Instalado en el debate sobre si es el mejor mediocampista que ha defendido nunca la camiseta del Barça, Andrés Iniesta es sin ningún tipo de duda uno de los futbolistas que ha generado más admiración en el mundo del fútbol. Más allá del infinito talento que ha demostrado cada vez que se vestía de corto, Iniesta ha maravillado siempre por su impresionante sencillez. En la época de los futbolistas estrafalarios y extravagantes, el de Fuentealbilla cambió las reglas del juego: humilde y trabajador, mostrando siempre una cara humana que lo catapultaron hacia una carrera llena de títulos, tanto con el club blaugrana como con la selección.
Andrés Iniesta, un artista crecido con la pelota pegada al pie
Siempre con la pelota pegada al pie, la carrera de Andrés Iniesta empezó en Fuentealbilla y se modeló en la Masia. Un niño de solo 12 años, de un carácter extremadamente tímido, aterrizó en la residencia del mejor filial del mundo atemorizado. Sin su familia al lado, sus primeras noches en Barcelona fueron un infierno. Dejarlo solo a más de 500 kilómetros de casa, fue una decisión valiente de parte de su familia, que con el paso del tiempo se ha consolidado como un éxito absoluto.
En los campos de la Masia se pudo fusionar el talento de la calle que llevaba en la sangre con la metodología del club culé. ¿El resultado? Un mediocampista único, capaz de dominar todos los aspectos del juego. Desde bien joven, llamó la atención de los técnicos del Barça. Llorenç Serra Ferrer fue el encargado de apostar por él, pero quien vislumbró su talento por primera vez fue Pep Guardiola, cuando todavía era jugador del Barça. "He visto a un futbolista que sabe interpretar mejor el fútbol que yo. Os acordaréis. Tú me retirarás a mí, Xavi. Pero este nos retirará a los dos", explicó el actual entrenador del Manchester City. El resto de la historia ya lo conocemos todos.
Guardiola creó un interior inmejorable para el mejor mediocampo de la historia
Merece la pena recordarlo. Serra Ferrer fue quien decidió apostar por él por primera vez, pero quien le dio la titularidad con regularidad fue Louis van Gaal, un entrenador que siempre dió mucho espacio a la Masia. Con el neerlandés en el banquillo, Andrés Iniesta debutó en el campo del Brujas el año 2002. Ahora bien, la aventura de Van Gaal en el Barça duró poco. Rijjkaard fue su sucesor y con un Iniesta todavía embrional, conquistó la segunda Champions de la historia del club barcelonés.
Todo eso era la antesala de la mejor etapa de la historia del Barça. Después de un año complicado, con el ocaso de Ronaldinho, el jugador que había despertado el equipo de una larga letargia, Joan Laporta decidió darle las claves de su proyecto a Pep Guardiola, el hombre que ya conocía todo el potencial de Iniesta. Y con él en el banquillo, se vio un jugador imparable. En la retina de todos los aficionados culés están sus mágicos recortes, el gol de Stamford Bridge, sus pases espectaculares… El recuerdo de su fútbol será único e inigualable. Con la camiseta blaugrana alzó cuatro Champions, nueve Ligas, siete Supercopas, seis Copas del Rey, tres Supercopas de Europa y tres Mundiales de Clubs. Unos éxitos que se suman a las dos Eurocopas y el Mundial de Sudáfrica, donde anotó el gol decisivo.
La depresión, la aventura en Japón y el Extremo Oriente
Pero en los que tenían que ser sus mejores años (del triplete del 2009 a la noche histórica de Johannesburgo), una llama dentro suyo se apagó. Justo después de la muerte de Dani Jarque, entró en un periodo de depresión que explicó años más tarde. "Cuándo estaba luchando contra la depresión, el mejor momento del día era cuando tomaba mis pastillas y me iba a dormir. Perdí las ganas de vivir. Abrazaba a mi mujer, pero era como abrazar un cojín. No sientes nada", explicó Iniesta, que fue uno de los primeros futbolistas con el valor necesario para visualizar los problemas de salud mental.
Y después de muchos años en la máxima élite, Andrés Iniesta decidió salir del Barça con única cosa clara: marcharse a un equipo donde no pudiera enfrentarse al club de sus amores. Por este motivo, su decisión fue fichar por el Vissel Kobe, donde permaneció durante cinco años, en los que se ganó también la estima de este singular país. Después de su etapa en Japón, decidió seguir jugando al fútbol en los Emiratos Árabes Unidos. Su amor por la pelota es de aquellos que no se acabará nunca. Iniesta deja el fútbol profesional, pero nunca abandonará la pelota. Ahora tocará estar atentos a cuál será su siguiente paso. "El juego continúa".