Víctor Nubla fue adiestrador de primates los primeros años de su vida hasta que se dedicó a incendiar coches en miniatura de la marca Norev. Fundó los laboratorios químicos de aceite, alcohol y mercurio...” 

(Víctor Nubla a Biografies il·lustres de personatges breus)

Un futuro distópico de toda la vida: en 2025, el mundo transcurre entre los escombros de una civilización devastada por las guerras y catástrofes planetarias. Han desaparecido las bibliotecas, las bases de datos y de los libros solo quedan migajas. Con tan escasas piezas, los historiadores supervivientes se esfuerzan por recomponer el rompecabezas del conocimiento. El resultado es, ni que decir tiene, calamitoso, delirante y divertidísimo. ¿Se imaginan una enciclopedia con las vidas de personas influyentes en la historia de la humanidad escrita por los Monty Python? Pues Biografies il·lustres de personatges breus ya circula por las librerías, y la autoría no es del grupo de humoristas británicos, sino del músico, escritor, gastrónomo, maraquista cultural y graciense über alles: Víctor Nubla (1956-2020). 

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El pasado 28 de julio Nubla habría soplado 66 velas. Esto de no haberse largado de este mundo justo cuando empezaba a materializarse una de las peores distopías imaginables: el cierre de los bares de Gràcia (el Centro Místico del Universo) en el contexto de una pandemia global que, aseguran los científicos, tiene su origen en el tráfico de carne de pangolín en el mercado municipal de Wuhan. Ocurrencias de la vida, punto por punto el posible argumento de una novela suya. Volviendo al libro que publica Males Herbes (conjurados con Angle Editorial, que ha sacado al mismo tiempo otro libro póstumo: Cartes a Maria. Instruccions patafísiques per a la vida, del cual hablaremos más adelante), este ejercicio de especulación memorialística es casi tan absurdo, sesgado y plagado de omisiones como puede llegar a serlo la Historia con mayúsculas. 

Víctor Nubla fue un escritor prolífico con un estilo personal e intransferible, a la altura literaria de su admirado Douglas Adams

Víctor Nubla fue un escritor prolífico con un estilo personal e intransferible, a la altura literaria de su admirado Douglas Adams, además de una figura clave de la música a escala global. Formó Macromassa, junto a Juan Crek, en 1976, un grupo en un cruce de caminos entre el futurismo, el surrealismo, el punk, el industrial o el free jazz, referentes que prácticamente no habían permeado el desierto cultural español de mediados de los setenta. Además, en 1996 cofundó la asociación Gràcia Territori Sonor (GTS) y el festival internacional de música experimental LEM, pegamento cultural del barrio y desde donde situó Barcelona en el mapamaundi de la música experimental.

Con todo, Nubla no aparecerá nunca en un libro de historia. Al menos, en ninguno que su título no venga acompañado de los atributos “underground” o “contracultural”. No hay problema: en una lúcida travesura, él mismo se ocupó de figurar en su nuevo libro entre otros grandes nombres de los anales como Valentina Tereshkova o Richard Nixon (han leído el extracto de su quimérica biografía en la apertura de este el artículo). Lo hizo a la manera de una bonus track, como colofón a la compilación. A pesar de ello, enfatizo, par el gran público Víctor Nubla no deja de ser una hidden track, una pista oculta en la historia oficial de la música, la literatura y el arte. 

Víctor Nubla no deja de ser una una hidden track, una pista oculta en la historia oficial de la música, la literatura y el arte

Victor Nubla, Pascal Comelade y Anton Ignorant en los años 80. Foto: Archivo Víctor Nubla

Pero, ¿cómo explicar la vida y milagros de un creador tan inefable como Víctor Nubla? El graciense tiene en su haber la friolera de más veinte libros, y entre pitos y flautas (o entre clarinetes eléctricos y sintetizadores) publicó la barbaridad de más de cien discos. Todo ello, un rompecabezas tan complejo de ordenar como la colección de piezas de puzle encontradas por la calle que Nubla catalogaba con rigor desde 1984. Con idéntica escrupulosidad, también se apuntaba en la libreta el resultado de la tirada de cartas del tarot que se hacía, todas las mañanas, a través de un algoritmo web.

Nihilista nato, Víctor era lo más alejado a la idea que uno pueda tener de una persona ‘new age’; y a la vez fue un entusiasta del ocultismo, el hermetismo, la magia, la ufología, el tarot y todo lo que tuviera que ver con el azar y el misterio. Si John Cage o Philip K. Dick componían o escribían guiados por el I Ching, él se dejaba asesorar por los naipes en el momento de improvisar los directos de Aixònoéspànic, una de sus muchas formaciones musicales.

También tenía, en su cuartel general de GTS, junto al teléfono, la carta del Sol, el decimonoveno arcano mayor en las barajas del tarot. Cómo apuntaba a comienzos del párrafo, el abajo firmante no cuenta con la capacidad ni el espacio suficiente en ‘Criaturas ocultas’, su modesta sección semanal, para abarcar en una columna el genio y figura (hasta la sepultura) de Víctor Nubla. De modo que ha aprovechado que se encuentra pasando las vacaciones con una tarotista amateur: la poeta y artista sonora Mar Phonoll, para, entre baños en la piscina municipal, siestas y vermuts, formular la siguiente pregunta al oráculo: ¿Cómo puedo explicar quién fue Víctor Nubla? 

 

Víctor Nubla, Pascal Comelade, Cathy Claret y Eulàlia Barrière durante la actuación de la Bel Canto Orchestra en la plaza del Sol de Gràcia, el 22 de agosto de 1985. Foto: Archivo Víctor Nubla.

1. El lúcido colgado

Ponemos en el reproductor un disco de Macromassa del 1987, Macromissa. Preparamos unas tostaditas de anchoa con mantequilla y otras de paté de gallo del Penedès —que, creemos, habrían hecho las delicias de nuestro gourmando amigo— mientras abrimos un vino de aperitivo llamado ‘Paisaje Cósmico’. Una vez creada la ambientación propicia, Mar dispone ocho cartas boca abajo sobre la mesa, formando en tres hileras, y la primera a la cual da la vuelta nos desvela que el arquetipo que define a Nubla es nada más y nada menos que el doceavo arcano mayor, también llamado ‘El colgado’. En el tarot de Rider-Waite-Smith, el Colgado es representado a través de la figura de un hombre joven colgado de un árbol, cabeza abajo y pies arriba, a través de un nudo atado al pie. Su expresión, a pesar de la incómoda postura, es distendida; y tiene la cabeza iluminada como una farola. “Es una carta de contemplación y observación del mundo” —dice la tarotista. En una de las Cartes a Maria, Víctor escribió: “El ser humano es de naturaleza contemplativa, o sea que no estaría nada mal que los robots nos retiraran a todos, ¿verdad?” Muy adecuado. “La carta nos puede hacer pensar que el protagonista es un outsider, una persona muy extravagante, pero se trata de un ejercicio místico: es alguien que se cuelga voluntariamente del revés para cambiar de perspectiva y así observar mejor la realidad: si el mundo está patas arriba, ¿que mejor que ponerse cabeza abajo para entenderlo y después podérselo explicar a los demás?” Efectivamente, Nubla era un colgado muy lúcido.

 

Macromasa Macromisa

2. El regalo de Gliese

La siguiente carta es la que nos hablará de su legado. Al girarla, aparece el VI de copas, uno de los arcanos menores. La ilustración representa a dos niños en un paisaje urbano, y el grande le entrega, con cierta solemnidad, una gran copa a la niña pequeña. “La carta es muy elocuente...” —dice Mar. Llamo por teléfono a María Vadell, actual directora de GTS y heredera espiritual de Víctor Nubla. Cartes a Maria. Instruccions patafísiques per a la vida es la compilación de cartas dirigidas a ella que Nubla empezó a redactar a partir del momento en que Rosa Rey, editora de Angle, le formulara la sigüiente pregunta en el transcurso de una presentación en la librería Taifa: “¿Víctor, qué les escribirías a tus hijos?” Al otro lado del hilo, María nos explica: “Encontramos el archivo de Cartes a Maria por casualidad, mientras buscábamos en su ordenador las Biografies il·lustres de personatges breus. La última modificación del documento era del 24 de marzo. Al día siguiente ingresaron a Nubla en el hospital y el 26 era mi cumpleaños, el día que tenía previsto enviarme el texto por correo electrónico como regalo. Puedes imaginarte mi cara cuando lo vi...” Los lectores encontrarán en este libro —editado y prologado por Aleix Salvans— un conjunto de lecciones vitales, alertas sobre el funcionamiento del mundo, despiertas reflexiones cargadas de sentido del humor, y de revelaciones profundas, tiernas e imprescindibles para ir por la vida que Nubla atesoró a lo largo de los años. Todos estos aprendizajes se los regaló a la María antes de dejarnos, y ahora el resto de mortales tenemos la oportunidad de recibirlos a través de este gran libro.

 

3. Respuesta a la Pregunta Definitiva sobre la Vida, el Universo y Todo lo demás

El siguiente renglón de cartas es el dedicado a la vida de nuestro protagonista. La cartomante las hace girar y desvela la carta del Mundo, seguida de cerca por dos arcanos menores: el VII y el VI de oros. “El Mundo es la última carta de la baraja y representa la “Unión del Todo”: del intelecto, las pulsiones hedonistas y la celebración. No es solo la suma de estos aspectos, sino la multiplicación: es el pensamiento holístico, la habilidad cuántica para estar en el mundo o en varios mundos a la vez.” Nubla, como ya hemos dicho, era un entusiasta de la obra de Douglas Adams, uno de los primeros escritores en incardinar ciencia ficción y sentido del humor a través de la archiconocida serie de novelas La Guía del autoestopista galáctico. Estos libros especulan con la idea que la respuesta a la Pregunta Definitiva sobre la Vida, el Universo y Todo ello es “42”, y la respuesta lleva los protagonistas a reformular tal pregunta. Víctor, junto con Ignacio Lois, ideó el  'Juego del 42'. Por otro lado, Dirk Gently es un investigador creado también por Adams, y se refiere a sí mismo como un «detective holístico» que hace uso de la «interconexión fundamental de todas las cosas» para resolver todo crimen y encontrar a cualquier persona. Este personaje inspiró, en parte, algunos de los más graciosos investigadores de las novelas de Nubla, como el detective privado aficionado de El regalo de Gliese (su alter ego), o el jefe Lucius Pendergast en Les investigacions del cap Pendergast, una de los más altos hitos de la comedia noir en catalán.

Macromasa en La Orquídea (Gràcia) en 1979 / Foto: Archivo Víctor Nubla.

Las interconexiones del universo nublesco con la carta del Mundo quedan claras, pero, ¿y los dos arcanos menores del mismo palo? El año pasado, uno después de su muerte, le concedieron la Medalla de honor de Barcelona, pero, en vida, o al menos a nuestro país, no disfrutó de todo el reconocimiento que merecía. Sorprende ver tanto oro en la vida de una persona que a menudo las pasó canutas... “No hay que leer estas cartas desde la abundancia de dinero —aclara Phonoll—. También puede leerse desde la capacidad de materializar desde el más absoluto underground, de hacer posible lo imposible desde la generosidad y con presupuestos miserables.” Eso sí me encaja. Hay que decir que, a pesar de los reconocimientos institucionales póstumos, María Vadell me ha explicado antes que “este será el tercer festival LEM sin él. Nos hemos puesto a tope. Hemos apostado por nuevos proyectos y por tener a más mujeres al cartel. Pero nos han recortado las ayudas. Para que te hagas una idea, el festival es en octubre y todavía no tenemos un presupuesto cerrado porque no hemos cobrado las subvenciones. Es muy difícil trabajar así.” ¿Hace falta decir algo más?

4. Obra y milagros de Sant Víctor Nubla, patrón de los artistas subterráneos

Llegamos a la última procesión de cartas oraculares, la dedicada a la obra de este demiurgo de Gràcia que tan generosamente impulsó y compartir su universo personal. Los naipes siguen el siguiente orden: primero el IX de copas, después el Caballo de oros y concluye con el Ermitaño (VIIII). “Es curioso que los dos únicos palos que aparecen en la tirada son los oros (la creación, la materialización)... y las copas” —observa Phonoll, y los dos nos tronchamos de la risa. En efecto, una de las imágenes que los dos conservamos en la memoria como oro en paño es la estampa del Nubla en alguna barra de Gracia —o en el Mingu, el bar del mercado de la Abaceria— con una copa de cerveza o cava en una mano, mientras con la otra garabatea anotaciones en su libreta. “La primera carta puede representar la satisfacción de haber conseguido llevar a cabo todo el que hizo, de haber saciado su sed creativa llenando tantas copas como pudo. Como bien dijo su admirado Stanislaw Lem: ‘Hice el que pude. Que otros mejores hagan más.’ Impresionante. Continúa, por favor. “El caballo es el mensajero, la acción, el motor, el viaje; y los oros me hablan del aterraje, del cuerpo, la materia: esto puede apuntar al papel importante que la multidisciplinariedad —o mejor, la ‘indisciplinariedad’— jugó en su multifacética obra. Quizás tuvo prisa por llegar a las copas, que simbolizan la mística. Finalmente, tenemos al Ermitaño, que cabe relacionar con la máxima expresión de la sabiduría humana.” El escritor Javier Calvo, de hecho, como subscribe Salvans en el prólogo de Cartes a Maria, escribió que Nubla era “el único genio verdadero” que había conocido en la vida. “Se trata de alguien —sigue Mar— que sabe que tiene que abandonar el mundo para acercarse a un estadio superior. Es la carta del ocultismo, del lo que es de “culto”. Dialoga perfectamente con el Colgado, la primera carta que ha salido: si este representaba un cambio en la visión del mundo, el Ermitaño ha tenido que largarse de aquí para devolvernos un mensaje superior.” Y las enseñanzas del maestro, amigo y mentor de todos los subterráneos de Gracia, las encontrarán en los dos libros que acaban de aterrizar, como un par de naves intergalácticas, en las mejores las librerías.