Hace unos cuantos años, cuando alguien le preguntaba a algún niño qué quería ser de mayor, estos decían que querían ser como Ronaldinho o como Michael Jordan. Son deportistas que han marcado una época, que has sido referentes para todo el mundo que ha querido dedicarse a un deporte. Para las niñas, en cambio, la situación era ligeramente diferente. El deporte femenino existía, y tanto que existía, pero no tenía la visibilización que tiene hoy día. Y eso que ahora la situación tampoco está como para lanzar cohetes.
Las niñas tenían un doble dificultad: el estigma que el deporte es cosa de hombres y la falta de referentes femeninos en los que reflejarse. Hoy en día, la situación ha cambiado bastante. El deporte femenino está en un momento de auge en España y cada vez es más habitual ver a mujeres ganando trofeos y medallas que reivindican y ponen sobre la mesa el deporte femenino.
Ahora es más fácil tener referentes femeninos en muchos deportes: en fútbol tenemos jugadoras como Alexia Putellas o Aitana Bonmatí (Barça), en baloncesto está Laia Palau (Uni Girona), en atletismo Ana Peleteiro, en natación tenemos a Mireia Belmonte, en tenis Garbiñe Muguruza... y así podríamos seguir durando todo el artículo. Son deportistas que ya no son desconocidas, que a pesar de no disfrutar del mismo reconocimiento que el deporte masculino, son referentes en sus deportes.
Esta evolución en la visibilización del deporte femenino es del todo importante para las futuras generaciones que se quieren dedicar a él. Ya tienen alguien del mismo sexo a quién imitar su peinado o sus movimientos y a quién idolatrar. Eso obviamente no significa que dejen de tomar como referentes los deportistas masculinos más top, pero como mínimo se les abre un abanico de posibilidades para creer que, si alguna chica lo ha conseguido antes, ellas también podrán.
Con este impulso, las niñas también pueden sentirse mejor con ellas mismas. Ya no se tienen que sentir como el bicho raro de la clase por querer jugar al fútbol o a baloncesto en el patio. Ahora sienten que tienen un espacio donde sentirse más seguras y donde seguir disfrutando de aquello que les gusta: el deporte.
Por lo tanto, las niñas ya pueden tener varios referentes en quién reflejarse y creer que pueden llegar a su nivel. Pero creer de verdad.