Hay muchas novelas generacionales, pero solo una ha conseguido capturar la esencia de las tiendas de discos como templos de la cultura pop. Evidentemente, me refiero a Alta fidelidad de Nick Hornby, publicada en 1995 y adaptada al cine con un reparto estelar encabezado por John Cusack y Jack Black. Su protagonista no era solo un chico de treinta años que vivía rodeado de vinilos, sino que recurría a ellos para dar sentido a su vida, haciendo listas obsesivas y compartiendo descubrimientos con sus amigos en su pequeña tienda de Londres. Pero, más allá del fetichismo musical, esta obra nos recuerda que estos establecimientos son mucho más que simples puntos de venta: son lugares de encuentro, escenarios donde se forjan amistades, se viven amores y desamores, se discuten teorías musicales inverosímiles y, con un poco de suerte, puedes descubrir aquel disco que te cambia la vida para siempre.
Las tiendas de discos son lugares de encuentro, escenarios donde se forjan amistades, se viven amores y desamores, se discuten teorías musicales inverosímiles y, con un poco de suerte, puedes descubrir aquel disco que te cambia la vida para siempre
En plena era digital, donde los algoritmos se empeñan en decidir por nosotros y la inmediatez de las redes sociales nos ha hecho olvidar el placer de la búsqueda y el descubrimiento, las tiendas de discos independientes se han convertido en la última trinchera analógica en la eterna batalla contra un mundo globalizado que lo quiere absolutamente todo rápido, fácil y (si es posible) de un sol uso. Pero para demostrar que la resistencia sigue más viva que nunca, cada año se celebra el Record Store Day. Tal como comenta el saxofonista Dani Nel·lo, embajador de la edición española de este año: "Somos muchos a los que los discos nos han cambiado la vida. Por eso creo que es tan importante en estos momentos que seguimos dando apoyo en las tiendas de discos". Lo que empezó en el 2008 como una pequeña iniciativa en los Estados Unidos para dar un empuje a este tipo de establecimientos ante el auge del comercio en línea, se ha convertido en un fenómeno internacional que cada mes de abril moviliza melómanos de todo el mundo. Para entender la magnitud de esta propuesta, solo hay que mirar el cartel de la primera edición norteamericana, en la que Metallica hizo una aparición especial en la tienda Rasputin Music de San Francisco y lanzó una edición exclusiva de The $5.98 EP – Garage Days Re-Revisited en vinilo, disponible solo en las tiendas participantes. Este pequeño gesto supuso un paso de gigante para la comunidad musical porque ayudó a posicionar el acontecimiento en el mapa y simbolizó la importancia del vinilo como una forma de conexión única entre los artistas y sus seguidores. Con el paso de los años, el Recuerdo Store Day se ha consolidado como una jornada marcada en rojo en los calendarios donde|dónde no solo se celebra el formato físico de la música, sino también el papel tan relevante de estos establecimientos en la cultura. En un panorama donde el éxito se mide a partir de las reproducciones en streaming y no en discos vendidos, este acontecimiento es un recordatorio de que la música sigue siendo una cosa tangible, que se toca, que huele y (a veces) se colecciona.
Objetos singulares, objetos únicos
En Barcelona, el Record Store Day se celebra desde el 2011 y ha adquirido una dimensión muy especial. En la capital catalana, las tiendas de discos independientes (además de ser negocios que pagan impuestos) funcionan como espacios de resistencia cultural que han tenido que reinventarse mil veces para sobrevivir a la era digital, al auge de las grandes superficies y a la creciente gentrificación que afecta al precio de los alquileres. Lugares como Revólver Records, Ultra-Local Records, Discos Paradiso, Disco 100, Daily Records, BCore Disco, Surco... son pequeños templos musicales que se han transformado en centros de peregrinación para los amantes de la música. En un momento en que el mainstream lo dictan las plataformas de streaming, estos establecimientos siguen apostando por la diversidad musical, el descubrimiento y la recomendación personalizada. Además, algunos de ellos están vinculados a sellos discográficos y forman parte de un entramado musical fascinante.
En Barcelona las tiendas de discos independientes (además de ser negocios que pagan impuestos) funcionan como espacios de resistencia cultural que han tenido que reinventarse mil veces para sobrevivir a la era digital, al auge de las grandes superficies y a la creciente gentrificación que afecta al precio de los alquileres
Jaume Sisa cantaba: "Oh, benvinguts, passeu, passeu, de les tristors en farem fum, que casa meva és casa vostra si és que hi ha cases d'algú". Esta letra tan emblemática representa perfectamente los cambios que se han vivido en estos establecimientos en los últimos años, porque las crisis, en lugar de acabar con estos negocios, han impulsado una nueva dinámica en la escena musical, llevándola más allá del centro de las ciudades y abriendo sus puertas de par en par a todo el mundo que quiera sumarse al cambio. En estos últimos años, han proliferado salas de conciertos y tiendas de discos en barrios menos céntricos, como es el caso de Ultra-Local Records en Poblenou, permitiendo que la música llegue a nuevas zonas y revitalizando la vida cultural de algunos rincones de la ciudad que están dejando atrás su pasado industrial para alzarse como emblemas del cambio. Estas tiendas de la periferia se han consolidado como lugares de encuentro, donde los vecinos y vecinas pueden descubrir nuevos sonidos, asistir a acontecimientos y formar parte de una comunidad real, alejada de la frialdad de los números y las fórmulas automatizadas por ordenadores. La descentralización cultural que presenciamos actualmente no solo ha dado oxígeno a este tipo de comercios, sino que también ha diversificado el acceso a la música y ha convertido los barrios que no tienen monumentos de Gaudí ni restaurantes con estrella Michelin en escenarios donde la cultura se comparte cara a cara, sin pantallas por el medio. Tal como explica Dani Nel·lo: "Gran parte de mi cultura musical lo he hecho en tiendas de discos, buscando, rebuscando, encontrando. Porque un disco o un álbum es un objeto singular. Es un objeto único".

Gran parte de mi cultura musical lo he hecho en tiendas de discos, buscando, rebuscando, encontrando. Porque un disco o un álbum es un objeto singular. Es un objeto único
Por este motivo, el Record Store Day se vive con la pasión de una festividad. Más allá de la fiebre por conseguir ediciones limitadas, se ha convertido en una jornada para reivindicar la cultura del vinilo, celebrar la liturgia de entrar en una tienda sin prisas, remover entre los estantes y dejarse sorprender por una portada que te llama la atención. También es una oportunidad para que los más jóvenes, nacidos en la era digital, descubran el valor de la música en su formato físico y experimenten la emoción de sostener un disco entre las manos. Y, con un poco de suerte, coincidir con algún artista, presenciar una sesión de un disc-jockey o, incluso, disfrutar de una barbacoa (como propone la tienda Egara Rocks de Terrassa). No es ningún secreto que el gran atractivo del Recuerdo Store Day son sus lanzamientos exclusivos. Desde boxsets de clásicos hasta vinilos de colores, pasando por singles inéditos y directos nunca publicados. En esta edición, la selección de novedades internacionales es impresionante, con artistas de la talla de 13th Floor Elevators, Blur, Carla Thomas, The Cure, Cypress Hill, David Bowie, De La Soul, Elvis Presley, Etta James, Marcus King, Muddy Waters, Ramones, Rolling Stones o Ry Cooder. Entre las propuestas nacionales destacan obras de Dani Nel·lo, Los Flechazos, Él Mató a un Policía Motorizado, Jaume Sisa y Tulsa. A todas estas novedades efervescentes se añaden productos promocionales, merchandising especial, presentaciones de libros y la (cada vez más remota) posibilitado de encontrarse con músicos que firman discos y comparten anécdotas con los asistentes. Además, muchas de estas ediciones se convierten en auténticas piezas de coleccionista, con diseños exclusivos y tiradas limitadas que incrementan su valor con el paso del tiempo. La emoción de conseguir un álbum especial en esta jornada es una experiencia que ninguna lista de reproducción puede igualar. En palabras de Dani Nel·lo: "Porque un disco, aparte de ser un objeto físico, es como una cápsula de emociones. Un compendio de instantáneas auditivas de gente que se deja el alma en cada canción."
En este nuevo mercado del vinilo, la nostalgia se mezcla con la especulación y cada copia puede convertirse en una joya muy apreciada
Sin embargo, la vertiente romántica de esta jornada también tiene que hacer frente a la dura realidad de un sector industrial que depende de la ley de la oferta y la demanda. Según un informe reciente de la plataforma Discogs, el precio medio de los discos de vinilo ha aumentado un 24% en los últimos cinco años a causa del incremento de la demanda, la inflación global y una capacidad de producción limitada. Pero no todos los géneros cotizan igual. La electrónica y el hip-hop lideran esta escalada, impulsados por disc-jockeys y coleccionistas que buscan ediciones limitadas, rarezas y tesoros difíciles de encontrar. En este nuevo mercado del vinilo, la nostalgia se mezcla con la especulación y cada copia puede convertirse en una joya muy apreciada. Más allá de los precios, peregrinar a una tienda de discos en el Record Store Day sigue siendo un acto de militancia cultural. Significa reivindicar el placer de la búsqueda, la emoción de encontrar un disco inesperado o la charla apasionada con el dependiente que te recomienda a un artista que no sabías que te enamoraría a la primera canción. Es desafiar la dictadura del streaming y recordar que la música es mucho más que un simple archivo digital. Porque cada vinilo esconde una historia y cada tienda de discos independiente es un refugio donde estas historias se mantienen vivas a pesar de las tormentas. En Barcelona, en Catalunya y por todo el mundo, el Record Store Day sigue demostrando que hay batallas que vale la pena luchar porque la recompensa puede ser la mejor banda sonora de nuestra vida.