A menudo, cuando escuchamos relatos de mujeres que hablan de violencia obstétrica, pensamos que exageran. "Como están embarazadas, están mucho más sensibles y lo viven así", "ui, eso son las hormonas","seguro que no hay para tanto", etc. La violencia obstétrica es cualquier actitud, conducta o maltrato que sufre la mujer embarazada cuando es juzgada, atemorizada, humillada o incluso vejada o agredida, física o psicológicamente. Esta violencia se suele presentar en lugares donde se prestan servicios médicos, aunque también puede darse en muchas otras esferas de la sociedad.

La violencia obstétrica es cualquier actitud, conducta o maltrato que sufre la mujer embarazada cuando es juzgada, atemorizada, humillada o incluso vejada o agredida, física o psicológicamente

La embarazada no es un cliente, es una paciente

La embarazada es muy vulnerable. Exagerada y forzosamente vulnerable. A la embarazada no se le puede decir que su embarazo "presenta una complicación", porque no es "el embarazo" el que presenta una complicación, es su bebé, es su hijo y como hijo ya forma parte de ella (sea un embrión o un feto y tenga el tamaño o las semanas que tenga). No se le puede lanzar una información médica importante o grave como aquel que informa de las condiciones de un seguro del hogar a un cliente, con tecnicismos y con un trato deshumanizado. En primer lugar, porque la embarazada no es un cliente, es una paciente, y, en segundo lugar, porque en la consulta, la embarazada se expone totalmente, ya que va desprotegida y confiada. Confianza ciega y totalmente en aquel profesional sin, muchas veces, ni siquiera conocerlo.

La deshumanización de una comunicación y el abuso de tecnicismos pueden ser muy dolorosos en estos momentos

Cuando hay malas noticias, los tecnicismos pueden inundar una consulta. 'Amniocentesis', 'biopsia de Corion', 'preeclampsia', 'metrorragia vaginal', 'crecimiento intrauterino restringido', 'desprendimiento prematuro de la placenta', 'arteria umbilical única' y muchísimos otros tecnicismos, pruebas, complicaciones y diagnósticos que desconozco. La deshumanización de una comunicación y el abuso de tecnicismos pueden ser muy dolorosos en estos momentos. Porque hay muchas maneras de dar una información, y sobre todo de acompañar esta información. La pasividad y la falta de empatía de cualquier profesional de la salud puede hacer que, como consecuencia, la embarazada crea que la vida de aquel bebé no es importante para el profesional que la ha atendido (en concreto) ni para el sistema (en general). Y no hay nada peor que sentirse abandonado por un sistema ni nada mejor que sentirse acompañado, protegido y cuidado en momentos como estos. Porque buenos profesionales de la salud que acompañan, que protegen, que explican, que consuelan, que tranquilizan y que cuidan, también los hay, y son muchos más que los primeros.

Los profesionales de la salud y los profesionales de la educación compartimos muchas facetas en el ámbito laboral, aunque no lo parezca, y sobre todo con respecto al trato humano y personal

Los profesionales de la salud y los profesionales de la educación compartimos muchas facetas en el ámbito laboral, aunque no lo parezca, y sobre todo con respecto al trato humano y personal. Como docentes, tenemos que ser buenos comunicadores, ya que muchas veces tenemos que intentar tranquilizar a las familias cuando hay cualquier tipo de problema o tropiezo. Tenemos que hacer mediaciones, reuniones, llamadas... y, en definitiva, gestionar situaciones en las que la comunicación y el cómo decimos lo que queremos decir es básico y crucial para que haya una comunicación efectiva y resolutiva entre escuela y familia. Y porque de los docentes, aunque demasiado a menudo también se nos ponga en duda o incluso se diga lo contrario... de nosotros, en el fondo, también se espera cierta empatía y, sobre todo, cierta confianza.

Detrás de cada embarazo hay historias. Historias de pérdidas y de lutos, historias de infertilidad, historias de embarazos interrumpidos por enfermedades, historias de personas o de familias que han luchado durante años por conseguir embarazos, muchas frustraciones y miedos

Detrás de cada embarazo hay historias. Historias de pérdidas y de lutos, historias de infertilidad, historias de embarazos interrumpidos por enfermedades, historias de personas o de familias que han luchado durante años por conseguir embarazos, muchas frustraciones y miedos, etc. Cuando las mujeres apelamos a la humanidad y a la empatía como calidad indispensable en estos casos de violencia obstétrica, también apelamos a la salud mental. Y es que el acompañamiento y el seguimiento psicológico a todas estas madres y familias que han sufrido o sufren violencia obstétrica también será clave para la superación de todas estas experiencias. Y no me alargo más, pero dejad que nos recuerde a todos y a todas una vez más que nuestra palabra y nuestra manera de comunicar tiene un peso, un valor, una importancia y un poder mucho mayor de lo que nos pensamos. Así pues, cuidemos nuestro relato, nuestro discurso y hagamos que las comunicaciones sean menos dolorosas para los otros porque solo así seremos capaces de reducir, guiar e incluso compartir y comprender el dolor ajeno.