Las zapatillas deportivas Vans son todo un clásico. Más que unas zapatillas de deporte, un objeto de diseño que ha trascendido su utilidad original para acabar convirtiéndose en todo un icono de la cultura popular contemporánea. Son las 'zapas' que no pasan nunca de moda.
Los orígenes
En los años 50 el mercado de las zapatillas deportivas en los Estados Unidos estaba dominado por Converse y Keds. Y, tras estas, Randy, la empresa en que trabajaban los hermanos Paul y Jim Van Doren.
Paul y Jim fueron los primeros que en darse cuenta de que las zapatillas deportivas eran mucho más que un objeto práctico en nuestra vida cotidiana para empezar a convertirse, especialmente entre los adolescentes practicantes de deportes como el skate y los amantes de la música, en todo un símbolo de culto de su cultura y opción vital. Eres lo que llevas en los pies.
No es extraño pues, que Randy fuera la primera compañía a diseñar y vender un modelo destinado a los patinadores sobre tabla. Eran las Randy 720, durante la primera mitad de los años 60 las zapatillas deportivas oficiales de los Campeonatos Nacionales de Skate de los Estados Unidos.
Sin stock ni cambio
Fue un día de marzo de 1966, los Van Doren habían abandonado sus puestos de trabajo en Randy y con toda su experiencia y las muchas ganas de innovar en el mundo del calzado deportivo, crearon su propia compañía. Les acompañaban en la aventura Gordon Lee y Serge Delia. La empresa se llamaba Van Doren Rubber Company y sus zapatillas deportivas, Van Doren's. Con el tiempo, sin embargo, todo el mundo las llamaría Vans.
Los Van Doren abrieron su primera tienda a Anaheim, en California, no muy lejos de Disneyland. Aquella jornada inaugural pusieron en venta sólo a los modelos que había en el escaparate. Las cajas de las estanterías estaban vacías.
Murieron de éxito. A los 12 clientes que entraron en el local, les tuvieron que pedir el color en que querían sus zapatillas y que pasaran a recogerlas por la tarde (durante sus primeros años, el suyo era un modelo artesanal basado en la fabricación bajo demanda). Así lo hicieron. Surgió otro problema.
El par costaba 2,49 dólares. Expertos en la gestión de compañías, inexpertos en el día a día de una tienda, no tenían cambio. Hicieron una nueva petición a su clientela: se podían llevar las zapatillas deportivas, pero que por favor volvieran al día siguiente con el importe exacto. Los 12 lo hicieron. Los 12 se llevaron los primeros ejemplares de las Vans #44, un modelo hoy día conocido como 'The Authentic'.
Saliendo de la norma
El gran acierto de Vans ha sido identificarse desde siempre con los principales consumidores de zapatillas deportivas: la gente joven. Las Vans son desde el primer momento la marca de referencia de los surfistas y, muy especialmente, los skaters.
Dos mitos de la tabla como Tony Alva y Stacy Peralta fueron los responsables de diseñar otro de sus modelos más emblemáticos, las Vans #95, también conocidas como 'The Era'. Alva y Peralta también fueron los creadores del ya icónico eslogan de la marca, aquel 'Off the Wall' que ellos utilizaban practicando skate cuándo un truco salía de la norma y lo que era habitual.
Skate y Vans se volvieron a reencontrar el año 1978 con la creación de las Sk8Hi, el primer modelo de bota alta producido por la compañía californiana, el segundo en llevar a su lado la sidestripe. La banda lateral también conocida como jazz stripe fue diseñada por el mismo Paul Van Doren para diferenciar sus zapatillas de las de la competencia. Las #36 'Old Skool' fueron las primeras al lucirla. Con el tiempo se han convertido en uno de los modelos favoritos para los seguidores de la marca.
Música y cine
La música, especialmente el punk, el metal y en los últimos años también el hip hop, han sido otras de los cómplices en la implantación de Vans como un hecho cultural que trasciende las modas temporales para convertirse en un símbolo perenne.
Un binomio Vans-música que a lo largo de los años se ha traducido en modelos especiales costumizados por bandas como Bad Religion, Iron Maiden, Descendentes, Motörhead, Suicidal Tendencies, Slayer, Tyle, the Creator o Foo Fighters.
El gran momento de eclosión mediática de Vans, sin embargo, llegó de la mano del cine y del actor Sean Penn. El año 1982 se estrenaba Fast Times at Ridgemont High, una de las primeras comedias teen que años después vivirían su era de oro con sagas como American Pie, en el que Penn interpretaba a Jeff Spicoli, un surfista... disperso.
Durante gran parte de la película Penn usa unas Slip-On a cuadros blancos y negros. El modelo, inspirado en el calzado que utilizaban los marineros en cubierta, se convirtió instantáneamente en otro clásico de su catálogo. Explica Penn que fue él quien fue expresamente a comprarlas en la tienda Vans de Santa Barbara.
Caer para volver a levantarse
Consolidada ya como una de las compañías más relevantes del sector del calzado deportivo, a mediados de la década de los ochenta, Vans intentó hacerse un lugar más allá del skate y el surf, y aproximándose al baloncesto o el atletismo. La aventura casi acaba con la compañía. Los modelos eran extraordinarios, pero la propuesta no cuajó. Vans entró en quiebra y se vio asomada al precipicio. No cayó.
Los Van Doren decidieron volver a la esencia original de la compañía y poco a poco empezaron a recuperarse. Llegados a las dos primeras décadas del siglo 21, Vans vuelve a ser la marca que todo el mundo quiere calzar para saltarse las normas.