Uno de los principales motivos por los que París logró hacerse con los Juegos Olímpicos de 2024 fue por la celebración del centenario de París 1924, un acontecimiento histórico que marcó un antes y un después en el devenir de los siguientes JJOO. La capital francesa, de hecho, ya había sido la sede de los Juegos del 1900, un acontecimiento que resultó ser un fracaso, lo que llevó a Pierre de Coubertin, padre de los Juegos Olímpicos modernos, a insistir a que París pudiera resarcirse siendo de nuevo la anfitriona. La ciudad francesa se impuso a candidatas como Barcelona, Ámsterdam o Roma, aunque la carta que jugó Coubertain fue la opción de llevarse los JJOO a los Estados Unidos, a Los Ángeles, lo que terminó con París como elegida.
El otro motivo clave fue el periodo histórico. Europa acababa de sufrir la I Guerra Mundial, un conflicto bélico sin precedentes que había abierto muchas heridas, además de una crisis económica global que no empezaría a superarse hasta 1925. La primera consecuencia fue que los atletas alemanes quedaron excluidos de los Juegos, por el recuerdo todavía en carne viva de la Gran Guerra, aunque a cambio se aumentó el número de países participantes, un total de 44 naciones, entre las que destacó Irlanda, que por primera vez pudo participar independizada de Gran Bretaña. París 1924 fueron los primeros Juegos Olímpicos denominados como de verano, ya que se distinguieron de los de invierno, que se celebraron ese mismo año en Chamonix. Además, también fueron los primeros en los que se creó una especie de Villa Olímpica, solo con presencia masculina, mientras que las atletas se alojaron más lejos, según la versión oficial "para evitar tentaciones".
El aullido de Tarzán
A pesar de que Estados Unidos fue la delegación con más medallas, la gran protagonista fue Finlandia, ya que tuvo a los 2 atletas estrella de los Juegos Olímpicos, Paavo Nurmi y Ville Ritola. El primero sumó 5 medallas, todas de oro, mientras que el segundo acumuló 4 medallas de oro y 2 de plata.
El otro gran nombre fue el nadador y waterpolista Johnny Wiessmuller, ganador de 3 medallas de oro y 1 de bronce, a las que añadió 2 de oro en Ámsterdam 1928. Cuatro años después, Wiessmuller cambió las piscinas por el cine y se convirtió en toda una leyenda del séptimo arte al interpretar a Tarzán en la película Tarzán de los monos de Woody Strong Van Dyke. El éxito fue tal, que Wiessmuller participaría en un total de 13 películas de Tarzán, a lo que se añadiría una serie.
La inspiración de 'Carros de Fuego'
Los Juegos Olímpicos de París 2024 también quedaron inmortalizados en el mundo del cine gracias a la histórica película Carros de Fuego, ganadora de 4 Óscars, incluido el de mejor película. El film relata la historia real de Eric Liddell y Harold Abrahams, dos atletas británicos que participaron en los JJOO de París. Liddell era muy religioso, hasta el punto de que se negó a correr en la final de los 100 metros lisos, en la que era favorito, por el hecho de que se disputaba un domingo, el día del señor. La prensa le tildó de "traidor a la patria", a lo que destacaron que era escocés, aunque el velocista les hizo cambiar de opinión al llevarse el oro en los 400 y el bronce en los 200.
La religión también marcó la carrera del otro protagonista, Harorld Abrahams, ya que vivió estigmatizado por ser judío en una sociedad británica marcada por los prejuicios a comienzos del siglo XX. Hasta 1923, Abrahams era un atleta del montón que había pasado desapercibido en los JJOO de Amberes 1920. Fue entonces cuando decidió contratar al entrenador Sam Mussabini, que con un método estricto hizo de Abrahams un excelente velocista que logró el histórico oro de los 100 metros lisos y la plata en 4x100. Un año después, Abrahams tuvo que dejar el atletismo, por un grave fractura mientras practicaba salto de altura, mientras que Mussabini moriría en 1927, a los 59 años de edad, por una dolencia provocada por la diabetis que sufría.