La casa de papel, una de las series de más éxito de Netflix, llega este septiembre a su final con el estreno de la quinta temporada. Ya sin el mono rojo, la actriz catalana Úrsula Corberó, una de las integrantes de la popular banda de ladrones, emprende su viaje hacia Hollywood. Un periplo cerca del paseo de las estrellas que inicia con el estreno de Snake Eyes, una superproducción de la saga G.I. Joe, dirigida por Robert Schwentke, en la que Corberó comparte pantalla con Henry Golding, Samara Weaving y Andrew Koji.
Fin de ciclo
"Siempre he sido bastante enemiga de la falsa modestia. Siento orgullo de mí misma". No se esconde, la actriz catalana Úrsula Corberó, a punto de ver materializado su salto a Hollywood con el estreno el próximo 20 de agosto del film Snake Eyes (cinta que en Estados Unidos llega a las salas de cine este viernes). "Está muy bien y creo que es muy sano sentirse orgulloso de uno mismo, aunque me parece que a veces no está tan bien visto decirlo así abiertamente. Pero siento que me he esforzado mucho para conseguir lo que quiero, que es poder dedicarme a mi vocación", ha añadido.
El salto a Hollywood coincide en el tiempo con el final de La Casa de Papel, la serie que ha consolidado la trayectoria de la actriz barcelonesa. Corberó no oculta que sintió que estaba viviendo un cambio de ciclo el último día de rodaje de la ficción de Netflix. "Es que con la tontería hemos estado trabajando juntos los últimos cuatro años...", apunta en declaraciones a EFE. "Ha sido un largo viaje. Siento más el cambio de fase con el fin de La casa de papel que con mi principio en la industria americana".
L'actriu catalana Úrsula Corberó debuta a Hollywood amb la pel·lícula Snake Eyes. Foto: EFE
Úrsula Corberó admite que cuando le pasaron el guion y le ofrecieron el personaje de la malvada y retorcida The Baroness, no estaba muy familiarizada con el universo G.I. Joe. "Y creo que eso jugó a mi favor: estaba totalmente exenta de presión. Pero sí que es verdad que, a medida que fui adentrándome en este mundo, me di cuenta de que es algo que realmente mueve masas".
Un personaje liberador
Cuando aceptó la propuesta, la actriz catalana tenía claro que se lo tenía que pasar bien. "The Baroness era la primera villana que iba a hacer en mi carrera y tener en el currículum un papel de villana era como "conseguido" (risas). También era algo nuevo y diferente para mí". Y liberador. Y es que Corberó sostiene que cuando se interpreta a un villano no hay reglas ni normas. Todo lo contrario. Todo vale. "Esta mujer se lo pasa muy bien incluso cuando está en las situaciones más límite, cuando tiene que tomar decisiones importantes. Le da igual: ella nunca pierde el sentido del humor, ella siempre está disfrutando".
Corberó necesitaba un personaje que a nivel emotivo fuera todo lo contrario a Tokio, su papel en La casa de Papel. "Ella sufre, ¡madre mía lo que sufre! Y yo llegaba a casa sufriendo también. Así que pensé que esto iba a ser muy liberador: poder hacer un personaje así y regodearme un poco en esa cosa que tiene ella de ser femenina, del poder y de todo".
Visualizando el momento
Aunque ya había participado anteriormente en producciones como Ventdelplà, descubrimos a Úrsula Corberó como integrante del reparto de Física o química, serie teen referencial para toda una generación que se dejó de emitir ahora hace justamente una década. Diez años más tarde, la actriz, de 31 años, da el salto a la meca del cine. "Siento que me he esforzado mucho para conseguir lo que quiero, que es poder dedicarme a mi vocación".
Úrsula Corbero dice que hace diez años ya podía visualizar perfectamente este momento. "¿Es un poco fuerte lo que acabo de decir? (sonríe). Más que una ambición era una cosa que pensaba que, si quería hacerla, podía". Para Corberó, la vida nos regala momentos complicados. "A veces las personas tienen que pasar por etapas traumáticas en las que las cosas no salen como uno quiere... Pero a mí me ha servido mucho lo de la ley de la atracción: creo que somos todos muy capaces, más capaces de lo que creemos. Así que este es un mensaje para que la gente vaya a por los objetivos que quiera. Si lo he conseguido yo, lo puede conseguir cualquiera.