La crisis entre la Federación Española de Fútbol y la selección femenina es total, y ya es pública. Si hace semanas se filtró que algunas futbolistas habían pedido que se considerara la continuidad del seleccionador Jorge Vilda ahora un buen núcleo del equipo, concretamente 15 jugadoras, han pasado a la acción y han renunciado a estar en futuras convocatorias por la negativa de Luis Rubiales, presidente de la RFEF, a cesar al seleccionador.
Seis jugadoras del Barça renuncian a la selección española
Durante este jueves, cada una de estas jugadoras mandaron correos electrónicos a la Federación para lamentar que "la actual situación generada les afecta de forma importante en su 'estado emocional y en su salud y que, mientras no se revierta, renuncian a la selección nacional de España", explica el comunicado que publicó la Federación en respuesta al anuncio. Una respuesta oficial que fue muy dura con las futbolistas, y el texto reza que "la RFEF no va a permitir que las jugadoras cuestionen la continuidad del seleccionador nacional y de su cuerpo técnico, pues tomar esas decisiones no entra dentro de sus competencias".
En este grupo de 15 futbolistas no se encuentra Alexia Putellas, lesionada de gravedad pero que ha optado por no posicionarse tan tajantemente, pero sí que hay seis jugadoras del Barça: la portera Sandra Paños, la defensa Mapi León, las centrocampistas Aitana Bonmatí i Patri Guijarro y las delanteras Mariona Caldentey y Claudia Pina. También hay dos futbolistas que eran blaugrana hasta este mismo verano, Andrea Pereira, que juega en el América de Mexico y Leila Ouahabi, ahora en el Manchester City, que también tiene a Laia Aleixandri en sus filas, otra de la que ha renunciado.
La Federación recuerda las consecuencias de renunciar a la selección
También en Manchester, pero en el United, juegan Lucía García y Ona Batlle. Volviendo a España, también hay dos jugadoras de la Real Sociedad (Nerea Eizagirre y Amaiur Sarriegi), y dos jugadoras del Atlético de Madrid (Lola Gallardo y Ainhoa Vicente). El contraataque de la Federación ha sido mediante un comunicado amenazante, donde incide que "no va a admitir ningún tipo de presión por parte de ninguna jugadora a la hora de adoptar medidas de ámbito deportivo" y que "este tipo de maniobras se encuentran alejadas de la ejemplaridad y fuera de los valores del fútbol y del deporte y son nocivas".
Además, el hecho de renunciar a la llamada de la selección es calificado "como una infracción muy grave y puede acarrear sanciones de entre dos y cinco años de inhabilitación", recuerda el organismo. Dentro del grupo de futbolistas hay una mezcla de jugadoras veteranas, algunas que todavía tienen unos cuantos años por delante y también jugadoras jóvenes que deben ser parte clave de la selección de la próxima década, e incluso ellas han decidido dar un paso que puede comprometer toda su carrera.
Nadie cede en la guerra abierta entre Federación y futbolistas
La RFEF, de momento, se muestra inflexible, y lamenta que "este hecho ha pasado a ser de una cuestión deportiva a una cuestión de dignidad. La selección es innegociable. Es una situación sin precedentes en la historia del fútbol, tanto masculino como femenino, en el ámbito español y mundial". Además, quieren poner en valor el futuro de la selección, que según el comunicado, está en el potencial de las categorías inferiores y de jugadoras que este mismo verano se han proclamado campeonas del mundo sub-20 y campeonas de Europa sub-19, además de obtener el subcampeonato de Europa sub-17 juvenil", recuerda.
Concluye la RFEF esgrimiendo que "la selección necesita jugadoras comprometidas con el proyecto, con la defensa de nuestros colores y orgullosas de vestir la camiseta de España. Las futbolistas que han presentado su renuncia únicamente regresarán en un futuro a la disciplina de la selección si asumen su error y piden perdón". La guerra está servida, y nadie parece dispuesto a ceder.