El 2008 fue un año importante para Catalunya: Pep Guardiola asumió el reto de entrenar el primer equipo del Barça, Manel presentó su primer álbum de estudio y la economía del país, como la de todo el globo, empezó a colapsar después del estallido de la burbuja inmobiliaria. Ninguno de estos hechos, sin embargo, fue tan trascendente como el que tuvo lugar clandestinamente en una fúnebre habitación de Flix, donde se produjo el nacimiento de Jo Només Follo a Pèl, un bloc de textos inclasificables y fotomontajes sórdidos que centenares de jóvenes catalanes visitaron asiduamente entre el 2008 y el 2014, el año en que Valero Sanmartí –el seudónimo de quién escribía los posts– lo abandonó indefinidamente. Hay quien es plenamente consciente y hay quien seguramente lo ignora, pero aquella web que regalaba dosis de locura con cuentagotas es, en esencia, el padre del humor catalán moderno.
Si Valero desatendió el bloc, sin embargo, no fue por desidia. En 2013, este personaje desconocido para el gran público pero venerado en foros como Racó Català o Patatabrava, "el único mesías de la historia con la cara de Tom Selleck y una polla bífida", publicó su primer libro, Jo només il·lumino la catalana terra (Malas Herbes), una recopilación de escritos centrados en la idiosincrasia de los catalanes en que hablaba, entre otros, sobre los castellers, los quillos, los vascos y también, claro, sobre la independencia. Un ensayo que cargaba contra el stablishment condescendiente del país. Una manera de hacer irreverente de la que todavía beben espacios como La Sotana, El Sótano y otros podcasts y publicaciones digitales.
Más tarde, en el 2016, llegaría Los del sud us matarem a tots (Males Herbes), una novela de estructura tipo escoge tu aventura ambientada en el año 2032, con una Catalunya sometida a los andorranos, una Girona en ruinas donde sólo viven viejos, una Barcelona convertida en parque de atracciones para turistas y unas tierras del sur llenas de mutantes endogámicos. El libro, todavía más incendiario que el primero, consolidó la figura misteriosa de Valero, quien, poco después, en el cenit de su fama, desaparecería de las redes y, por lo tanto, del mundo.
Pero no estaba muerto, sólo lo teníamos esnifando cocaína "postrado en la cama de su habitación, acompañado sólo por su poderosa imaginación y por dos mellizos tailandeses de quince años a quienes llamaba cariñosamente 'mis putos esclavos chinos'". Este lunes, 8 años después del debut, la Editorial Males Herbes anunció que reeditará Jo només il·lumino la catalana terra, en una versión que volverá a contar con dibujos de otro bastardo, Roger Pelàez, y que llegará el 17 de marzo.