Alícia Falcó, Blau Granell, Roc Martínez, Abril Pinyol y Lea Torrents son las cinco adolescentes que encabezan el reparto de la obra Aquell dia tèrbol que vaig sortir d’un cinema de l’Eixample i vaig decidir convertir-me en un om. Les verges suïcides, 20 anys després. Una revisión de la película de Sofia Coppola (1999) basada en la novela homónima de Jeffrey Eugenides (1993) y que causó gran impacto a la directora Alícia Gorina, impulsora ahora de este espectáculo de creación.

El objetivo del montaje es dar voz a cinco adolescentes de nuestros días contraponiéndolas a las protagonistas de la película; las hermanas Lisbon. Unas chicas que en la América de los 70 no tienen ni voz ni voto en una sociedad opresiva y machista. Con el trasfondo de la película, las jóvenes actrices se reparten los papeles de las cinco hermanas y revisitan la historia desde una perspectiva actual. Analizan, critican, argumentan y también comparten con el espectador sus propias experiencias y reflexiones más íntimas. No sabiendo siempre, a ciencia cierta, si la actriz habla desde ella misma o desde una de las hermanas Lisbon. Un juego de espejos de ficción-realidad que se multiplica todavía más con la misma proyección del filme.

Contra un aparato represivo

La dramaturgia de Eleonora Herder tiene la difícil tarea de llenar el vacío que dejaron las hermanas: conocerlas, comprenderlas y preguntarse por su final. Reconstruye este mundo adolescente a partir de las conversaciones que tiene con las jóvenes actrices. Completándolo con un discurso feminista que a veces puede resultar un pelo panfletario e impostado. ¿Pero a menudo la adolescencia ya tiene eso, verdad? El espectáculo es bastante intenso. Casi no da tregua. Excepto por pocos momentos, como cuando una de las actrices dice que no piensa depilarse porque hacerlo es muy del 2010.

Toda la acción se desarrolla en una especie de espacio polivalente de instituto norteamericano donde tienen lugar los bailes de fin de curso. Un espacio donde se forman los "hombres" del futuro. Vertebrado por una pista de baloncesto que marca las reglas de juego y coronado con guirnaldas, estrellas y globos dorados de una fiesta pasada o que todavía tiene que llegar. Una confrontación de dos mundos: el de los adolescentes y el de los adultos, a los que dan vida los actores Mia Esteve y Joan Carreras, que interpretan los padres de las hermanas Lisbon y todo el aparato represivo de una sociedad uniformadora.

Aquell dia tèrbol... es aquel día que tomamos conciencia de un mundo injusto y represivo donde era tan difícil sobrevivir. Una etapa de nuestra vida donde nos hacen callar porque todavía no sabemos nada. Un espectáculo de riesgo dirigido a un público joven y también "inmaduro" que todavía cree que otro mundo es posible; una sociedad igualitaria donde tampoco se distinguen géneros ni edades. De hecho, era un gozo ver la platea con espectadores que posiblemente pisaban por primera vez la sala Fabià Puigserver.

Al final de la obra un aplauso maduro; aleccionado. También algunos silbatos de admiración hacia las jóvenes actrices. Ellas radiantes saludan sonrientes como no lo han hecho durante toda la función. Y pienso: eso también es la adolescencia. Qué gran momento para hacerse un selfie.