La verbena de Sant Joan es aquella noche donde parece que todo puede pasar pero acaba pasando lo mismo de cada 23 de junio. Porque una sale del trabajo a las 18.00 de la tarde con la auténtica motivación de quienes se va de festival un domingo por la mañana y acaba cantando el YMCA abrazada al amigo pesado o a la tía de 80 años. Esto es así. Me imagino a cualquiera desabrochándose los botones de la camisa y aflojándose la corbata mientras llega a casa, se enfunda las bermudas y las abarcas y se abre una cerveza antes de que llegue todo el jaleo, los amigos, a la familia, quien sea que te ocupará la terraza durante las próximas 8 horas. Y cuando te la ves venir piensas que será una noche de tranquis, que no te vas a liar, que al día siguiente es fiesta y que necesitas ir a la playa, hostia, que pareces lo puto gusiluz. Todo mentira.

pexels maor attias 5176005

Normalmente se convoca a la peña hacia las 21h, hora prudente para que todo el mundo haya acabado la jornada laboral, se haya duchado y haya pasado por el Mercadona a toda prisa para comprar la última coca de Sant Joan – que se la podrían ahorrar, también, que aquello está más seco que una alpargata. Timbre, dos besos, abrazo, y todos a la mesa: un par de tortillas de patatas, pan con tomate, embutido, tacos de fuet y queso, hummus con zanahoria por si hay algún veggie. El bidón azul que te ha dejado a tu padre está lleno hasta arriba de birra, tinto de verano y ron Negrita para los mojitos. La amiga bromista saca un fajo de bolsas de plástico de cotillón y las reparte mientras la música empieza a sonar, justo en el mismo momento que hay un par o tres (o cuatro) que ponen los ojos en blanco y exigen o bien la última de Oques Grasses o un remix de David Guetta. Emmmmm... no.

22.35h: la más cutre

Todos a tu alrededor dejan el vaso sobre la mesa y uno, dos, uno, dos; caderas a la izquierda y a la derecha, tres, cuatro, tres, cuatro. Nada como la mítica canción cutre de Los Cantantes para callar las bocas de los modernitos que han criticado la BSO de tu verbena doméstica, básicamente porque son los primeros en levantarse y corear el venao, el venao como unos vulgares desposeídos. Con una mano se arremangan la camisa mientras con la otra siguen el ritmo con el dedo índice apuntando al techo. El resto también se levantan mientras ríen por debajo de la nariz y se suman al despropósito de imitar este baile improvisado que se ha montado en la pista de baile, también improvisada, que es la terraza.

23.17: la mítica de los 2000

Ahora son los fans de Manel quienes piden la mítica de los 2000 que bailaban cuando tenían unos 10 años y que, de golpe, se han vuelto unos auténticos divulgadores del Caribe Mix. Mientras tú todavía estás pendiente de que el bidón esté lleno, muchos mastican coca de Sant Joan mezclada con cava. Esto ya para arriba y no puedes hacer nada para impedirlo, sólo esperar que la bajada sea tan rápida como la subida. Tienes tus dudas cuando empieza a sonar La raja de tu falda y todo el mundo empieza a picar las palmas como Camarón de la Isla en su mejor momento. Fantasía. Vamos Jose.

00.18h: la que todo el mundo odia (y todo el mundo se sabe)

Nadie nunca confesará que le gusta David Bisbal - seguramente porque digerirlo es más difícil que beberte un colacao con grumos cuando tienes resaca - pero todo el mundo se sabe la letra del Ave María como un credo. Y el Bulería. Y Lloraré las penas. En fin, que cuando las patadas al aire empiezan a volar y la peña empieza a dar vueltas como si fuera un ventilador nadie tiene valor de pasar la canción para poner una más digna. Vamos a ver. La dignidad a estas horas está sobrevalorada.

00.43h: la que se ha colado (merecidamente)

Las ronchas de sudor empiezan a florecer bajo los sobacos y tú ya ni te acuerdas que no has repuesto el hielo y que la birra en breves empezará a parecer meado de burra. Pero ya te da igual, sinceramente. Estás a un paso de ponerte a saltar cuando Ladilla Rusa entra en escena con su popular Macaulay Culkin y te empuja a dejarte los talones como si no hubiera un mañana – mañana quizás sí pero en la playa seguro que no. Es un tema joven pero no importa, porque la primera vez que la escuchaste entró directa a la lista de los grandes hits de verbena por mezclar electrónica ravera con folclore rancio. Una maravilla de la cultura de calle que hay que reivindicar en todas las fiestas populares a partir de ya.

1.55h: la balada

Ep, ep, ep, ep. Que paren las rotativas. Llega LA balada. ¿Que esto de bailar cogiditos está anticuado? Sí, lo sabemos, pero a las dos de la madrugada ya sólo tienes ganas de poder apoyar tu cuerpo anestesiado en los brazos de alguien más que probablemente irá peor que tú. Si quieres ligar, es el momento. Si quieres hacer el pena, también. Seguramente alguna feminazi presente criticará que dos tipos se peleen por el amor de una tía como si fuera un objeto, mientras los colegas se arrodillan para cantarle el himno como unos Romeos contemporáneos. Por el amor de esa mujeeeeeeeer...

2.27h: la que te hace sentir la fucking diva

Ya no queda ron y empezáis a plantearos seriamente poner hielo en la birra. La terraza se ha convertido en el escenario de un concurso de camisetas mojadas y los abanicos intentan poner un poco de frescura a la situación, pero la humedad no perdona y tienes el pelo como si acabaras de salir de la silla eléctrica. Por eléctrica la canción que suena y que nunca, nunca, nunca, nunca falla. If you wanna be my lover, you gotta get with my friends, make it last forever, friendship never ends. Te levantas y caminas por la terraza como si tuvieras un montón de paparazzi encima, con los ojos cerrados y mirando a ambos lados. Cuando llegan los que han bajado a por provisiones (sin éxito) se cagan en todo por haberse perdido tremenda canción y la vuelven a poner. Y la bailáis otra vez porque el Wannabe no tiene rival y lo sabes.

3.12h: la que te obligan a poner

Siempre hay el típico o típica que se queja porque no hay reguetón. De verdad, como si no pudiéramos estar cinco horitas sin escuchar al mismo puñetero ritmo en todas las canciones. Ahora que modernos, rockeros y catalanets estaban en sintonía, te ves en la obligación de abrir el Spotify y buscar una canción que contente algunas almas chonis perdidas. Pones la primera que te suena un poco pero parece que has elegido bien... ¡la gente no se queja y todo el mundo se sabe la coreografía! Las malas lenguas dicen que más de una persona ha aprovechado la ocasión para pedir Gasolina y Obsesión, pero mañana nadie se acordará.

4.10h: la que te hace sentir joven

La nostalgia del pasado aparece con los litros de alcohol y de repente te crees en plena fiesta mayor del pueblo, con la camiseta de Soziedad Alkoholika cortada por las mangas y bebiendo calimocho de un vaso de plástico reciclado del 2006. Has cambiado la cresta por el tupé, pero conservas el espíritu de joven idealista fanático del Che Guevara. Los que tienen entradas para el Primavera Sound están igual que tú y ves cómo se les pone la carne de gallina a la primera frase. Todo el mundo levanta las manos rezando a no sabemos exactamente quién y la terraza se convierte en un campo de adolescentes con acné que celebra haber acabado el crédito de síntesis. ¿Que todo el mundo se dedica a fomentar el capitalismo en alguna empresa de mala muerte y se siente el más proletario del mundo cantando el himno de Ska-P? Evidentemente.

5.00h: la que te hace parecer un borrego

Ya no te acuerdas si te llamas Cristina o Bernat y sólo vas dando abrazos a quien vaya saliendo del lavabo, la hilera para vaciar ganas de mear es considerable. Que guapo eres, que guapa eres, vas repitiendo mientras acaricias caras borrosas y sudadas con las manos pegajosas mezcla de empanada de atún y cava recalentado. Quizás sí que irás a la playa pero a bañarte en bolas antes de que salga el sol. De repente alguien te coge la mano y te lleva hasta la pista habilitada y te pone en formación, una línea de muertos vivientes curiosa de ver. Os vais chocando mientras cantáis, os equivocáis, cantáis otra vez la vuelta y os volvéis a equivocar, qué mala leche tenía quién escribió esta mierda de canción. Porque sí, lo es, tampoco nos engañemos, pero la de veces que nos hemos partido de risa siguiendo al líder... ¿qué?

5.37h: la que necesitas antes de irte a dormir

No es verbena si no se acaba con un buen tema de makineo, aquí y en la China Popular, con 20 años o con 43. Y todos lo sabéis, tú dirás si lo sabéis. A estas horas ya sólo ves luces de neón parpadeando, aunque son las 5 de la madrugada pasadas y sólo un foco ilumina la terraza. A tu alrededor, la música ha dejado de sonar unos segundos pero la peña sigue moviéndose, todos el mismo ritmo, los vasos ya vacíos. Las orejas de liebre se levantan de golpe. Podría ser Flying Free, o Smile, o Fly on the wings of love. Pero esta vez es L'Amor Toujours de Gigi D'Agostino, un clásico atemporal que da por finalizada una noche como cualquiera 23 de junio, una verbena más, todas iguales, tan diferentes, tan emocionantes como la que viviste con 16 años por primera vez.

 
¡Alerta! Para más hits como estos, aquí la playlist Revetlla o barbarie: