La muerte del editor Xavier Folch ha conmovido buena parte del mundo político e intelectual catalán. La desaparición de Folch, que tenía 83 años, supone no sólo el adiós a una figura clave en la edición en catalán, sino también de una personalidad imprescindible del antifranquismo y la reanudación cultural del país después de la muerte del dictador. Repasamos su vida a través de algunos episodios significativos.

El nacimiento en Burgos

El nacimiento de Folch el año 1938 en la ciudad castellana de Burgos refleja las contradicciones sociales y políticas de una clase social, la burguesía, que había impulsado el catalanismo, pero se había asustado ante el estallido revolucionario de 1936. De hecho, Folch era sobrino de los inquietos hermanos Eduard y Francesc Recasens Mercadé, fundadores con el también reusense Evarist Fàbregas, del Banco de Catalunya. A pesar del pedigrí catalanista de sus fundadores –Eduard Recasens había sido concejal de la Unión Federal Nacionalista Republicana y diputado de la Lliga– el Banco de Catalunya mantuvo unas buenas relaciones con José Calvo Sotelo, ministro de Primo de Rivera, que con la proclamación de la República les harían pagar: El ministro de Hacienda Indalencio Prieto, favoreciendo la banca vasca, hizo retirar los fondos gubernamentales y llevó el banco catalán a la bancarrota.

Banco de Reus, entidad embrionaria del Banco de Catalunya impulsado por los tíos de Xavier Folch

Folch nació en la capital franquista, donde su familia se había instalado después de huir vía Marsella y entrar en la llamada España nacional, después de hacer acto de adhesión al nuevo régimen. En una entrevista a L'Avenç, Folch recordaba que durante años esta particularidad biográfica lo había avergonzado y significaba esta identificación con el nuevo régimen de una clase social que quería hacer olvidar su pasado, en su padre, antiguo militante del nacionalista CADCI.

El Liceo Francés, un oasis

Folch también recordaba enfrentamientos con su padre a partir de una toma de conciencia precoz, influida sin duda por la decisión de sus progenitores de llevarlo al Liceo Francés, la escuela que durante el franquismo significó un oasis educativo entre las escuelas nacionales y las religiosas. Allí habían ido a parar profesores de la Universidad Autónoma Republicana y maestros formados en la pedagogía catalana de antes de la Guerra Civil. Nombres como Pere Ribera, Carme Pleyán o Amàlia Tineo son claves en su formación y le permiten entrar en contacto con grandes nombres de la literatura como Salvador Espriu o Joan Vinyoli.

Fotografía del estudiante Xavier Folch/Arxiu de la Universitat de Barcelona

La politización universitaria

Licenciado en Económicas, en la Universidad de Barcelona conoció uno de sus referentes intelectuales y políticos, el profesor Manuel Sacristán, uno de los principales pensadores del marxismo en Catalunya y uno de los maestros de Folch. También conoció a otra persona que lo marcaría, a Alfonso Carlos Comín, que estaba impulsando la fundación en Catalunya del Frente de Liberación Popular (FLP). En contacto con este, Folch funda la Nova Esquerra Universitària, de la cual se marcharía para ingresar en el Partit Socialista Unificat de Catalunya. El PSUC, el gran partido del antifranquismo en Catalunya, se encuentra en una encrucijada en la que se deja atrás el estalinismo y se abre a nuevos sectores sociales, especialmente en el mundo universitario. Acaban de vivirse los hechos de Hungría de 1956 y en Italia el PCI también estaba haciendo su propia evolución. "Roselló", nombre de guerra de Folch, se convierte enseguida en una pieza clave en su aparato cultural, dirigiendo Universidad y, especialmente, Nous Horitzons.

Presidencia de la reunión fundacional del  Sindicat Democràtic d'Estudiants, conocida como la Caputxinada.

La Caputxinada, la puerta inesperada hacia el mundo de la edición

Profesor de Teoría Económica en la Facultad de Económicas, y de Economía Urbana en la Escola d'Arquitectura de la UB, participó como profesor en la mítica fundación del SSindicat Democràtic d'Estudiants en el convento de los Caputxins de Sarrià. La participación en aquel acto de desafío al régimen por parte de los sectores universitarios, docentes e intelectuales, le comporta una multa de 55.000 pesetas –una buena morterada–, la suspensión de sueldo y trabajo, el expediente y, finalmente, la expulsión de la universidad junto con 69 profesores más. Aquel revés inesperado, sin embargo, le abre la puerta, gracias a Sacristán, al mundo de la edición. El año 1967 empezaba la aventura editorial como director literario de Ariel, fundada en 1941 por Alexandre Argullós y Josep M. Calsamiglia. Folch impulsará colecciones como Ariel Quinzenal, de libros de bolsillo de temática histórica, política, social y económica, o Cinco d'oros, de poesía, donde edita autores como Joan Brossa, Joan Oliver, Raimon o Vinyoli. Después de orientar a la izquierda Ariel, con la complicidad de los historiadores Josep Fontana o Josep Termes, Folch fundó Crítica.

Figura clave del antifranquismo

En paralelo a su tarea editorial, indisociable a su compromiso progresista, catalanista y antifranquista, Folch fue tomando cada vez más responsabilidades dentro de un partido que se iba convirtiendo en hegemónico en la oposición al régimen, al que se atrevía a desafiar más abiertamente. De esta manera, Folch participa en la Mesa Redonda, surgida de la Caputxinada, y es clave en la creación de la Assemblea Permanent d'Intel·lectuals, después del Encierro de Intelectuales de Montserrat contra el conocido como proceso de Burgos, seguido contra los miembros de ETA que habían muerto el comisario de la Brigada Político-Social Melitón Manzanas.

Reunión de la Asamblea de Catalunya, con la presencia, entre otros, de Xavier Folch, al lado de Jordi Carbonell y Josep Benet.

La foto de Cruyff para los detenidos de Santa Maria Mitjancera

Como miembro fundador de laAssemblea de Catalunya y uno de sus principales dirigentes en el combate intelectual, Folch fue uno de los detenidos en la famosa caída de los 113, el 28 de octubre de 1973 en la iglesia de Santa Maria Mitjançera. Aquel mismo día debutaba en el Camp Nou un jugador holandés llamado a hacer historia en el Barça. Folch tenía entradas para estar en directo en el primer partido de Johan Cruyff con la camiseta del FC Barcelona, contra el Granada. Un 4-0 que tendría que seguir desde Via Laietana, donde fueron enviados todos los detenidos, y donde recibiría uno de los tesoros que el culé Folch guardaría toda la vida: una fotografía dedicada por el futbolista holandés, un tipo demócrata que con aquel gesto quiso mostrar su simpatía por los presos políticos. Después de tres meses encarcelado, Folch sería liberado, convirtiéndose en uno de los 462 catalanes más controlados por la policía franquista.

Autógrafo que Johan Cruyff dedicó a Folch el día de su detención

Diputado del PSUC

Con las militancias indisociables en la cultura y la política, que lo había llevado a participar en la gestación y organización del Congreso de Cultura Catalana –del cual fue miembro del Comité Ejecutivo–, Folch fue escogido diputado del PSUC en el primer Parlamento de Catalunya, donde ocupó el cargo de presidente de la influyente Comisión de Cultura y participó en la redacción de la primera Ley de Normalización Lingüística. Después de aquella primera etapa parlamentaria, el 1984 Folch abandonó el PSUC. Del año 1984 al 1986 será nombrado miembro del Consejo Asesor de Cultura de la Generalitat de Catalunya, durante el mandato del conseller Joan Rigol.

Empúries, el gran legado editorial de Folch

Al final de su etapa política, Folch fundó la Editorial Empúries con el editor Enric Folch, el empresario y propietario de Nenuco, Miquel Horta, el cineasta Pere Portabella y la incorporación posterior del pintor Antoni Tàpies. Aquella nueva editorial se presentó el 4 de abril de 1984 en un acto solemne en el Palau de la Generalitat, con la presidencia del presidente Jordi Pujol y el alcalde Pasqual Maragall. Josep Benet pronunció un discurso ante los asistentes a un acto que daba la bienvenida a aquella "bella y atrevida aventura", un editorial europea, que se reflejava en la francesa Gallimard y la italiana Einaudi. El nombre no era inofensivo, sino que hacía referencia a la entrada de la civilización griega y latina en Catalunya.

La editorial, que se convirtió en una referencia en los años ochenta y noventa, publicó todo tipo de género, como narrativa y ensayo, pero mantuvo la flaca por poesía que Folch ya había demostrado tanto en Ariel como en Crítica, publicando a Joan Vinyoli, Vicent Andrés Estellés, Narcís Comadira o Miquel Martí i Pol. Folch fue el responsable de la edición de la Carrer Marsala de Miquel Bauçà i de AlfaBet de Josep Palàcios, de varias obras de Biel Mesquida y el primer editor de Enric Casasses. Empúries también marcó época, editando los primeros textos de Josep Maria Fonalleras, Toni Sala, Vicenç Pagès Jordà, Màrius Serra, Jordi Puntí, Jaume Subirana o Núria Perpinyà. Además, Empúries publicó auténticos best-sellers como El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder, la saga de Harry Potter, de J.K. Rowling, y El código Da Vinci, de Dan Brown.

El camino hacia el soberanismo de izquierdas

Folch, que dirigiría Empúries hasta 1996, cuando se integró en el Grup 62 del cual fue director editorial, fue coordinador de Ciutadans pel Canvi, la plataforma de apoyo a la candidatura Pasqual Maragall a las elecciones del año 2000. Cuatro años después, con la llegada del exalcalde de Barcelona al Palau de la Generalitat, Folch, que había sido un tenaz impulsor de la unidad de las izquierdas catalanas y había acogido en su casa el último encuentro de negociadores del Tripartito, sería nombrado director del Institut Ramon Llull. Folch sería al frente de esta institución hasta su dimisión el año 2006, después de conseguir que la literatura catalana fuera invitada de honor en la Feria de Frankfurt de 2007, a raíz de varios encontronazos con la titular de Cultura, Caterina Mieras.

Políticamente, Folch simbolizó el paso de una generación vinculada al antifranquismo de izquierdas catalanista hacía al soberanismo progresista. Con su amigo Pasqual Maragall asistió discretamente a la manifestación "Somos una nación y decimos basta. Tenemos derecho a decidir sobre nuestras infraestructuras" por la Plataforma pel Dret a Decidir con el apoyo de CiU, ERC, ICV, EUiA y CUP.

El editor Xavier Folch al acto en apoyo del referéndum, el año 2017/Sergi Alcàzar

En octubre de 2010, en la entrevista de L'Avenç a la que nos hemos referido varias veces, Folch –que el año 2003 fue galardonado con la Creu de Sant Jordi-, afirmaba "ha llegado un momento en que yo me he cansado. Y la conclusión a la que llegas es que España no nos conviene. Habríamos podido estar dentro de España con un tratamiento de igual a igual, con respeto, pero si no, ¿qué hacemos? Llegas a la misma conclusión a que llegaba Lluís Llach en el último L'Avenç: que la autonomía ha tocado techo. En la autonomía y el federalismo, para que sean viables, tiene que haber buen entendimiento por los dos lados. Pero si el entendimiento es desastroso... A mí me dejaron sin cuartos. Sólo queda una vía por explorar: la independencia". De esta manera, en junio de 2017 participó en un acto de apoyo al referéndum del 1 de Octubre, encabezado por su admirado Pep Guardiola.