Se tenía que llamar Celeste, como la novia del Elefante Babar, el personaje de cuentos infantiles. Pero acabó siendo Zeleste, muy probablemente la sala de música en vivo más icónica que ha habido nunca en Barcelona. Este 2023 se celebra el 50 aniversario de su apertura en la calle de la Plateria (actualmente calle Argenteria), tal como nos recuerdan diversos de los conciertos programados estos días en el Festival Masimas. El cambio de la C por la Z fue cosa del hijo de Sílvia Gubern. Víctor Jou, propietario del local, encargó el logo de la sala a la artista y diseñadora barcelonesa. Y esta pidió a su retorño de 5 años que escribiera el nombre de la sala, para, a partir del garabato, redefinir el anagrama. El pequeño dibujó Zeleste.
El Marquee barcelonés
Víctor Jou no era artista, de hecho trabajaba como perito industrial en el Colegio de Arquitectos de Barcelona, pero era uno de los mayores conocedores de música jazz en Barcelona. Figura inquieta, también era uno de los habitantes de aquella increíble experiencia comunal que fue la Casa Fullà. Una aventura excepcional en tiempo de dictadura, escondite de figuras fundamentales de nuestra contracultura como Joan Brossa, Gabriel Ferrater, Pau Malvido (alias de Pau Maragall), Ana Briongos o Marta Pessarrodona, entre muchos otros. Allí vivió hasta la llegada de la pandemia.
Famélico de vivencias alternativas, el 1969 Jou viajó a Londres. En la capital inglesa quedó fascinado por las primeras muestras de rock progresivo, aquella vertiente rock que flirteaba con las virtuosas formas libres del jazz. Uno de los ejes de aquella escena era la sala Marquee. Jou regresó a Barcelona con la intención de dar réplica en la capital catalana al legendario local del Soho londinense. Idea que acabó de tomar forma después de asistir al Primer Festival de la Música Progresiva organizado en 1970 por Oriol Regara, propietario de la discoteca Bocaccio, centro de operaciones de la Gauche Divine.
La sala de la Ona Laietana
Nacido en la Plaza Real, Víctor Jou escogió un local del mismo barrio de la Ribera para abrir su sala de conciertos. El Zeleste se ubicaría en el número 65 de la calle de la Plateria (actualmente Argenteria), junto a la Basílica de Santa Maria del Mar. Lo primero que sorprendía al entrar en la Zeleste original, era la cortina de color escarlata que daba acceso a un interior que, a pesar de estar hecho a partir de muebles de viejo comprados en el mercado de los Encants, cautivaba por su concepción vanguardista del espacio. Aquel interiorismo, antesala de la Barcelona del diseño, fue obra del arquitecto Santiago Roqueta, el ilustrador Àngel Jové y la misma responsable del logotipo del local, Sílvia Gubern.
Después de dos años de espera para conseguir legalizar todos los permisos, la sala Zeleste abrió las puertas el 10 de mayo de 1973. Al día siguiente acogió su primer concierto. Los protagonistas fueron Slo Blo, grupo efímero pero de importancia capital, porque de su disolución surgirían formaciones como Secta Sónica, la Orquesta Mirasol y Gato Pérez, nombres referenciales de la Ona Laietana: etiqueta ideada por el mismo Gato, para describir un sonido altamente nuestro, confluencia de estilos como el rock, el jazz, la salsa y la rumba. Aquella generación de artistas, lista donde, más allá de los ya citados, encontramos propuestas como las de la Companyia Elèctrica Dharma, Ia & Batiste, Iceberg, Música Urbana, Oriol Tranvía, Orquestra Plateria, Pau Riba, Secta Sónica, Sisa... hizo de la Zeleste de Plateria su escaparate y amplificador. En aquellos años, cualquier noche podía salir el sol en la sala Zeleste.
De la Plateria a Almogàvers
Epicentro de la contracultura barcelonesa de los setenta, Zeleste, que además de los layetanos acogió noches memorables de flamenco y jazz perpetradas por grandes nombres de la escena internacional: Bill Evans, Stan Getz, Gerry Mulligan, Art Blakey... fue multiplicando su radio de acción, Primero fue la creación de un sello discográfico que dio mecenazgo fonográfico a muchos de aquellos grupos layetanos. Con este, la apertura de la Escuela de Música del barrio de la Ribera (la Escuela Zeleste), centro alternativo precursor de las posteriores Aula de Música o Tallers de Músics, además de participar de la organización de la primera edición del festival Canet Rock. Siempre incombustible, Víctor Jou también fue uno de los impulsores del Mercat de Música Viva de Vic, que dirigió entre 1989 y 1992.
Las cosas cambian. La sala Zeleste también. Con la llegada de los años ochenta, el local remodeló su icónico diseño, apostando por una estética más minimalista, y dio una nueva orientación a su programación, dando cabida a propuestas más orientadas al pop y el punk del momento. Los viejos 'peludos', dejaron de ir, pero llegó toda una nueva generación de amantes de la música que hicieron pequeñas las 300 plazas del local. Fue así como en julio de 1986 Jou decidió abrir un nuevo Zeleste en el barrio del Poblenou. La nueva sala se ubicaría en una nave industrial de la calle Almogàvers con capacidad para 3.000 personas que antiguamente ocupaban dos fábricas de alfombras. Aquellos 4.000 metros cuadrados vivirían, de Paul McCartney a los Ramones, algunos de los conciertos más memorables en la historia de la música en vivo barcelonesa. Así fue hasta el año 2000, cuando problemas económicos obligaron a Víctor Jou, que murió este pasado mes de abril de 2023 a 84 años, a cerrar la Zeleste. Pocos meses después, en el mismo espacio abriría la sala Razzmatazz, pero esperaremos al 2050 para explicar su historia.