Pasarán los años, y Yung Beef seguirá marcando los tempos de la historia musical de Barcelona. Lejos quedan aquellos días en qué puso la plaza del MACBA y el Raval en el mapa como el nuevo hub musical de la ciudad. Vale, seguro que él nunca dijo "hub musical", pero hablamos de una Barcelona efervescente a los inicios de los años 2010, sin saber que estaba a punto de vivir el seísmo sonoro de PXXR GVNG, también conocidos como Kefta Boys, Los Santos o, simplemente, Los Pobres. Ahora, casi quince años después, el eco de la tormenta que despertó todavía resuena, como se ha podido ver esta noche de viernes en un Sant Jordi Club que ha temblado a su paso.
Casi quince años después, el eco de la tormenta que despertó todavía resuena, como se ha podido ver esta noche de viernes en un Sant Jordi Club que ha temblado a su paso
Nacido en Granada como Fernando Gálvez Gómez, llegó a Barcelona el 2013 con una filosofía clara, como dijo al programa de radio Show Bizness aquel año: "Dos millones de guiris en Barcelona, dos millones de oportunidades". Y las aprovechó todas. Experimental, descarado y con una hemeroteca musical infinita, Yung Beef no se subió nunca a ninguna ola. Él las creaba. Rey del trap y padrino del underground, ofreció algunos de los conciertos más memorables que ha vivido la ciudad. Desde las jaulas convertidas en escenario hasta la histórica inauguración del Primavera Sound 2018 con un concierto profundamente punk, donde incitaba al público a colarse en el recinto mientras Bad Gyal proclamaba que el trap era "Hakim con un kilo de cocaína". Y qué decir de sus shows en solitario o las multitudinarias actuaciones con la su clica en Bolsillos Llenos. Si hay una cosa que sabe hacer Yung Beef es sorprender.
Los más de 4.000 asistentes han vivido una experiencia casi religiosa. Una ópera pop a ritmo de trap con referencias bíblicas
Lo que en su momento se anunció con un falso predicador en Callao (Madrid) como El Día de la Bestia prometía ser uno de los conciertos más espectaculares de su carrera. Con un público que iba desde las generaciones más jóvenes hasta los veteranos ya pasando de la treintena (plumíferos incluidos), los más de 4.000 asistentes han vivido una experiencia casi religiosa. Una ópera pop a ritmo de trap con referencias bíblicas anticipadas ya en la estética de A.D.R.O.M.I.C.F.M.S 2 y La Última Cena. Ha sido la producción más ambiciosa de su trayectoria, con invitados, bailarines, moda y un desfile de hits incansables.
En cinco actos y con más de 35 temas, Yung Beef ha subido al escenario con una propuesta más elegante, autoconsciente y grandilocuente como nunca. La noche se ha abierto con el grito al unísono de ¿Quién se ha follao' a ti bitch? YUNG BEEF. Quizás no es el clamor generacional más refinado, pero, al fin y al cabo, es un clamor generacional. En el escenario, demonios con prótesis faciales vapeando y un Yung Beef que parecía un buitre. Era un descenso al averno con clásicos como Metallica o Inferno, y bailarinas que parecían extraídas de una versión anime de La piel que habito. "En el club con mis demonios nunca dormimos".
Yung Beef ha subido al escenario con una propuesta más elegante, autoconsciente y grandilocuente como nunca
Las pantallas mostraban los pecados capitales mientras avanzaban los actos. Ha aparecido una mesa que evocaba la última cena o, quizás, El Triángulo de la Tristeza. Con la avaricia, cochecitos de bebé conducidos por modelos. La energía del público ha sido intensa toda la noche, pero ha estallado con las canciones de La Mafia del Amor. Los temas más reguetón han resistido el paso del tiempo y, a pesar de la ausencia de Kaydy Cain, Tropical y Xapiadora se ha demostrado que hablaban con el futuro cuando nacieron. Desde el riguroso presente, Yung Beef ha triunfado con RIFLE BISEXUAL mientras Mushkaa observaba desde la grada. Y sin Kaydy, Si Mañana Me Muero ha hecho bailar mambo a toda la pista.
Yung Beef confirma aquello que algunos sospechaban, pero que todos los presentes ya sabíamos: cuando el padrino del underground se pone serio, es el más grande del panorama urbano de nuestro país
El penúltimo acto ha terminado con la dicotomía de Nike Tiburón y Cigala de PXXR GVNG, un tema de 2015 que evocaba el retorno de los "mejores". Finalmente, la noche ha acabado en su punto álgido, con el himno de toda una generación: Ready Pa Morir. Esta canción, atemporal y llena de dolor, ha resonado como un cántico en la catedral de sus adeptos. "Estoy cayendo pa arriba" es una barra capaz de emocionar desde tu amigo más gangsta hasta Los Planetas (que versionaron el tema), pasando por la chica de la zona alta que apareció por error en un vídeo suyo en el 2015. Después del Día de la Bestia, Yung Beef confirma aquello que algunos sospechaban, pero que todos los presentes ya sabíamos: cuando el padrino del underground se pone serio, es el más grande del panorama urbano de nuestro país.