nosotros teníamos ni idea de lo que podía ser. Íbamos a ciegas constantemente, por eso no nos podíamos crear ningún tipo de expectativas. Y ahora que ha ido bien es como... guay. Además, en esta nueva edición han hecho cambios que molan mucho.


¿Cómo?
Ahora pagan a los participantes. Y eso es de agradecer. Y el estigma de cada persona que participa no se lleva tan al extremo. Ya no es tanto eso del experimento del Show Truman sociológico. Sino una propuesta mucho más sensible. Creo que este año ha habido un punto de sensibilidad más guay.

¿En Euforia te sentiste un experimento?
Un reality es un poco un experimento sociológico. Y tienes que asumir con naturalidad que formas parte de él. Cualquier cosa que se vea de ti se lleva al extremo. Estás jugando a crear un fenómeno mediático con personas, y en gran parte, jóvenes. Y depende de cómo lo gestiones, te puede causar un trauma.

Un reality es un poco un experimento sociológico. Y tienes que asumir con naturalidad que formas parte de él

En el programa nunca dejaste de ser tú.
La gente me lo dice, pero yo no lo veo tanto. A veces soy demasiado autocrítico. Y quizás sí que lo he gestionado bien, pero quizás lo podría haber gestionado mejor. No lo acabo de tener nunca demasiado claro. Porque si todo va bien, pero yo internamente no estoy bien... ¿Está yendo bien? ¿Realmente es eso el éxito? Porque si no tienes tiempo de amar a los que amas, de estar bien contigo mismo... Porque sino tienes tiempo de retener nada porque todo es tan frenético que el tiempo se te escapa.

Triquell, la vida después de Eufòria / Foto: Montse Giralt

¿Es el peaje a pagar?
No lo asumí tanto como un peaje, sino como una odisea. Y el concierto en el Palau Sant Jordi fue como llegar a destino: el punto más mágico y más alto al que podíamos llegar. Aunque también tenemos que ser conscientes de que llegamos demasiado rápido. No te puedes creer que actuar en el Sant Jordi es la normalidad, porque no lo es. No todos los creadores tienen la suerte de poder tener un espacio tan bestia y nosotros lo llenamos dos veces. Pero aquel fue nuestro final, y fue un final feliz. A partir de aquí hemos tenido que cerrar una etapa para salir de este oasis y recuperar nuestro ritmo poco a poco, haciendo lo que tienes que hacer, con un crecimiento más orgánico.

El concierto en el Palau Sant Jordi fue como llegar a destino: el punto más mágico y más alto al que podíamos llegar. Aunque también tenemos que ser conscientes de que llegamos demasiado rápido. No te puedes creer que actuar en el Sant Jordi es la normalidad, porque no lo es

¿Ahora tu ritmo ya es orgánico?
No está siendo muy orgánico, porque sigue siendo muy extremo. Ahora tengo toda una gira para intentar tocar de pies en el suelo.

Y quizás te encontrarás con conciertos con 15 o 20 persona.s?
Evidentemente. Pero la suerte que tengo es que yo ya he dado conciertos para 15 o 20 personas. Ya sé qué es hacer contenido que no tiene exposición mediática, pero lo haces porque tienes la necesidad carnal de hacerlo y no pretenciosamente pensando que habrá un reconocimiento, aunque también motiva hacerlo por un reconocimiento. Evidentemente, todo el mundo quiere que su obra sea reconocida, pero yo entiendo que todo eso es cíclico y que habrá una época en que las cosas quizás no funcionarán tanto y no podré dar tantos conciertos. Pero ya lo tengo asimilado, porque forma parte del ciclo.

Evidentemente, todo el mundo quiere que su obra sea reconocida, pero yo entiendo que todo esto es cíclico y que habrá una época en que las cosas quizás no funcionarán tanto

¿Este disco hubiera existido sin Eufòria?
Sí, yo creo que sí, pero no de la manera que ha salido. Todo ha influido de alguna manera. Sin este paso por Euròria no hubiera tenido un espacio tan bestia como hemos tenido para grabarlo, ni habríamos trabajado con Arnau Vallvé (batería de Manel y productor del disco), que nos ha dado toda una estructura y una visión mucho más profesional desde la experiencia de cómo hacer música.

¿Ya que estamos, cuánto hace que sabías Manel se separaban?
Evidentemente, lo sabía antes de que trascendiera la noticia, pero tampoco mucho antes. Yo creo que es un periodo de descanso necesario y orgánico. No es nada polémico, ni de mal rollo entre ellos. Simplemente son los ritmos. Llevaban muchos años de tute.

¿Eres fan de Manel?
¡Sí, sí, sí! Mis discos favoritos suyos, son los tres últimos, pero mi padre ya me los ponía de pequeño. Son un modelo de coherencia y evolución. Un grupo como Manel es inspiración en hacer lo que crees y lo que quieres. Un modelo de cómo crear un imaginario muy propio.

Un grupo como Manel es inspiración en hacer lo que crees y lo que quieres. Un modelo de cómo crear un imaginario muy propio

¿Por qué escogiste a Arnau más que como productor casi como gurú de tu proyecto?
Ha sido nuestro gurú y nuestro sherpa. Conectamos al momento y poco a poco empezamos en currar. Cuando hay sinergia y cuando las ideas fluyen, todo es más fácil. Pero tanto él, como Genís (Trani, otro de los productores del disco), otro sherpa brutal.

Entre fluids es un disco muy 2023, pero con un background de influencias muy amplio.
Yo es que, de nuevo, he mamado mucha música diferente. Siempre he sido como muy explorador del universo. Y cuando descubro un grupo me gusta indagar. Todo a través de los algoritmos, porque la mía es una generación algorítmica: escuchas eso y el algoritmo te recomienda eso otro y vas indagando, indagando e indagando y no paras. También he heredado vinilos. Soy un friki coleccionista de vinilos. Me gusta ir a tiendas de discos, curiosear, quedarme con el diseño, el arte, el concepto.

Triquell en la sesión de fotos para la entrevista en ElNacional.cat / Foto: Montse Giralt

¿Entre fluids saldrá en vinilo?
Sí. Lo hago no por rentabilidad económica sino por romanticismo puro.

¿Cuál es el último disco que has comprado?
El Swimming de Mac Miller y el A Rush of Blood to the Head de Coldplay. Y en un viaje a Málaga recientemente, me compré el Bête Noire de Brian Ferry. De hecho, en el disco utilizamos un sampler del tema Kiss and Tilo de Brian Ferry.

Las letras también basculan entre el manual generacional y el sentimiento y la reflexión más profunda.
A veces doy muchas vueltas a las letras, otras es escritura automática y después perfilar métricas y y barbarismos para no liarla parda con el idioma, ya que habitualmente ya hablo catanyol. Pero normalmente me muevo por impulsos, con las letras, y acabo tirando muchas porque no me convencen. El álbum tiene una cara A, con letras, y música, más luminosas, y una cara B, más crepuscular.

La fiesta y la resaca.
Más o menos, pero todo es muy relativo. Quizás un tema que a ti te ralla y te emociona, a otro lo activa.

¿Tú qué escuchas cuando estás triste?
Normalmente música triste. Me gusta bañarme en la mierda. Normalmente, el estado de ánimo intento acompañarlo con la banda sonora. A veces pasa al revés, que la banda sonora me lleva al estado de ánimo. Pero si estoy depre acostumbro a escuchar cosas como The Nacional, Love of Lesbian o Lana del Rey.

Se tiene que llorar y descomprimir. Hubo unos meses de mi vida en que no lloraba y no sabía qué me estaba pasando. Con el tiempo me he dado cuenta que lo que pasaba era que estaba bloqueado emocionalmente

¿Has llorado, escuchando música?
Evidentemente, si no significa que hay alguna cosa que no va bien. Se tiene que llorar y descomprimir. Hubo unos meses de mi vida en que no lloraba y no sabía qué me estaba pasando. Con el tiempo me he dado cuenta que lo que pasaba era que estaba bloqueado emocionalmente.

¿Si este disco lo hubieras publicado pero no lo escuchara nadie, existiría?
Entiendo que no. O quizás parte de él sí, pero no de la forma que existe ahora. Sería como una versión beta. Todos nosotros tenemos mil cosas en el disco duro que no se publicarán nunca. Es como el gato de Schrödinger: si metes un gato dentro de una caja, nadie sabe si está vivo o muerto. .

¿Y tú cuando ha sido lo ultima vez que has escuchado tu disco?
Ayer. Fui a Sabadell a buscar el coche, para escucharlo allí. Puse el CD y... me sentí muy orgulloso. La música en el coche es otra dimensión. También depende del coche. Tenía uno antes que, metías un poc de bajos, y aquello resonaba por todas partes.

¿Se puede saber qué coche tienes ahora?
Yo tenía un Clio y ahora tengo un Mazda 2 del 2009, tiene 13 o 14 años. Viviendo en Barcelona, es un privilegio tener un coche. Normalmente lo dejo en Sabadell.

¿Desde cuándo vives en Barcelona?
Hará un par de meses que me mudé. Desde principios de febrero. ¡Y super-bien! Tenía ganas de hacerlo. Hacía tiempo que lo pensaba. Tuve que dejar los curros para entrar a Eufòria y tuve que volver a vivir en casa de mi padre. Y ahora he ido a Barcelona porque he conocido gente de aquí. Estoy compartiendo piso con Maria Hein y Yudi Saint X.

¡De este piso también se podría hacer un talent show!
Sí, es brutal. Allí nadie te dirá nunca que bajes la música. Estamos hablando constantemente de música. Nos enseñamos los temas nuevos, nos pasamos las maquetas... Cada habitación tiene como su hombre studio.

¿Saldrá proyectado conjunto de aquí?
Ya hemos dicho de hacer música juntos, sí. Pero hoy por hoy todas tenemos muchas cosas en la cabeza: bolos, discos nuevos... En verano, con más tranquilidad, creo que tendré tiempo para dedicarme a otras cosas. Se ha de hacer gremio.