Es habitual que, en los festivales de cine, desfilen sus estrellas por alfombras rojas o lugares emblemáticos de la ciudad de turno. En Venecia también llegan a esos sitios en barquito o en góndola. En esta última edición del certamen italiano, hubo una imagen que eclipsó a las demás: George Clooney y Brad Pitt apareciendo impecables a su cita: sonrientes, perfectamente trajeados y con gafas de sol. Además, regalaron un bailecito en la alfombra roja que se hizo viral. Todo glamur. Tal cual ellos. Y es que el tiempo, definitivamente, no pasa por estos dos íconos (lo mismo sucedía en su día con Paul Newman y Robert Redford). De hecho, en Wolfs, la nueva película de Jon Watts (que solo se puede ver en Apple TV), especialista en cintas de superhéroes, el principal reclamo es esta dupla. Más teniendo en el recuerdo títulos tan emblemáticos en los que ya compartían pantalla, como la saga Ocean´s o Quemar después de leer de los hermanos Coen.

¿Son la misma persona?

Mucho ruido y pocas nueces, porque la verdad es que la película en sí no tiene mucho truco. Se tiene que contemplar como un buen entretenimiento de una noche de fin de semana. Pero claro, están ellos, apareciendo a lo largo de casi todo el metraje. Brad Pitt ejerce de supervisor y George Clooney de solucionador. Es más, ambos se mimetizan, hay momentos que parecen el mismo personaje. “¿Cuánto tiempo hace que trabajáis juntos? Parecéis la misma persona, hasta lleváis la misma ropa”, le suelta el personaje de Austin Abrams (estelar, incluso a ratos les eclipsa). Y de nuevo la pregunta, “¿en serio no sois socios?”. Pues no lo son, no, quieren evitarlo a toda costa. Tienen los mismos objetivos y el método (técnicas, habilidades) es similar, aunque a veces se entretengan a discutir dilucidando qué hacer para que su presa suelte todo lo que necesitan que diga.  

Mucho ruido y pocas nueces, porque la verdad es que la película en sí no tiene mucho truco. Se tiene que contemplar como un buen entretenimiento de una noche de fin de semana. Pero claro, están ellos, apareciendo a lo largo de casi todo el metraje

Se nota, se percibe, es evidente, hay química entre ellos. Pero eso quizá juegue en contra de la película, porque solo estás atento a qué dicen y a cómo actúan, ya que el guion es previsible. Sin embargo, ¿se le debe pedir algo más a una película como esta? Pues quizá no. Y puede que ellos prefieran, a estas alturas de su carrera, hacer algo así: solo tienen que comportarse como realmente son. Aquí hay humor, se tiran pullas, seducen constantemente la cámara. Es inherente a su condición humana.

Brad Pitt y George Clooney, visten igual, pero no son la misma persona

No son lobos, son amigos

Todo empieza en un hotel de lujo de la ciudad, se ve el puente de Brooklyn de fondo mientras nieva. Una postal idílica. Y es que más allá de su pareja de protagonistas, Wolfs es también una buena fotografía de Nueva York. Nocturna, eso sí. Hay pocos momentos de claridad. “La noche va a ser larga”, vaticinan los dos. 

Como otras tantas veces, la droga y quienes la manipulan para venderla, es el pulso sobre el que se sostiene Wolfs. Una excusa narrativa como otra cualquiera, y más aún si tienes a estos dos en liza. “El valor del hombre está en su palabra”, dice uno de ellos. Y sí, aquí hay mucha verborrea, con o sin valor, pero la hay. “¡No sois lobos, sois amigos!”, gritan en un momento dado los de la comuna de mafiosos croatas.

Cuán bien suena la música de Sade en cualquier película. Y más aún si salen Clooney y Pitt. La elegancia llama a la elegancia

Por último, dos detalles, a Frances McDormand no la vemos físicamente en la pantalla, pero es la voz de Pam, la chica que les habla y da instrucciones. Y no olvidar, cuán bien suena la música de Sade en cualquier película. Y más aún si salen Clooney y Pitt. La elegancia llama a la elegancia.