En el artículo anterior veíamos que los nombres de lugar podían contener palabras que se decían antiguamente y que dejaron de usarse. Las hay por doquier. Para el verbo que indica 'percibir imágenes con los ojos' el infinitivo en catalán es veure, pero antiguamente era ver (como en castellano). En pleno siglo XXI eso no se dice; pero existe el pueblo de Bellver de Cerdanya (en la Cerdanya, en medio del Pirineo), un compuesto formado por el adjetivo bell 'bello' y la palabra ver. También tenemos el castillo de Bellver (Palma, Mallorca).

Un caso de lo más lindo es el adjetivo alb 'blanco', presente en el Rialb (entre la ciudad de Lleida y el Pirineo) 'río blanco', las poblaciones de Queralbs (en el Pirineo) 'roca blanca', Vilalba (cerca del río Ebro) y Vilalba Sasserra (en el Vallès, no muy lejos de Barcelona), así como el barrio de Pedralbes (Barcelona). Tenemos tenemos el adjetivo many 'grande' (evolución del latín magnus), que vemos en las poblaciones de Montmany 'montaña grande' (en el Vallès, no muy lejos de Barcelona), Sant Antoni de Portmany 'puerto grande' (Eivissa), Vallmanya 'valle grande' (en la Cataluña central), Vilamanya (cerca precisamente de Queralbs), Madremanya 'madre grande', o sea, la diosa romana Cibeles (cerca de Girona), Capmany o Campmany (en el extremo nororiental de Cataluña); y también accidentes geográficos como Quermany 'roca grande' (dos montes cerca de Girona) y el Casamanya (montaña de Andorra). Por cierto que esta misma palabra la encontramos en el nombre propio de persona Carlemany (en castellano, Carlomagno 'Carlos el Grande', el emperador franco de los siglos VIII y IX).

Genéricos que la gente ya no reconoce como tales

En los nombres de lugar, el genérico es la palabra que describe el tipo de accidente geográfico, como vemos en el pla de Lleida. Si una palabra usada como genérico desaparece del habla corriente pero se mantiene en el nombre de lugar, la gente sigue diciéndola pero sin saber qué significa. Cuando eso ocurre, el genérico suele acabar funcionando como si fuera el nombre de lugar. Sería el caso de la palabra grau, que antiguamente significaba 'desembarcadero', por lo que se llaman grau los puertos de varias ciudades valencianas: Castelló de la Plana, Borriana, Moncofa, Sagunt, València y Gandia (citados de norte a sur); y antiguamente se llamaban así también los puertos de Tortosa (al sur de Cataluña, cuando no estaba el delta del Ebro) y Cullera (al sur de València). Igualmente, en Menorca existe un lugar denominado s'albufera des Grau. Sin embargo, hoy la gente no utiliza el término grau para referirse a cualquier puerto y, por ello, esta palabra ya es el nombre propio (en Castelló de la Plana, Gandia y València también designa el barrio cercano al puerto).

 

Un caso parecido es el nombre femenino frau o afrau 'desfiladero, congosto'. Hace referencia a un punto donde una roca es atravesada por un curso de agua, como en la frau del Puit (arroyo del Prepirineo). Pero la palabra frau ya no suele decirse y por ello ha quedado como si fuera el nombre de lugar: l'Afrau (desfiladero cercano al anterior), el torrent de l'Afrau (cerca de Barcelona), el torrent de les Fraus de l'Otzet (en el Moianès, a medio camino de Barcelona y el Pirineo), la rasa de la Frau y la font de la Frau (ambos cercanos también al primero); además de la Frau, una aldea sita en el Moianès. En el próximo artículo, más.