El Barça de Hansi Flick es un espejismo de aquel conjunto que enamoró durante los tres primeros meses de competición. Después del mes de octubre, todo el mundo esperaba una temporada triunfal del conjunto blaugrana. Las sensaciones eran inmejorables, sumando triunfos de entidad contra rivales como el Real Madrid (0-4) o el Bayern de Múnic (4-1). De hecho, llegó a tener 11 puntos de ventaja con respecto al segundo clasificado en la Liga. Una distancia que, después del pobre 5 de 18 puntos que ha firmado en los últimos seis partidos, ya no existe. ¿Pero qué ha cambiado al Barça para ver dos equipos tan diferentes en tan poco tiempo?
Caída física: el Barça no ha aguantado el trepidante ritmo inicial
El primero que hay que destacar es que el Barça ha perdido mucha frescura física. A principio de temporada, los hombres de Flick volaban, tanto ofensiva como defensivamente. La presión que hacía el equipo era impresionante, durante los 90 minutos. Pocos equipos eran capaces de sobrevivir a la concentración que exigía el conjunto culé durante la totalidad de los enfrontamientos. Ahora, sin embargo, ya no se ve aquel equipo intimidando en la recuperación. Y por ende, los ataques son siempre más lentos.
El Barça se queda corto de fondo armario, con poca incidencia de jugadores del banquillo
Ligado con el primer punto, hay que destacar que el Barça ha hecho corto en cuanto a fondo de armario. Aunque ha recuperado jugadores importantes como Frenkie de Jong o Gavi, la realidad es que siempre que Hansi Flick ha optado por rotar el marcado once titular, la jugada no ha salido bien. Hay mucha diferencia entre los titulares y los suplentes. Eso ha hecho que el técnico alemán haya tenido que sobrecargar de minutos jugadores como Lamine Yamal, Lewandowski, Casadó o Iñigo Martínez, que han bajado el nivel, de forma inevitable.
Relajación en partidos que tendrían que ser sencillos
Por otra parte, el Barça tampoco ha encarado a algunos partidos con el nivel de activación necesario para ganar ligas. La prueba más evidente de eso es el último partido contra el Leganés, en el cual encajó un gol cuando no habían transcurrido ni siquiera cinco minutos de partido. Contra el Betis, sucede el contrario: una vez consigues remontar el partido, te dejas empatar al tiempo de descuento. Todo sin contar algunos errores individuales imperdonables.
La delantera pierde la pólvora y los registros goleadores bajan
El Barça del inicio de temporada era un verdadero vendaval ofensivo. Los cuatro jugadores de ataque (Lamine Yamal, Dani Olmo, Raphinha y Lewandowski) se habían convertido en la mejor delantera de Europa. Sus números asustaban, tanto de efectividad como de generación de ocasiones. Ahora, sin embargo, ambos factores han bajado: ni el Barça genera tanto, ni los atacantes están transformando las ocasiones que tienen. Contra el Leganés, hubo una infinidad de oportunidades para superar Dmitrovic, pero ningún jugador estuvo acertado.
Rivales más preparados a la idea de Flick
Por último, de forma inevitable, los rivales se han adaptado a la innovadora idea de Hansi Flick. Es obvio, cuando un equipo muestra una imagen tan superior como hizo el Barça a principio de curso, sus competidores idearán un plan específico para competir contra ellos. Equipos como la Real Sociedad, el Leganés o la Las Palmas encontraron la fórmula: defensa muy replegada y fortaleza para salir al contragolpe. Con pocos espacios, el ataque barcelonés se ha encallado y los registros goleadores han caído de forma estrepitosa.