Llindar i celístia (Umbral y claridad de las estrellas) es la exposición que presenta la Fundació Vila Casas sobre un largo proyecto de Jordi Fulla (Igualada, 1967), que empezó a partir de los refugios en piedra construidos por los campesinos y pastores, pero que, como dice el artista, "no tiene a las piedras como objetivo". "Las piedras son una excusa para explicar las dificultades que tenemos para enfrentarnos a la realidad", explica Fulla.
En realidad, la solidez de las piedras contrasta en todas sus obras con el umbral, un espacio de sombra o de luz que abre el interior al exterior y viceversa. Y al fin, nos habla tanto de los umbrales, como de la "celístia", la claridad de las estrellas. "Es lo que siempre he hecho con mi arte: reflexionar sobre el proceso de conocer la realidad", argumenta el artista. Con esta exposición Fulla cierra un largo proyecto sobre las contrucciones en piedra, que también ha incluído una exposición itinerante, Umbrales en el punto inmóvil del mundo que gira, que todavía se puede ver en Andorra. Llindar i celístia se podrá ver en Can Framis, el museo de la Fundació Vila Casas en la Superilla del Poblenou, a partir de hoy y hasta el 16 de junio. Habrá 8 visitas comentadas, siempre en sábado a las 12h.
Pegado al terruño
Hace treinta años, cuando Jordi Fulla era estudiante, disfrutó de una beca del Institut Cartogràfic de Catalunya para documentar qué nombres recibían las construcciones en piedra hechas por pastores y campesinos en el territorio catalán. Muchos años después, el autor retomó este elemento ancestral, que le había impactado mucho, y empezó a crear obras sobre el tema, a partir de muchos recorridos por el campo por la Segarra. Y la exposición de Can Framis refleja el proceso productivo de Fulla. Las primeras obras eran pinturas donde se reproducía de forma muy detallista, piedra a piedra, estas construcciones. 9 de las treinta y tantas pinturas que hizo Fulla de este tipo (con estilo casi fotográfico) se exponen en Can Framis. El proceso es terriblemente minucioso: "Construir una pintura de estas es como construir una cabaña", explica Fulla, quién tiene mucha experiencias en tareas minuciosas, ya que en una exposición en Montserrat presentó 17.000 diminutas esculturas hechas a mano. Él ve estos trabajos repetitivos como una liberación: "Me interesa el salto al vacío en que no piensas ni en lo que estás haciendo". En cambio, en la segunda sala de la exposición, Fulla presenta una obra radicalmente distinta: La piel de la amnesia, una gran instalación de piedras de la Segarra, presidida por un acrílico de una borda de pastor donde se experimenta sobre el juego entre la reproducción y el original.
Del espejo a las líneas de grano
Las diferentes interpretaciones de las imágenes de las construcciones de piedra da pie a las diferentes piezas mostradas en los otros tres ámbitos. En el tercero, L'Envers du monde, el artista contrapone un cuerpo tridimensional, elaborado con técnicas pictóricas, a un espejo. La intención era mostrar cómo "en el espejo, a la vez que te enfrentas al vacío, te enfrentas a ti mismo". A continuación, tres obras pictóricas remarcan un espacio abierto al mundo entre las piedras de las cabañas, unos umbrales inquietantes que custodian la instalación La habitación del grano, una serie de 179 líneas elaboradas con granos de cebada que remiten al nacimiento (han colaborado en su elaboración once personas). El último espacio parte de la idea de multiplicidad y agrupa obras de tipos diferentes pero conectadas entre ellas. Está protagonizado por tres esculturas que reflejan una misma cavidad real de una cabaña de pastor. Pero Fulla argumenta que él no las denominaría propiamente esculturas, ya que no están previamente pensadas, sino que han ido surgiendo en el proceso de creación: "A partir de una mancha intento explicar la sensación de vacío", explica el artista.
Una obra de colaboraciones
Fulla ha destacado el papel del poeta y ensayista a Lluís Calvo en esta exposición. No sólo creó un poemario ad hoc para la exposición, sino que sus poesías aportaron uno de los términos del título: "celístia" (claridad de las estrellas). A Fulla le fascinaba la idea de la luz emitida por unos cuerpos que ya no están, que han desaparecido hace miles de años. Además, Calvo ha aportado al catálogo (que se presentará el jueves 7 de marzo) un extenso ensayo sobre la obra de Fulla. El 16 de mayo se hará en Can Framis una performance que contará con la colaboración de Calvo, pero también de otros creadores (algunos de los cuales ya colaboraron en la instalación La habitación del grano). Calvo ha preparado toda esta exposición desde su casa de la Segarra, pero también desde su taller del Poblenou, no lejos de Can Framis, aunque anuncia que pronto lo tendrá que dejar, a causa de los problemas del mercado inmobiliario. Pero su cabeza, a menudo, ha estado muy lejos del Poblenou. Afirma que la influencia japonesa es patente en toda esta exposición, explicando que su primer viaje a Japón fue "una experiencia muy intensa que me hizo cambiar". Fulla apunta que sin sus estancias en Oriente, su universo artístico sería otro y que esta exposición no habría existido.