Una de las noticias más polémicas y comentadas de la semana pasada fue la destitución de Julian Nagelsmann. Contra todo pronóstico, el Bayern de Múnich decidió echarlo, pese a estar en cuartos de final de la Champions League y de la DFB Pokal, y ser segundos en la Bundesliga a tan solo un punto del Borussia Dortmund. Apostaron por Thomas Tuchel como sustituto, y en los días posteriores se han ido conociendo más detalles sobre esta decisión.
Porque la directiva evidentemente alegó motivos personales para cargarse al ex del RB Leipzig o del TSG Hoffenheim. Y es que, según han informado en Alemania, no tenía buena relación con seis jugadores de la plantilla, que se revelaron en su contra. Comenzando por el capitán, Manuel Neuer, y por el guardameta suplente, Sven Ulreich, que no aceptaron el despido del entrenador de porteros, y dejaron de hablar al entrenador.
Asimismo, Serge Gnabry y Leroy Sané tampoco estaban contentos con él, en su caso, por la poca continuidad que estaban teniendo. Ambos deberían de ser titulares habituales, pero el cambio de esquema que implantó ha provocado que tengan que conformarse con ser suplentes habituales, y jugar tan solo como revulsivos o en partidos intrascendentes. Por ello, habían empezado a plantearse un cambio de aires si no había un cambio en el banquillo.
Jamal Musiala es otro de los detractores que tenía Nagelsmann. Y la gran estrella que ahora mismo tienen en el Allianz Arena es uno de los nombres que más preocupaban a la directiva bávara, pues no querían ver como nuevamente su futbolista franquicia se marchaba por la mala relación con el cuerpo técnico, tal y como ocurrió el pasado verano con Robert Lewandowski. Con la llegada de Tuchel, esperan que esto quede en el olvido.
El Real Madrid, el Chelsea, el Manchester City o el Paris Saint-Germain ya habían comenzado a seguir de cerca la situación del prometedor atacante nacido en el año 2003.
Joao Cancelo, traición a Nagelsmann
Ya por último, el sexto y definitivo enemigo de Nagelsmann en el Bayern es Joao Cancelo. Pese a que fue el propio entrenador quien solicitó la llegada del lateral portugués en enero, no dudó en traicionarle, debido a que estaba teniendo mucha menos participación de lo que esperaba.
Hasta el punto de plantarse ante la directiva, y amenazar con buscar un nuevo desafío en verano. Jorge Mendes, su agente, había notificado de esto al Barça.