Hoy vamos a hablar del vocablo catalán ves (pronunciado con e abierta, como la e de hombres tal como lo pronuncia un andaluz al omitir la s final). Es una de las palabras más expresivas del catalán y se usa con mucha frecuencia. Suele decirse al empezar una frase y tiene varios valores. Uno de sus usos es indicar resignación ('¿qué le vamos a hacer?'). Por ejemplo, alguien puede preguntar: Dius que al teu carrer hi han clots a l'asfalt? I per què no et queixes a l'ajuntament? —¿dices que en tu calle el asfalto tiene baches? ¿y por qué no te quejas al ayuntamiento?—; y el otro puede responder: Ves, què vols que hi faci, si l'ajuntament no fa cas als veïns! —¡qué quieres que haga, si el ayuntamiento pasa de los vecinos!—.
También permite alertar: si alguien anda por un lugar lleno de rocas sin espacios llanos, otro puede avisar: Ves si cauràs! o Ves no caiguis! —¡ojo que puedes caerte!—. Este contexto precisamente permite descubrir cuál es el origen de la palabra: es una forma de imperativo en singular (tú) del verbo veure —'ver'—. Sin embargo, es una variante antigua: la actual forma de imperativo en singular (tú) del verbo veure es veges o veigues. De hecho, la gente del sur de Cataluña y del norte del País Valenciano puede decir las dos frases anteriores con la forma de imperativo actual: Veigues si cauràs! o Veigues no caigues! Incluso en estas regiones podéis escuchar Veigues!, así, en solitario, como sinónimo de Caram! o similares (—¡joder!, ¡la concha!—) (Saps que anit uns quants jóvens van barallar-se al carrer? —Veigues! —'¿sabes que anoche varios jóvenes se pelearon por la calle? —¡Fíjate tú, no me digas!'—).
En ocasiones también indica una posible explicación de un hecho; entonces suele ir seguido de una frase introducida por que. Por ejemplo, si un profesor de instituto dice que ha perdido algo (No trobo el dossier, i això que el tenia damunt la taula de l'aula! —no encuentro el dosier, y eso que lo tenía encima de la mesa del aula!—), una compañera puede ofrecer una hipótesis para explicar lo sucedido: Ves que no te l'hagin agafat els teus alumnes i l'hagin amagat, per a fer-te una broma! —puede que te lo hayan cogido tus alumnos y lo hayan escondido, para hacerte una broma— (aquí de nuevo se vislumbra el origen de la palabra: el verbo veure —ver—). Y aún más: si el profesor de instituto descubre que un estudiante concreto le había escondido el dosier, y aquel estudiante tiene fama de bromista, cuando se lo cuenta a su compañera, esta compañera puede exclamar: Ves qui havia de ser, sinó! —solo podía ser él!—.
¿Y la palabra vet, viene de lo mismo?
Esta antigua forma de imperativo cuando recibía un pronombre débil se reducía a ve. Por eso quedaba en Ve't aquí què ha passat! —¡he aquí qué pasó!— (es decir: 'tú mismo puedes ver qué pasó'). Esto, hoy en día, ya se considera una palabra específica: vet (por lo tanto: Vet aquí què ha passat).
Este grupo (vet aquí) suele usarse también como respuesta para indicar '¡ah, es eso!' después de que alguien haya dado una explicación a un hecho hasta entonces inexplicado: volviendo a la conversación entre docentes relativa al dosier desaparecido: uno puede decir No t'han pres el dossier, t'ha caigut mentre caminaves pel passadís, l'he trobat a terra —no te quitaron el dosier, se te cayó mientras caminabas por el pasillo, lo he encontrado en el suelo—, y el otro responde: Ah! Vet aquí! —¡ah, he aquí!—. En muchos lugares de la Cataluña occidental y también en el extremo sur del País Valencià, con este último significado suelen decirse vat aquí, con A, por los patrones fonéticos de estas zonas (sancer per sencer —'entero'—, vadell per vedell —'ternero'—, jarsei per jersei —'jersey'—, etcètera). Y, como decimos en catalán, Vet aquí un gos, vet aquí un gat, aquest article s'ha acabat —colorín colorado, este artículo se ha acabado—, pero poníéndole un perro (gos) y un gato (gat).