Barcelona, 31 de mayo de 1410. Hace 615 años. El rey Martín I de Catalunya-Aragón moría en extrañas circunstancias y sin sucesión legítima. La muerte del último descendiente directo de Wifredo el Velloso al trono de Barcelona abría un debate sucesorio con resultado incierto. Jaime de Urgell y Fernando de Trastámara, sobrinos del difunto monarca, se disputarían el trono en una carrera que duraría dos años (1410-1412) y durante la cual otros candidatos, con tanto o más parentesco, como por ejemplo, Federico de Aragón-Rizzari o Alfonso de Ribagorza —nieto ilegítimo y tío, respectivamente, del difunto rey Martín I—, irían perdiendo opciones por el camino.
Pero, además, en aquella diabólica carrera por el poder (donde, con más o menos fuerza y con más o menos fortuna, participarían todos los estamentos de la sociedad catalanoaragonesa) había una mujer muy próxima al entorno inmediato del rey Martín I. Una mujer dotada de una inteligencia política extraordinaria y que, posteriormente, tendría un papel decisivo en uno de los grandes conflictos del continente europeo. Una sobrina de Martín que no podría hacer valer su candidatura, simplemente, por su condición de género: Violante de Aragón y de Bar, la reina que no fue y que habría podido cambiar nuestra historia.
¿Quién era Violante y de dónde venía?
Violante era la única descendiente superviviente del rey Juan I, hermano mayor y antecesor de Martín I. Cuando Juan I murió, en un extraño accidente de caza envuelto por misteriosas circunstancias (1396), sus hijas Juana (1375) —nacida del primer matrimonio con Marta de Armañac— y Violante (1381) —fruto de una segunda unión con Violante de Bar—, ya no tuvieron opciones. En la cancillería de Barcelona había una ley no escrita que impedía que una mujer, por su condición de género, se convirtiera en reina-titular de la Corona catalanoaragonesa. En pleno siglo XIV, quedaban lejos la historia de Ermesenda de Carcasona o de Almodis de la Marca, que el destino había convertido en soberanas independientes del condado de Barcelona (siglo XI).
Después de Juan I... Martín I
Después de la inesperada (o no) muerte de Juan I, que había hecho méritos sobrados para ser considerado el peor gobernante de la Catalunya medieval, fue coronado su hermano pequeño Martín (1396), que también moriría en extrañas circunstancias (1410). Martín I murió, muy sospechosamente, en la víspera de la ceremonia de legitimación de su nieto, Federico de Aragón-Rizzari, fruto de una relación extramatrimonial entre el difunto heredero Martín I (muerto en 1409) y una noble siciliana llamada Tarsia Rizzari. Por el camino, también había muerto Juana (1407), la primogénita de Juan I y a quien, por justicia, le habría correspondido sentarse en el trono a la muerte de su padre, en vez de a Martín I.
Después de Martín I... ¿Violante?
Por lo tanto, en 1410, a la muerte de Martín I, Violante —hermana pequeña de Juana— reunía la legitimidad de la descendencia de Juan I y se postulaba para suceder a su tío. Pero aquella ley no escrita impediría, de nuevo, que la descendencia directa de Juan I ni siquiera pudiera participar en esa carrera. Violante tuvo que renunciar y postular a su primo y esposo Luis de Anjou, nieto del rey Juan II de Francia. En aquel momento (1410), Luis era duque de Anjou y conde de Provenza (dominios vinculados a la monarquía francesa desde que, durante el siglo XIII, los casales de Inglaterra y de Barcelona, respectivamente, perdieran su influencia sobre aquellos territorios).
¿Qué pasó con la candidatura Luis-Violante?
La dupla Luis-Violante reunió a aquella parte de la aristocracia catalana beneficiada durante el reinado de Juan I y Violante de Bar (1387-1396) y marginada —e incluso perseguida— durante el posterior gobierno de Martín I y María de Luna (1396-1410). Aquel partido, denominado "angevinos", estaba claramente orientado hacia París. Violante de Bar —esposa de Juan I y madre de Violante de Aragón— era hija del rey francés Juan II y, por lo tanto, Violante de Aragón —como su primo y esposo Luis— era nieta, sobrina y prima de reyes de Francia. Y esta excesiva vinculación con París —que los estamentos del poder interpretaron como una servidumbre— precipitaría el fracaso de dicha candidatura.
¿Qué pasó con Violante?
Por este motivo, la candidatura Luis-Violante llegó muy desgastada a la asamblea compromisaria de Caspe (1412) y aquella cumbre fue, figuradamente, un trinquete donde se jugaría la definitiva partida de pelota entre los dos finalistas: Jaime de Urgell y Fernando de Trastámara. El resultado es de sobras conocido: el Trastámara —que reinaría como Fernando I (1412-1416)— fue impulsado al trono por las potentes clases mercantiles de Barcelona, València y Palma, que veían en el Urgell a un personaje desfasado que pretendía involucionar el país a la época de las cotas, las mallas y las competiciones caballerescas y eliminar el poder de los mercaderes. Y Violante se retiró a los dominios de Anjou.
¿Qué más pasó con Violante?
Luis murió poco después (1417) y, a partir de ese momento, se pondría de relieve la verdadera dimensión de Violante. La catalana se convirtió en una personalidad determinante en el desarrollo de la guerra de los Cien Años (1337-1453), que enfrentaba al eje Valois-Anjou-Armañac (es decir, la casa real francesa y la nobleza que les apoyaba) contra el eje Lancaster-Aquitania-Borgoña (que significaba la casa real inglesa y sus aliados continentales). Durante las décadas de 1420 a 1440, la guerra fue claramente favorable al "eje inglés". Y en aquel contexto de amenaza, Violante adquirió un liderazgo decisivo y tomó dos decisiones que serían determinantes.
¿Qué hizo Violante?
La catalana Violante fue la impulsora del mito de Juana de Arco. Supo que en el ducado de Lorena (un estado independiente vinculado a los reyes Valois franceses) había una adolescente mística que difundía mensajes proféticos. Y exigió que la capturaran. En su castillo la vistió como un arcángel anunciador y vengador y la puso al frente de la tropa. Con Juana de Arco al frente —y en aquel contexto cultural propio de las sociedades medievales de pensamiento espiritual— la moral de derrota de las tropas del "eje francés" se invirtió y las victorias se sucedieron una tras otra, hasta la batalla de Orleans (1429), que alejaba definitivamente la amenaza inglesa sobre París.
¿Qué más hizo Violante?
El rey Carlos VI de Francia, reveladoramente llamado "el Loco", no era la mejor garantía para transformar el signo de aquel conflicto. I Violante, inteligentemente, acogió en su castillo al delfín, futuro Carlos VII, y lo preparó para un nuevo escenario político y militar. Carlos VII sería, reveladoramente, llamado "el Victorioso". Violante, la reina que no pudo ser y que habría cambiado nuestra historia, alteró el signo de una guerra que el "eje francés" tenía perdida, y puso la monarquía francesa de nuevo sobre el mapa, para proyectarla hacia un futuro no muy lejano en el que se convertiría en la primera potencia mundial (siglos XVII y XVIII).