Valèria N. Saurí, más conocida por su nombre artístico Ven'nus, vuelve al punto de mira con Post-Mullet; un proyecto de indie electrónico con un componente de pop. La sabadellense lleva ya dos álbumes a la espalda —el último, Bocaterrosa, publicado el año pasado—. Las letras de estas 6 canciones hablan de la "vorágine barcelonesa", la época en que la cantante estuvo viviendo en 3 pisos diferentes de la ciudad. El EP engloba diferentes conceptos y uno de los principales es la nostalgia anticipada; aquella sensación de estar viviendo un presente que sabes que más tarde echarás de menos, "es una cosa que me hace sentir muy viva y crear mucho", comenta a la sabadellense. También se ha basado en el colectivismo y el cuestionamiento de las bases del amor romántico. El título hace referencia al peinado que ahora hace unos meses se puso de moda: "hacerse un mullet para mí era como formar parte de un tejido social visualmente rápido y reconocible, pero era una crítica a eso, en verdad". Además, explica como también es una decisión estética y espontánea, ubicando la espontaneidad como una de las características de la generación.

Encontramos canciones muy especiales para la cantante y productora en este EP, hablando de pérdidas y de cierres de etapas. Post-Mullet tiene la peculiaridad que ha sido producido por 7 productores diferentes, incluyendo la propia Ven'nus; ella empezaba a producir y posteriormente lo derivaba a algún productor, dependiendo del sonido que quisiera enfocar. "También era reivindicar la figura de producción, que sin esta no hay nada. Creo que nos estamos olvidando, poniendo tanto énfasis en el Star System, y también mola ver quién hace las cosas realmente", apunta. Ven'nus es una gran defensora de la música en directo y es por eso que su formato de concierto mantiene la banda, a pesar de ser su proyecto más electrónico. La podremos ver en el concierto de presentación del 9 de marzo en el Let's Festival.

Foto: Miquel Muñoz

Hiciste el listening party del nuevo EP en el Heliogàbal. ¿Cómo fue?
Muy bien, la verdad. Muy heavy. Había muchísima gente, todo el mundo estaba muy atento y gustó mucho. Me cortaron el pelo allí en directo, hice un poco de performance, cantamos canciones y muy bien. Estaré unos días todavía digiriéndolo todo. Es como el día de tu boda –o no sé, porque no me he casado–, pero lo más parecido a casarme supongo que es un día como este.

Hace aproximadamente un año que publicaste, y ahora vuelves. ¿Las canciones que lo conforman han ido saliendo a lo largo de este año?
Pues una iba a salir en el otro álbum y algunas otras ya han sido creadas en el pueblo donde me he mudado ahora, pero las letras hablan de la vorágine barcelonesa. Todas son muy pensadas y enfocadas desde esta etapa de Barcelona.

¿Qué te hizo decidir vivir en Barcelona?
Yo vivía en Sabadell de toda la vida y de golpe necesitaba cambiar de aires porque estaba teniendo una crisis. Supongo que me sentía estancada o quería dejar de vivir con mi familia. Y ya que me independizaba, no me quería independizar en Sabadell, porque a nivel cultural tampoco había mucha cosa. Necesitaba aferrarme a alguna cosa más, que hubiera un retorno más directo: red, cambiar vínculos... Y dije: me voy a vivir a Barcelona, que ya trabajaba allí y también era por facilidad de no tener que coger transporte público. Estuve viviendo dos años en tres pisos diferentes, entre Gracia y el Born. Y ahora me he mudado a Les Cabanyes, que es un pueblo muy pequeño en Vilafranca. Somos seis personas y vivimos en una casa muy grande donde todo el mundo hace música. Y era un poco para cambiar de aires, pero aun así sigo viniendo a trabajar al Heliogàbal. No he perdido del todo Barcelona, porque también tengo una red muy guay de amistades.

¿Barcelona es un tema del que ya hablabas en tu primer disco con la canción Vinya del mar, no?
Y todavía no vivía en Barcelona. Era la época que me estaba planteando vivir allí. De hecho, sí.

Me he querido basar mucho en el colectivismo, en el destruir un poco el amor romántico o cuestionarlo tal como lo entendemos

¿Cuál es la idea central de Post-Mullet?
Como concepto me he querido basar mucho en el colectivismo, en destruir un poco el amor romántico o cuestionarlo tal como lo entendemos. Pero también siendo conscientes. Hablo de un concepto de nostalgia anticipada, que al final es como decir que estás viviendo el presente, sabiendo que idolatrarás aquel momento y hace que valores todavía mucho más el hoy, pero al mismo tiempo con nostalgia. Es como una tristeza y felicidad al mismo tiempo. Y es una cosa que me hace sentir muy viva y crear mucho, el saber que estás viviendo alguna cosa que te conecta mucho al presente y decir: "ostras, eso lo echaré tanto de menos".

¿Por qué hablar de la nostalgia anticipada? ¿Es un sentimiento que tienes a menudo?
Quizás porque siempre me había sentido un poco diferente por vivir demasiado las cosas, o por ser demasiado sentimental, demasiado sensible. Y lo había visto como una cosa negativa, quizás. Porque claro, sentía que las cosas me afectaban más que al resto. Pero en el fondo, la cosa positiva de ser sensible es que eres consciente del presente, y eso es un regalo, al final. Y por eso quería verlo como virtud y no como un defecto.

¿Por qué lo has titulado así?
Hacerse un mullet para mí era como formar parte de un tejido social visualmente rápido y reconocible. Pero era una crítica, en verdad. Al final simboliza querer formar parte de alguna cosa, todos lo queremos. Y también es una decisión estética, pero al mismo tiempo muy precipitada, espontánea. Si te lo paras a pensar, es una liada, porque después te lo dejarás crecer, estarás feísima... Era también hablar de esta espontaneidad que creo que nos caracteriza como generación y tratarlo desde aquí, este colectivismo, desde la espontaneidad. Sí, diré que trato varias cosas, pero al final quizás esta es la más importante.

Foto: Miquel Muñoz

Haces una mirada a toda una generación.
Sí, también desde una burbuja, siendo consciente del privilegio que es hablar de estas cosas y no de otras. Me he querido liberar de tener que cuestionar cosas a nivel de sociedad. Simplemente, he hablado de cómo lo vivo yo y cómo siento que lo vivimos las personas que me rodean. Ahora no es el momento de hablar –como la canción Guerra del disco pasado– de cómo veo el mundo, sino que voy a intentar estar bien conmigo, que también hay una parte de política en eso.

Háblame un poco de las canciones que forman el EP.
El orden lo he decidido una vez las tenía todas acabadas. La primera es Si m’has seguit y sería totalmente cerrar una etapa. Tan lent habla de querer que las cosas vayan mucho más lentas para poder valorar el presente. T'hi quedes es una oda a la amistad, por lo tanto, este colectivismo menos romantizado. Entonces, están Cap trosset de mi y Ketaambtu, que son las dos maneras de enfocar una pérdida; a partir de la fiesta, desconexión o desde el ser conscientes y las dos partes de dejar cosas. I jazz want my G back es una mezcla de muchas cosas. Este año he ido a muchas jam session, y me he fijado que la mayoría de veces tocan hombres, y me hacía mucha gracia decir, vale, parad, parad de tener vuestro minuto de gloria, este momento de querer atención y demostrar que eres el mejor en la vida. Y pensé: en la vida nos pasa lo mismo, queremos encontrar nuestro momento para demostrar que hacemos el mejor solo de jazz, ¿sabes? Y, no sé, me hizo bastante gracia, porque al final era una manera de coger la sociedad y hacer un microclima en un escenario, ver a todos los hombres en fila, peleándose para tocar y demostrar que son los mejores. Y lo mezclé con una historia personal de una persona que se ha ido, y han sido diferentes maneras de afrontar pérdidas, marchadas y conexión con el presente y con el colectivo de la gente.

Podría llorar escuchando Cap trosset de mi, y nunca antes me había pasado con ninguna otra canción

En un post decías que hay dos canciones que le dan sentido a todo.
Porque estaba tan orgullosa... Son temas que haberlos hecho hace que cierres una etapa. O sea, me imaginaba que cada persona tenía como una esfera —tipo uno trivial— y que cada uno tenía los quesitos, y como yo ya no formo parte de ninguno de los tuyos, yo de tu esfera no formo parte, pero tú en la mía sí, y este punto de duelo y las dos percepciones. Cap trosset de mi la produje casi toda yo, y me gustaba tanto y estaba tan orgullosa de haberlo hecho, también como mujer productora... Para mí eso lo es todo, ¿sabes? Estaba superconectada con esta canción y me sigue pasando que cuando la canto o la escucho, me hace sentir mucho. Es que podría llorar escuchándola. Y nunca antes me había pasado con ninguna otra canción.

En los diferentes adelantos, y en algún videolíric, encontramos fotos tuyas de archivo. ¿Qué te ha hecho escoger este tipo de imágenes?
Siguiendo con el tema de los peinados: como te cambia la vida también con cómo te muestras por fuera, que también es un sinónimo de cómo estás por dentro. Y me hacía mucha gracia coger archivos de cómo me sentía yo, porque se ve muy visualmente. No lo sé, era mezclar mucho el pasado; al final, ¿por qué tener que crear contenido nuevo —de ir a hacer una sesión de fotos— cuando tienes toda tu vida fotografiada? ¿Para qué forzar? Entiéndeme, forzar es guay, porque estás generando un universo correspondido en el cual estás, pero también es chulo mirar si ya tenías un material que quizás te hace sentir como estás ahora. He encontrado cosas muy divertidas y todo lo he acabado maquetando yo, que también me gusta bastante.

Todo eso lo ligas también a la nostalgia de la que hablábamos antes, ¿no?
Sí, sí. Todo va un poco ligado.

Foto: Miquel Muñoz

Si miras tu proceso al hacer el disco y ahora al hacer el EP, ¿ha sido muy diferente?
Sí, esta vez hemos sido 7 personas produciendo el EP. Me apetecía mucho, yo empiezo a producir en mi casa las maquetas y después las derivo o las acabo con alguien más, dependiendo del sonido que le quiero dar. Y esta vez quería hacer este concepto de main artist no con gente que pone voz y letra, sino con gente que pone su creatividad, que es igual de válida o más. También era reivindicar la figura de producción, que sin esta no hay nada. Creo que nos estamos olvidando, poniendo tanto énfasis en el Star System y también mola ver quién hace las cosas realmente. Por eso hay tantos temas con tanta gente diferente. Me lo habría podido poner mucho más fácil, pero al final es un proceso tan vivo, crear, que también mola cambiar de espacio, ir a casa de las personas... Menos con Arnau Vallvé, que sí que fui a su estudio, con el resto ha sido bedroom pop, que al final es ir a casa de la gente. Y hacerlo desde allí es supervivo, para mí uno de los mejores momentos es acabar la sesión de aquel día y ponernos a hacer la comida. Me gusta vivir todo el proceso desde casa hasta compartirlo.

Tus letras siempre han tenido un componente poético y un trasfondo importante. ¿Cuál es tu proceso de creación? ¿Cómo creas?
Siempre he tenido la inquietud de escribir prosa y poesía en cualquier momento del día. Me pilla y lo quiero hacer, intento hacerlo porque si no me estanco, no puedo pensar en nada más porque no me quiero olvidar de esta frase. Y a partir de allí creo cosas. Eso lo había ido haciendo siempre activamente hasta hace quizás un año o así, que me bloqueé un poco. No sé por qué, quizás por eso tomé la decisión de marcharme a vivir fuera, porque me estaba matando un poco la creatividad, tantas cosas, tanta Barcelona... No encontraba estos momentos para crear porque no me surgía. Y entonces, de alguna manera, siento como he aprendido mucho a escribir cosas nuevas, porque yo podría haber seguido haciendo poesía, que a veces no tienen sentido muchas cosas que digo, pero me gusta mucho la sensación que se crea; pero en este EP he creado una narrativa y también ha sido un ejercicio muy bestia, porque no es lo que estoy acostumbrada a hacer, siempre escribía y si alguien lo entendía, guay, si no también. Estoy queriendo conectar mucho más con la gente y de alguna manera he tenido que encontrar una nueva metodología que no estaba acostumbrada: hacer letras narrativas.

Para mí uno de los mejores momentos es acabar la sesión de aquel día y ponernos a hacer la comida

¿Ahora te sientas a escribir o siempre lo has hecho?
Ahora quizás más. Aunque nunca podré forzar una idea, no me saldrá. A la que viene, viene, y de golpe escribes toda una canción en 10 minutos. La ráfaga esta se tiene que pillar, y por eso se tiene que parar el mundo, a veces, cuando te viene.

Al ser letras autobiográficas, ¿cómo vives la exposición?
Este año me he semado que flipas en Tan Lento e I jazz want my G back. Hablaban tanto en concreto de una situación y de una persona, que yo hace tiempo que me cuidé en salud y envié estas canciones a quien sentía que le pertenecían para decir mira, eso ha pasado, y si te he hecho esta canción, o he hecho esta canción hablando de la situación, es porque he vivido muchas cosas y me has hecho sentir muchas cosas. Al final, lo encuentro como un premio; o sea, que guay que alguien te haga un resumen de tu vida.

¿Cómo has planteado el nuevo directo?
Estoy muy contenta porque estamos produciendo el nuevo directo con Joan, con quien hicimos la última canción. Haremos un directo con la banda que siempre he llevado, que son cuatro músicos increíbles. A pesar de ser el EP más electrónico que he hecho nunca, quiero intentar mantener la música en directo, no tanto el show de tirada y olvidarnos de la música. No lo critico, no es un beef, tengo muchas amistades que lo hacen y no pasa nada. Pero yo, al menos como propuesta, quiero mantener la música en directo y lucharlo hasta la muerte. Se volverá a poner la moda, todo vuelve. Y yo creo que se tiene que luchar, le debemos mucho a la música, nos está haciendo vivir. Creo que lo tenemos que mostrar en los conciertos.

Foto: Miquel Muñoz

¿Qué influencias han hecho que tiraras hacia la electrónica?
Una que se llama Oklou, Loyle Carner, que le hemos hecho un sample, de hecho, o Fred Again... También, de repente te digo Leonard Cohen, no tiene nada que ver, pero su sensibilidad también la he intentado coger. Amancio Prada, estas cosas más de hacer canciones de poesía, también es una cosa que he mamado mucho de mi padre. Siento que también me acompaña esta parte. Y Sílvia Pérez Cruz también tiene un punto por las armonías, que no son tan planas... Me he intentado alejar de los referentes urbanos. Aunque es el sonido más urbano que he hecho nunca, los referentes no lo son.

¿Porque hay referentes de hace años, o son concretos de este EP?
Fred Again ha entrado de pleno y de nuevo, y Oklou también. Antes quizás tenía más a Frank Ocean y más indie, tipo Ferran Palau, más próximo de aquí. Pero sí que siento que ahora yo he cambiado un poco el estilo de música que he escuchado. He trabajado más de noches, eso me ha influenciado, he escuchado mucha más música urbana que nunca porque, claro, aunque no quisiera, la tenía que escuchar y supongo que eso ha hecho que la absorbiera.

La cosa positiva de ser sensible es que eres consciente del presente, y eso es un regalo

¿Por qué te han hecho decantar hacia la electrónica?
Supongo qque viviendo, simplemente... Es el primer año que he ido a festivales grandes, y los he hecho todos, de repente. Nunca había ido ni al Primavera Sound, ni al Sónar, solo había ido al Vida... De repente, he ido a muchos festivales de estos que hacen pura electrónica, y ostras, es guay.

Últimamente, los artistas parece que vayan hacia estos sonidos más electrónicos. No sé si tú desde dentro también estás teniendo esta sensación.
Sí, supongo que ha surgido muy orgánico. He ido a vivir con un colega que hace música electrónica y eso también me ha hecho descubrir muchas cosas... También cuando estuve viviendo con Xicu, que también hace mucha música electrónica... No ha sido: voy a hacer un EP de música electrónica. Cero. De hecho, también estoy preparando cosas muy acústicas, pero he pensado que ahora no encajaban.