Sergio Ramos comienza a ver la luz al final del túnel. Después de una temporada nefasta en el Paris Saint-Germain, se daba por seguro que no seguiría. Incluso se especuló con la posibilidad de que Nasser Al-Khelaïfi rescindiera su contrato, aunque finalmente esta opción quedó descartada, debido a la compensación económica que deberían de haber pagado. Lo que parecía estar claro es que su papel iba a ser completamente residual.
El nuevo entrenador, Christophe Galtier, no parecía contar con él, y le habría abierto las puertas de salida. Sin embargo, todo ha cambiado debido a las complicaciones que están encontrándose para conseguir el fichaje de Milan Skriniar, del Inter de Milán. Eso ha obligado a tener que seguir confiando en el andaluz, quien ha sido titular en los dos primeros partidos oficiales que se han disputado hasta el momento. Y lo cierto es que ha mostrado un buen nivel.
Eso ha provocado que en el Parque de los Príncipes recuperen la ilusión, y vuelvan a creer que puede ser un futbolista muy útil, gracias a su experiencia y su liderazgo. Es decir, lo que se esperaba que aportara desde el primer día, después de ser presentado como un galáctico, llegando a coste cero. Muchos creían que era una operación sublime, pero la realidad es que desde el Real Madrid ya sabían perfectamente que sería un rotundo fracaso.
Por ese motivo, Florentino Pérez no quiso renovar el contrato de Ramos, que pedía un aumento de sueldo totalmente injustificado. Ya no solo por la situación económica que atraviesan todos los clubes por culpa de la pandemia, sino por el rendimiento que había tenido ese curso, pasando más tiempo lesionado que sano. Y a eso había que sumarle su avanzada edad. En resumen, en el Santiago Bernabéu tenían motivos más que de sobra para darle salida.
Aunque el presidente no fue la persona que más deseaba que Sergio hiciera las maletas. En realidad, hay otro culpable de que acabara dejando la capital de España y se uniera al proyecto del PSG.
Carlo Ancelotti consideraba a Ramos una persona tóxica para el vestuario
Efectivamente, fue Carlo Ancelotti quien traicionó a Ramos, y dejó que abandonara el Madrid sin hacer ningún esfuerzo para evitarlo. Al contrario, casi que colaboró para ello, pues creía que sería una persona tóxica para el vestuario, debido a que en un principio sería suplente.
David Alaba estaba cerrado, y obviamente el austríaco iba a ser indiscutible, ocupando el sitio del ex del Sevilla. Y sabía perfectamente que Sergio no iba a aceptar un papel secundario, así que causaría muchos problemas.
Lo mejor, y no se arrepiente, fue dejar que cambiara de aires.