En agosto de 1391 un gran pogromo acabó con la judería de Barcelona. Buena parte de sus habitantes fueron asesinados u obligados a convertirse. En 1401, finalmente, se prohibió el establecimiento en Barcelona de la comunidad judía. Pero los judíos acabaron volviendo. Ahora el historiador Manu Valentín ha sacado a la luz la historia de los judíos que se instalaron en la capital catalana a partir de 1881. Lo hace con el libro Voces caídas del cielo. Historia del exilio judío en Barcelona (1881-1954), que publica Comanegra y que coedita el Ayuntamiento de Barcelona.

Judíos Barcelona Bar Grec Estampa 'Voces caídas del cielo' p 113 archivo personal

Un grupo de judíos saliendo del Bar Griego, próximo al Paral·lel, donde solía encontrarse esta colonia de Barcelona. Esta foto forma parte de un artículo firmado por el periodista Javier Sánchez-Ocaña, publicado el 16 de febrero de 1935 en la revista Estampa.

La aparición de una nueva comunidad

Manu Valentín documenta que en 1877 sólo había 26 judíos en Barcelona. Pero la comunidad fue creciendo, con la llegada de judíos asquenazíes y sefardíes en varias oleadas. Los diferentes conflictos armados llevarían a la llegada (y a la marcha) de diferentes miembros del colectivos judíos. Habrá los que llegarán huyendo de las matanzas producidas en el imperio otomano durante la Primera Guerra Mundial; algunos llegarán a Catalunya después de la revolución rusa; muchos otros se establecerán por la subida al poder del nazismo... Su presencia se institucionalizará en 1919, cuando se aprueban los estatutos de la nueva Comunidad Israelí de Barcelona. Es a partir de entonces cuando empiezan a actuar como una comunidad: a reunirse a menudo, a defender colectivamente sus intereses, a practicar en grupo su religión...

El rabino Nissim Bambach (Biblioteca Nacional de España Biblioteca Digital Hispánica)

El rabino Nissim Gambach, 1935. Fuente: Biblioteca Digital Hispánica - BNE.

El sefarditismo

A partir del siglo XIX, Valentín documenta que en España se expande un sentimiento pro sefardí. Algunos intelectuales empiezan a reivindicar la herencia hispana de los judíos sefardíes e incluso hubo algún intento del Gobierno español por recibir inmigración judía ("retorno", lo llamaban). No todo el mundo, a pesar de todo, compartía este proyecto. En la época había prensa que trataba a los judíos de "raza abyecta y enervada" y que consideraba que "El judío entra siempre como enemigo en un país, y con el propósito de hacer daño a todo aquel que ejerza su profesión". La presencia de grupos de fugitivos empobrecidos generó el rechazo de algunos sectores sociales y una fuerte xenofobia (comparable a la que generan actualmente los MENA). En 1919 se repatrió a algunos judíos sin medios económicos al imperi otomano en el barco Manuel Campo. Muchos no llegaron nunca a sus hogares: el barco chocó con una mina y buena parte del pasaje murió. Hay que destacar, a pesar de todo, que el trato ambiguo que recibieron los judíos fue excepcional: no existió ningún movimiento de simpatía similar, ni con respecto a los moriscos, ni con respecto a los gitanos catalanes que emigraron a Francia.

Roña Abrahán 'Voces caídas del cielo'

Ronya Abraham con dos de sus hermanas. Fuente: archivo de la familia Abraham.

El nazismo aquí

Pero en el libro también se pone en evidencia la persecución que recibieron los judíos en Catalunya. De forma sistemática, los simpatizantes del partido nazi hostilizaron a los judíos antifascistas. Continuamente los amenazaban y los agredían. Pero puntualmente los judíos incluso recibieron agresiones de grupos anarquistas, también profundamente antisemitas. Los nazis incluso provocaron dos incendios en la productora Ibérica Films, gestionada por judíos y por el antifascista Marià Rubió i Tudurí. De hecho, en los años 1930 hubo una oleada de suicidios entre los refugiados judíos, presionados por la crisis económica y atemorizados por la amenaza de ser repatriados.

'Voces caídas del cielo' Pag 198 (Warwick Research Archive Autor desconocido)

Voluntarios del Grupo Judío Thälmann en Tardienta, en agosto de 1936. Fuente: Warwick Research Archive. Autor desconocido.

Los judíos con la República

Valentín dedica mucha atención a la presencia de judíos antifascistas en Barcelona. Había algunos de ideología anarquista, que colaboraron con la vigilancia de los alemanes nazis, que organizó de la CNT. Otros tuvieron una participación decisiva en los preparativos de la Olimpiada Popular. Y muchos voluntarios judíos pasaron por Barcelona de camino al frente para luchar en favor de la República. Por el contrario, Valentín resalta los elementos antisemitas del franquismo, que destruyó la sinagoga y el centro comunitario judío de Barcelona. No se permitiría la reabertura de la sinagoga hasta 1946. El autor recuerda, entre otras cosas que 1941 el franquismo ordenó a los gobernadores civiles vigilar a los judíos, tanto nacionales como extranjeros, y que con eso creó un gran archivo dedicado a la represión. Algunos judíos, sin militancia política conocida, acabaron en los campos de concentración franquistas.

'Voces caídas del cielo' Judíos Barcelona Pag 196 (Diario Español Mikhail Koltsov)

El Grupo Thälmann esperando a salir hacia el frente de Aragón, 24 de julio de 1936. Fuente: Diario Español. Autor: Mikhail Kolstov.

Microhistorias

Uno de los principales atractivos de este libro es que aborda la biografía de determinados personajes que ayuda a hacer un perfil de la historia global. Uno de ellos es Enrique Talarewitz, uno de los hombres fuertes del F.C. Martinenc en los años 1920. Como judío y masón, Talarewitz acogió con entusiasmo la República, pero como industrial vio muy mal las colectivizaciones anarquistas de la guerra civil. Al fin, huyó en Francia, donde moriría. Sus hijos, para reconciliarse con el franquismo, hicieron donativos para la División Azul. Por el contrario la familia Frouchtman tuvo un carácter mucho más conservador. En realidad, Raimundo Frouchtman fue secretario general de la Falange barcelonesa, ya antes de la guerra. Pudo huir de Barcelona durante la guerra y más tarde sería nombrado concejal del Ayuntamiento. Algunos miembros de la familia renunciarían a la fe judía en 1940. Y también retrata la comunidad de los judíos sefardíes que se instalaron como vendedores ambulantes en los encants del mercado de Sant Antoni. Pero Valentín pone de manifiesto historias mucho más truculentas, como la del grupo de judíos que organizó una red de trata de blancas en los años 1930 con chicas judías de la Europa Oriental; suministraba prostitutas al famoso burdel Madame Pequeño...

Recuperar un pasado poco conocido.

Manu Valentín pretende con este libro reconstruir la historia de la comunidad judía de Barcelona, la primera del Estado español tras la expulsión de 1492. Pero, al mismo tiempo, quiere recuperar la vida de algunos miembros de este grupo. Para ello recurre a archivos privados, a entrevistas y, sobre todo, a la hemeroteca. En realidad, abusa de las reproducciones de fragmentos de periódicos, y las informaciones a veces se presentan poco ordenadas (se combinan fotografías que ilustran magníficamente el tema y con otras que no tienen relación estrecha con él). Y, pese a todo, Valentín consigue su objetivo de poner sobre la mesa una comunidad desconocida. Se ha escrito mucho sobre los judíos catalanes en la Edad Media, pero se desconoce mucho la historia de la reconstrucción de la comunidad judía a finales del XIX y principios del XX. Y pocos recuerdan el antisemitismo del régimen franquista (incluso algunos lo niegan vehementemente), que este libro permite volver a poner de relieve. Los bienes de la Comunidad Israelí de Barcelona fueron trasladados en 1939 a Salamanca. Todavía hoy continúan en este archivo nacional. La restitución queda pendiente. Y no sólo la material.

 

Foto de portada: Refugiados judíos en la estación de Francia. La JDC organizó un transporte especial desde Barcelona a Cádiz, donde los refugiados tomaron un barco hacia el norte de África. Fuente: American Jewish Joint Distribution Committee (JDC) Archives. Autor desconocido.