La primera temporada de Upload fue una de las grandes sorpresas del 2020, con la original premisa de un más allá virtual donde seguir viviendo después de la muerte, siempre y cuando tengas el dinero para pagarlo. La sátira del capitalismo que se extraía era hilarante y la relación que surgía entre uno de los difuntos clientes y su asistente técnica, todavía viva, la convertían en una comedia romántica única. Pero a esta segunda temporada le ha costado más arrancar. Por una parte, porque han pasado dos años, y tenemos que volver a conectar con la historia y los personajes. Y por la otra, porque la serie ha reducido su parte satírica para potenciar la trama, una apuesta que cuesta digerir, pero que acaba dando sus frutos.
Un choque inicial
El principal choque al empezar la segunda temporada de Upload es no encontrarse con los dos pilares que la habían hecho genial: el humor ácido y la relación de la pareja protagonista. Que quede claro que reducir el humor no significa que en estos episodios no haya comedia; al fin y al cabo, al frente de la serie está Greg Daniels, que nos ha traído la The Office norteamericana o, más recientemente, Space Force, y, a pesar de no llegar al nivel cómico de la primera, está muy por encima del de la segunda.
Con respecto a la relación entre Nathan (Robbie Amell) y Nora (Andy Allo), uno muerto y la otra viva, los guionistas juegan a hacer sufrir al espectador colocándolos en puntos lo máximo de alejados posibles. Nathan se encuentra con que su chica, Ingrid (Allegra Edwards), ha llegado al más allá virtual para hacerle compañía eternamente, mientras que Nora ha dejado atrás la tecnología para vivir un tiempo con los ludites, que tienen el objetivo de acabar con estas desigualdades de clase que se extienden más allá de la muerte.
Por si no fuera suficiente, uno de estos ludites se convertirá en la nueva pareja de Nora, Matteo (Paulo Costanza), un personaje que ejemplariza la parte más negativa de esta temporada, porque no tiene mucho carisma ni elementos cómicos, sencillamente funciona como una pieza más de la trama. Ahora bien, es a partir de este contexto que la serie es capaz de crear un dilema moral fascinante para Nora, porque luchar contra los ricos con Matteo también significará atacar a la persona que había amado. Y con un conflicto tan potente, la temporada no puede hacer más que crecer.
Explorando a fondo el mundo
Y es que después de un par de episodios en los que la serie tiene el riesgo de tomarse a ella misma demasiado seriamente, la segunda temporada encuentra su punto dulce cuando recupera algunas dinámicas de la primera, con el reencuentro de Nathan y Nora, y se dedica a explorar más a fondo su fascinante mundo, incorporando ciberataques, bebés digitales que por sólo 99 centavos puedes hacer que hagan la siesta o la venta de los sueños de los clientes del mundo virtual en Hollywood o, incluso, en páginas pornográficas.
Y es a través de estas ideas estrambóticas que la serie vuelve a parecer una comedia de Greg Daniels, creando tramas tan hilarantes como la de Ingrid criando a un hijo que nace y muere en 24 horas por hacer de contrapunto de las partes más serias y cada vez más complejas. De esta manera, la segunda temporada de Upload acaba siendo capaz de ofrecer nuevas posibilidades en su mundo de ciencia ficción sin perder de vista la sátira y abre la puerta a una tercera temporada que esperamos que esta vez no tarde tanto en llegar a Amazon Prime.