Hubo un momento que creímos que nunca veríamos a Wilco en directo, a no ser que cogieras un vuelo y te plantaras en otra ciudad europea. Parecía una misión imposible. Se sucedían los discos, los cambios de registro y la noticia anunciando visita no llegaba.

Recuerdo una conversación con un buen amigo en la entrada de la Sala Bikini en Barcelona; venía de ver a Wilco en Londres y no me pudo dar más envidia. Era la gira de Summerteeth, todavía mi disco favorito de la banda. Todavía hoy, su obra más equilibrada, justo en ese tránsito que va de la música de raíces al pop, previo a la revolución sonora que les acercaba (a veces de puntillas y otras no) a Radiohead. De hecho, en Summerteeth había una canción que me tenía obsesionado, se titulaba How to Fight Loneliness. La asociaba a la escena de una película, concretamente a Inocencia interrumpida, trama ambientada en un hospital psiquiátrico con Winona Ryder y Angelina Jolie. Ese tema era una invitación a un viaje crepuscular que nunca hice. Tampoco viéndoles en directo: solo una vez gocé el experimento de esa canción en vivo). Así que, con esos antecedentes, hubo que esperar al año 2004 para tenerles por aquí.

Una maquinaria perfecta a pleno rendimiento

Ocurrió en un Primavera Sound (todavía en el enclave del Poble Espanyol) con el disco A Ghost Is Born como pretexto. Sin embargo, la magia llegó al año siguiente en una sala. Cayó en domingo, ese día en que los conciertos deberían estar prohibidos: no hay nada que dé más pereza que levantarse del sofá para salir de casa cuando el lunes ya asoma. Pero con ellos, ese día costó menos. Habíamos esperado tanto ese momento… que llegado el caso, no valían las lamentaciones. Lo visto, oído y vivido allí fue inenarrable. ¿Una ocasión única? Qué va, ni por asomo, vendrían miuchas más. A partir de entonces cogieron carrerilla. A día de hoy, no sabría decir las veces que les hemos visto. En momentos lúcidos, en tramos de su carrera en que iban a tiro fijo e, incluso, en una tienda de discos en Barcelona. Concretamente, en el Revolver verde. Aquel día me llevé a casa mi copia de Summerteeth firmada por todos los miembros de la banda. La guardo como si fuese un tesoro.

Wilco han vuelto a Catalunya para tocar en Porta Ferrada. Una plaza que todavía no conocían. Y esta vez sí, con el equipo al completo

Tras tantas visitas y el concierto del año pasado en Barcelona presentando Cruel Country contando con el contratiempo a última hora de la baja de su guitarrista Nels Cline por positivo en COVID-19, han vuelto a Catalunya para tocar en Porta Ferrada. Una plaza que todavía no conocían. Y esta vez sí, con el equipo al completo. Hubo hasta quien aplaudió que en 2022 tocaran sin Cline. El argumento era este: sin él la banda sonaba más pura, como en sus inicios. Puede que sea verdad, pero yo lo quiero siempre en mi equipo. De todos modos, la teoría que confirma si un concierto de Wilco pasa de notable a matrícula de honor, es la sonrisa y actitud del bajista John Stirratt. Es el termómetro invisible de la banda. De alguna forma, es quien la sostiene. Es el colchón sobre el que se asientan las canciones de Wilco y, si él se siente cómodo, aquello carbura.

La teoría que confirma si un concierto de Wilco pasa de notable a matrícula de honor, es la sonrisa y actitud del bajista John Stirratt. Es el termómetro invisible de la banda

Con un inicio inesperadamente eléctrico gracias a Handshake Drugs, la calma llega de inmediato con varios pases de Cruel Country, un disco que el tiempo dirá si deja o no una huella entre sus fieles. Puede que sea el gran tapado o, bien, el gran olvidado. I Am Trying to Break Your Heart  (también es el título de un documental de ruptura que definió a la banda) traza una nueva senda y en Hummingbird, con el sonido imponente de un piano, hay primicia: es la única canción en que Jeff Tweedy se despoja de su guitarra. Con Misunderstood entramos en otra fase, el anhelado equilibrio coge más sentido, y como por arte de magia aparece el término rock n' roll. Justamente, con Box Full of Letter de aquel lejano A.M. preparan los fuegos artificiales, el anticipo al momento más esperado: la ceremonia con el solo de guitarra de Nels Cline en Impossible Germany. Las dos pantallas lo enfocan a él, el público entra en trance y, mientras, Jeff le mira con una admiración total. No cobra la expectación de la prueba de la bomba atómica de Oppenheimer, pero se le acerca.

Dentro de ese mismo festival en 2010, Patti Smith gritó al cielo que la guitarra eléctrica era el arma de su generación. Los de Chicago, visto lo visto, también se agarran a ese lema

En ese instante, comienza un nuevo concierto bajo la seducción de Jesus, Etc, los coros de Heavy Metal Drummer como los hacían The Band o Big Star, y ese tiro certero que es A Shot In The Arm. A esa hora y en ese momento sienten que son la mejor banda del mundo, la maquinaría va perfecta y a pleno rendimiento. Luego cubren la parcela psicodélica y setentera, hasta dinamitar el lugar con la distorsión de Spiders (Kidsmoke). Ese el golpe de autoridad de Tweedy, la demostración de que quien corta el bacalao ahí es él. Dentro de ese mismo festival, en 2010 Patti Smith gritó al cielo que la guitarra eléctrica era el arma de su generación. Los de Chicago, visto lo visto, también se agarran a ese lema. Por cierto, ¿para cuándo el siguiente concierto de Wilco?