CaixaForum presenta la primera exposición hecha en Barcelona sobre Diego Velázquez: Velázquez y el Siglo de Oro. No era una exposición fácil, porque Velázquez no tiene mucha obra, y porque buena parte de ella está en el Museo del Prado de Madrid, que es muy restrictivo con los préstamos de obras de este pintor. Pero gracias al acuerdo entre la Obra Social la Caixa y el Museo del Prado, se han podido llevar siete obras de Velázquez a la capital catalana. Las han acompañado 52 obras más del Prado, de grandes artistas de su época, de Tiziano hasta Rubens, pasando por Murillo o Zurbarán, porque la finalidad de la exposición es analizar la obra del pintor con otros artistas de su periodo. El cuidado montaje, como en otras exposiciones realizadas en estas salas, permite dar la máxima visibilidad a las piezas expuestas. Esta muestra se podrá ver, sólo en Barcelona, hasta el 3 de marzo.

Diego Velázquez, Marte, c. 1638. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Las siete piezas emblemáticas

Todas las piezas de Velázquez que se han llevado a Barcelona son obras conocidas, que aparecen en buena parte de la bibliografía sobre el autor. En lugar destacado El príncipe Baltasar Carlos, a caballo, un retrato típico de corte, como Felipe IV (y, en un estilo muy distinto, pero también vinculado a la corte, el Bufón con libros). También hay un espectacular cuadro de temática religiosa: la Adoración de los Reyes Magos, con un muy conseguido juego de luces. Figuran en la exposición dos obras de temática mitológica, el espectacular Marte y Esopo (en esta última Velázquez rompe moldes retratándolo como un mendigo de su época). Y también incluye un retrato, al margen de la corte, el del también pintor Juan Martínez Montañés, porque Velázquez fue un gran retratista.

Diego Velázquez, Bufón con libros, c. 1640. Madrid, Museo Nacional del Prado.

De Zurbarán a Rubens

Aunque buena parte del público pueda acudir al CaixaForum atraído por las obras de Velázquez, hay que destacar que algunas de las obras que les acompañan merecerían, también, presidir una exposición. En el primer ámbito, reservado al arte, es de destacar el San Bernardo y la Virgen, de Alonso Cano. En el segundo apartado, dedicado al saber, contrasta el sobrio San Jerónimo de Pereda con el opulento El gusto, el oído y el tacto de Jan Brueghel el Viejo. En el tercer espacio, consagrado a la mitología, la Venus recreándose con el Amor y la Música, de Tiziano, se complementa con Perseo liberando a Andròmeda de Rubens y Jacob Jordaens. En el ámbito reservado a la corte, el Retrato de enano, de Juan van der Hamen y León contrasta frontalmente con el complejo paisaje bélico de El socorro de Génova por el II Marqués de Santa Cruz. En el espacio de los paisajes, el pequeño Puerto con castillo de Paul Bril, se complementa con el monumental Fiestas del Ommegang o del Papagayo, en Bruselas, procesión de gremios, de Denijs van Alsloot. Entre las naturalezas muertas, destaca por su originalidad La pollera, de Alejandro de Loarte.; y en el apartado de religión hay que resaltar El Salvador bendiciendo, de Francisco Zurbarán.

Rubens, Perseo liberando a Andrómeda, 1639-1641. Madrid, Museo Nacional del Prado.

El hombre que no tenía "estilo español"

Javier Portús, comisario de la exposición, ha comentado que para escoger las obras, se han buscado cuadros de diferentes periodos de la vida creativa del artista, de tal forma que el visitante pueda encontrarse con los diferentes estilos del pintor. Portús afirma que también se han querido presentar diferentes temáticas, teniendo en cuenta que Velázquez fue excepcional por su variedad de intereses: hizo retratos, pero también cuadros religiosos, mitológicos... Pero Pertús ha explicado que estas obras no se quieren explicar por sí mismas, sino con relación con lo que se hacía en el contexto europeo, porque Pertús cree que Velázquez innova a partir de estímulos internacionales (y lamenta que a veces no se haya resaltado lo suficiente eso). En realidad, el comisario apunta que aunque a menudo a Velázquez se le ha clasificado dentro de "el estilo español", aprendió mucho Rubens, quien, a su vez, había sido muy influido por Tiziano. Lo que uniría a estos tres autores sería, básicamente, su uso de los colores, el hecho de considerar la pintura como una arte básicamente cromática. Los cuadros se han organizado por ámbitos temáticos, porque eso permite comparar Velázquez con sus contemporáneos, que a menudo fueron su referente, porque la monarquía española invertía mucho en pintura, y porque muchos artistas trabajaron en varios países a lo largo de su vida.

Pereda, El socorro de Génova por el II marqués de Santa Cruz 1634-1635. Madrid, Museo Nacional del Prado.

El gran momento del CaixaForum

Elisa Durán, directora general adjunta de la Fundación Bancaria la Caixa, ha explicado que "hoy es un día excepcional", porque por primera vez se presenta una exposición sobre Velázquez en Barcelona, y porque en el CaixaForum se podrán ver simultáneamente las muestras dedicadas a Velázquez y a Toulouse-Lautrec. Lo ha planteado como "todo un referente para la ciudad" y augura que habrá un altísimo nivel de visitas. Se ha previsto, incluso previendo muchas excursiones escolares, ampliar el horario de acceso a salas para este colectivo mientras estén abiertas las dos exposiciones. El CaixaForum ha programado también, el 12 de diciembre, una conferencia del comisario de la exposición. Y en el marco de la exposición sobre Velázquez se ha incluido un espacio con una divertida actividad para familias, en la que se podrá hacer una recreación de los cuadros del pintor del Siglo de Oro.

Diego Velázquez, Adoración de los Reyes Magos, 1619. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Los 200 años del Prado

Durán ha aprovechado la ocasión para celebrar la colaboración entre el CaixaForum y el Museo del Prado, un centro que cumple 200 años y que últimamente pretende salir del Paseo del Prado y mostrar las obras fuera de él. Miguel Falomir, director del Museo del Prado, ha afirmado que han encontrado "a un socio privilegiado" en la Caixa, que ha garantizado multiplicar el acceso del público a sus obras. Falomir ha explicado que la obra de Velázquez, que había estado oculta en los palacios, como patrimonio de las colecciones reales, llegó al público gracias a la apertura del Prado, que permitió que la influencia de Velázquez llegara a muchos pintores europeos, como los impresionistas franceses, grandes admiradores suyos. Falomir ha anunciado que para celebrar el bicentenario, el Prado llevará una obra de Rafael al Museu Dalí de Figueras, para que se exhiba al lado de la obra del pintor catalán, gran admirador del italiano.

 

Foto de portada: Diego Velázquez, El príncipe Baltasar Carlos, a caballo, 1634-1635. Madrid, Museo Nacional del Prado.