Hace justo 365 días que Josep Maria Espinàs se convirtió oficialmente en leyenda y en una de las voces contemporáneas más importantes de la literatura catalana de nuestra casa y, como pasa con las cosas que no tienen demasiado sentido, hizo falta que desapareciera para encontrar su espacio entre nosotros. También fue un hombre polifacético que odiaba tal nomenclatura porque prefería "escritor y home de fer feines", y un autor que nació el día que murió; una reflexión que el filólogo Pep Antoni Roig se ha hecho suya para reivindicar la figura de un hombre que él mismo no había leído nunca. Así lo confesó en el obituario que le dedicó en este mismo diario y que fue la primera chispa de L'aire de les coses (Ara Llibres), un libro a medio camino entre el dietario y el ensayo que firma una mirada virgen a la obra del Espinàs para descubrir a una de las personalidades más genuinas de nuestra literatura. Lo hace a través del filtro de un joven que pasa de la treintena; una obra que habla de un autor consagrado y que, en palabras de la editora Isabel Martí, también se convierte en un autoretrato de un libro sobre el mismo Antoni Roig.
L'aire de les coses funciona más como encuentro que como libro al uso, con un Pep Antoni Roig curioso y confesional que quiere indagar en una carrera literaria que le es desconocida y que, haciéndolo, acerca Josep Maria Espinàs a todo el que lo quiera conocer. Libro a libro, artículo tras artículo, el filólogo y articulista se ha sumergido de una forma casi obsesiva en la cosecha literaria del autor del himno del Barça y el fundador de los Setze Jutges y la Nova Cançó porque no entendía por qué su generación no tenía a Espinàs en su arco referencial de autores importantes. ¿Cómo podía ser que un filólogo leído como él no lo hubiera descubierto mucho antes? "Creo que a Espinàs lo mató bastante la transformación entre la era analógica y digital; Espinàs veía y explicaba literariamente la vida de una manera que ahora ya no se lleva, ahora todo va muy rápido", ha explicado.
En una charla con la crítica literaria Júlia Ojeda, l'autor ha seguido reflexionando sobre estos pocos relevos generacionales que han hecho que Espinàs llegue tarde a nuestra cotidianidad. Los dos han coincidido en señalar la responsabilidad de escuelas y academias a la hora de prescribir lecturas y autores para seguir preservando la literatura catalana, y es que "si la Academia no es prescriptora, es imposible que estos referentes nos lleguen; me parecería lógico y normal haber leído a Espinàs en la escuela en un país normal", ha remarcado Ojeda, que ha hecho un llamamiento a que la obra escrita por Antoni Roig la lean todos los alumnos de cuarto de ESO de Catalunya. En este sentido, para el filólogo y autor de este ensayo, sí que "hay una voluntad que llegue a los jóvenes, aunque sé que es complicado, pero creo que es importante porque la obra literaria de Espinàs es imprescindible para entender el mundo actual". También ha querido subrayar los peligros de querer clasificar más de la cuenta a los referentes de nuestra casa, un hecho que puede resultar desencantador para aquellos que hacen de la etiqueta una verdad absoluta, jugándose todo el disfrute a cara o cruz. "Tanto Segarra como Pla son autores inclasificables, y creo que al Espinàs le pasó lo mismo".
Creo que a Espinàs lo mató bastante la transformación entre la era analógica y digital
Antoni Roig también ha querido reivindicar el articulismo como el hecho de pensar una idea cada día y como otra manera de explicar el país. El autor de L'aire de les coses, que escribe una columna semanal en ElNacional.cat, añora tener ganas de leer aquel nombre concreto a primera hora de la mañana en la cabecera de referencia, un hito que Josep Maria Espinàs hizo durante casi cuatro décadas, y que el ahora escritor lamenta que hace un flaco favor a la cultura literaria y reflexiva del país. "Todos los países del mundo tienen articulistas diarios; Espinàs lo fue durante 38 años, pero este país en este momento no tiene articulistas catalanes en catalán y lo echo muy de menos, porque eso también es literatura".
"Gracias por hacer que la obra de Espinàs no sea memoria abajo, sino reconocimiento arriba", ha agradecido una Martí visiblemente emocionada, resaltando la alegría de Antoni Roig a la hora de sacar adelante un proyecto que lo ha tenido ocupado durante meses. Según ha explicado la editora de La Campana, querían que la importancia de la figura del escritor de Barcelona la trasladara sobre papel una persona joven, que fuera vivencial y que el peso del autor en el libro fuera el mismo que el peso de Espinàs, "porque si él tiene que traspasar más allá del tiempo es para que a alguien joven lo coja y se lo haya suyo". Y en palabras del filólogo del Pla del Penedès: "hacía mucho que no leía a un autor en mi lengua y de una edad tan diferente que no me fuera tan próximo".
El acto conmemorativo también ha contado con la consellera de Cultura, Natàlia Garriga, quien ha remarcado que "Josep Maria Espinàs fue un faro para la cultura catalana", a la vez que también ha querido recordar la importancia de trasladar la gran tradición literaria de nuestra casa a las nuevas generaciones. "Tenemos que ayudar a que los más jóvenes conozcan a aquellos autores que los han precedido, que miren a través de sus miradas y transporten su conocimiento a sus experiencias, igual que hizo Espinàs".