Durante una noche, el mundo se ha olvidado de la guerra de Ucrania y la atención ha viajado desde Kyiv a Los Ángeles, donde la pasada madrugada se han celebrado los premios Óscar. Esta edición será recordada con uno de los momentos más desagradables de la historia de los premios, con Will Smith subiendo al escenario para propinar un bofetón a uno de los presentadores de la ceremonia, Chris Rock, por una broma del humorista sobre la alopecia que sufre la actriz y mujer de Smith, Jada Pinket. Con todo, el conflicto provocado por la invasión rusa de Ucrania ha tenido un papel muy reducido en la gran fiesta anual del cine. Concretamente, se ha pedido un minuto de silencio por las víctimas de la guerra, la presentadora Amy Shumer ha hecho un llamamiento a la paz, y algunos de los ganadores han tenido un recuerdo para todos aquellos que han sufrido el conflicto. Francis Ford Coppola también gritó a uno "Viva Ucrania" en su momento de gloria por los 50 años de El Padrino.
Ni siquiera la actriz norteamericana, pero de origen ucraniano, Mila Kunis ha dedicado unos instantes de su intervención presentando una actuación musical a hablar de la situación de su país. Resulta dificil de entender, ya que Kunis y su pareja, el actor Ashton Kutcher, han estado en contacto constante con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, y han iniciado una campaña por recaudar fondos, destinados a ayuda humanitaria a Ucrania. Todo contrasta con la petición que hacía el actor Sean Penn, ganador de dos premios Óscar durante su carrera. Él había ido pidiendo reiteradamente durante la semana que Zelenski interviniera durante la entrega de los premios y amenazaba fundir sus dos estatuillas doradas si no lo hacían. Está por ver si hará frente a su promesa.
Penn, muy comprometido
Penn ha estado muy comprometido con Ucrania desde el comienzo del conflicto. De hecho, se llegó a desplazar para rodar un documental sobre la guerra y ha podido hablar con el presidente Zelenski. Por eso, había preguntado en una entrevista en la CNN que se hablara abiertamente sobre la situación y animó a los espectadores y compañeros de profesión a boicotearla si eso no pasaba, ante los rumores de un posible veto de la Academia del Cine para ahorrarse problemas políticos. Fue en este contexto, cuando adelantó que si Zelenski no aparecía, "yo mismo fundiré mis estatuillas en público", en señal de protesta. "No hay nada más grande que este premio pueda hacer que darle a Zelenski la oportunidad de hablar delante de todos nosotros". El presidente ucraniano ha intervenido por videollamada en diferentes parlamentos de todo el mundo, también en el Congreso de los Estados Unidos.
Yendo más allá, el popular actor se mostraba muy contundente contra aquellos que habían decidido que Zelenski no participara de la gala: "Tengo entendido que se ha tomado la decisión de no hacerlo. No soy yo quien puede decidir si Zelenski hubiera querido o no... Si la Academia ha decidido no escuchar a quién están recibiendo balas y bombas, creo que quien ha participado en esta decisión formará parte del momento más obsceno de toda la historia de Hollywood", había sentenciado. Ahora, Sean Penn tiene la oportunidad de cumplir su promesa.